Colombia no necesita autonomías populistas, ni avarientos federalismos. Requiere transparencia.

     Colombianos, les habla Luis Alberto Villamarín Pulido. Producto de atávica debacle política, administrativa, de desarrollo y seguridad, e incertidumbre socioeconómica aumentada durante administración Petro; reiterados populismo, corrupción y carencia de proyectos de Estado, enquistados en gobierno y supuesta oposición, infestan ambiente político nacional.

     Pululan componendas y desmesurado afán por expoliar regionalmente el presupuesto nacional, mediante audaces propuestas escudadas en figura constitucional de autonomías, algunas con visos previos a premeditado federalismo, promovido con argumentos elaborados desde dos regiones definidas. Tinta y saliva podrán correr a borbotones, argumentando bondades de autonomías regionales previas a federalizaciones camufladas. Todos creerán tener la razón… sin tenerla.

    Curiosamente, avarientos proyectos para manejar presupuesto nacional en las regiones, sin que signifique que atávica descomposición moral del poder central lo haga bien, ningún defensor a ultranza de trasladar dineros públicos al arbitrio de caciques regionales, presenta planes viables o compromisos claros contra cancerígena corrupción.

     A cambio, refuerzan argumentos, con trillado novelón. Elites bogotanas deciden por el resto del país sin incluir dirigentes regionales. En realidad, eso ocurrió hace varias décadas. Lo real y actual: Representantes de las corruptelas regionales asentados en altos cargos de los tres poderes en la capital colombiana, hacen y deshacen con recursos nacionales.

    Dique para contener creciente desnaturalización de ideologías, generando administración, interacción social, bien común, desarrollo armónico e integración nacional, está en partidos políticos, que infortunadamente no existen en Colombia. En contraste, hay empresas clientelistas electoreras comerciantes de votos

   Transparencia en manejo de recursos públicos, será posible cuando partidos estructurados, alejados de demagogos y populistas, articulen programas sólidos con objetivos nacionales, políticas de Estado, militancia reglamentada, cultura organizacional, identidad corporativa, democracia participativa para gobernanza, y compromiso total de sus miembros, por citar algunas cualidades.

    Seguir con actual modelo de polarizaciones, caudillos mesiánicos, círculos regionales de corruptos autodenominados líderes políticos, imitados por aspirantes dizque a salvar el país sin ningún plan estratégico, pero si manejando regionalmente dinero público, será prolongar agonía. Colombia no necesita autonomías populistas, ni avarientos federalismos.

    Requiere planificación y ejecución transparente del gasto público, orientado por un partido político con visión de país, honestidad y compromiso de militancia.

     Manos a la obra, Les habló Luis Alberto Villamarín Pulido

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