Ideologías, política y calidad de vida

Por Diego León Caicedo Muñoz

“Las ideologías no asumen al pueblo y no pueden estar por encima de la dignidad humana”, Jorge Bergoglio.

Para iniciar este escrito es bien importante entender los tres conceptos en comento: ideología es un conjunto de ideas sociales, morales, económicas y culturales que sirven como marco interpretativo y prescriptivo de los hechos políticos y sociales.

La política es el arte, doctrina o práctica referente al gobierno de los estados, promoviendo la participación ciudadana para garantizar el bien común en la sociedad y, por último, calidad de vida, que la OMS (1994), la define como la percepción del individuo sobre su posición en la vida dentro del contexto cultural y el sistema de valores en el que vive con respecto a sus metas, expectativas, normas y preocupaciones.

Esta triada tiene una relación estrecha para el desarrollo de una sociedad, y las naciones se diferencian precisamente unas de otras, por la sinergia que la misma comunidad y sus líderes les dan a estas tres concepciones. Los partidos políticos se orientan por una ideología para determinar cómo deberían funcionar las instituciones del Estado y la sociedad, algunas organizaciones siguen su ideología de manera estricta, aunque otros pueden tomar una inspiración amplia de un grupo de ideologías relacionadas, sin específicamente abrazar una idea determinada.

Usualmente, cada ideología contiene ciertas ideas de lo que considera la mejor forma de gobierno, por ejemplo, la democracia, la teocracia, etc. y el mejor sistema económico, por ejemplo, el capitalismo, el socialismo o comunismo, etc.

Históricamente las ideologías se han contextualizado en las corrientes de izquierda y derecha y a partir de estas, se modulan varios matices, desde las más extremistas y radicales, como extrema izquierda, conocida también como ultra izquierda o izquierda revolucionaria y la extrema derecha o ultraderecha. Por otro lado, las posiciones moderadas se ubican en sectores cercanos al centro político.

Hay que distinguir la ideología de las estrategias políticas, como el populismo, muy de moda en el mundo.

Juan Carlos Rodríguez, codirector del Observatorio de la democracia, explica que clasificar a los partidos de Colombia en una posición ideológica es difícil debido a que son máquinas electorales por encima de aparatos ideológicos. “En esa medida, los partidos pueden cobijar, dentro de su mismo partido, posiciones muy distintas”. No obstante, el Observatorio ha clasificado los partidos políticos en Colombia, de izquierda a derecha de la siguiente manera:

Colombia Humana y Polo Democrático, en la izquierda, En el caso de Colombia Humana, este hace parte del Foro de Sao Paulo, una organización que reúne partidos de izquierda en América Latina.

La Alianza Verde en el centro, después, en un centro disperso están: el Partido Liberal, el Partido de la U y Cambio Radical. Y en la derecha: el Partido Conservador y el Centro Democrático.

A través de la historia se ha comprobado que, con todos sus defectos y problemas, la mejor ideología como sistema de gobierno, ha sido y es, la democracia y que en el aspecto económico el capitalismo moderado ha sido y es la mejor ideología, contrario sensu, el comunismo fue un fracaso total.

Por esta razón, debemos aprender las lecciones que nos han dejado otros estados y no caer en el atavismo regresivo.

Pero y entonces, qué esperamos de la política, muy simple; menos diatriba, menos ideología y más acción, no se necesitan tratados de politología, de teorías de poder, lideres mesiánicos, discursos grandilocuentes, ni oratoria infinita, lo que los pueblos requieren es menos de lo anterior y más de lo que toda civilización amerita tener y es mejor calidad de vida.

No es comprensible que en pleno siglo XXI existan personas sin agua potable, sin educación básica, sin redes de salud pública, sin seguridad alimentaria, sin infraestructura vial y sin las condiciones mínimas para llegar a una vejez digna.

Los políticos que aceptan esta mediocridad no deben hacer parte de la vida política, menos tener el honor de liderar a la comunidad, no pueden seguir engañando a la sociedad con la mentira populista. La sociedad espera con ansiedad que el político sea un verdadero servidor público, que sepa gerenciar lo público y se sacrifique por lo colectivo, lo más nocivo para la política es la improvisación

Hoy los partidos políticos están más desprestigiados que nunca, solo se preocupan por su reproducción en el poder y el ascenso y posicionamiento de sus dirigentes. La política y la democracia colombiana funcionan, por una parte, con partidos debilitados en sus nexos con la sociedad y, por otra, con líderes exitosos que han prescindido de los partidos, una democracia de líderes sin partidos, o con partidos sin enlaces fuertes con la sociedad, (los partidos políticos colombianos y su enraizamiento en la sociedad, Javier Duque Daza)