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Para seguir con su plan de invadir a Ucrania, Rusia advierte estar lista para abandonar diplomacia

      Por Luis Alberto Villamarín Pulido

     Geopolítica de Rusia y Europa

     Durante la tercera y última sesión de conversaciones sobre seguridad en Europa del Oriental de la  primera ronda, realizada el jueves 13 de enero de 2022 esta vez en Viena (Austria), tanto los delegados del Kremlin como los funcionarios del servicio exterior estadounidense, expresaron comentarios poco optimistas, y, alejados de la solución al problema urdido por Moscú, para continuar el proyecto de reconfigurar el desarticulado imperio soviético.

     Abiertamente, los funcionarios rusos puntualizaron, que su gobierno podría abandonar los esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis de seguridad que rodea a Ucrania, situación que puso fin a una semana agitada para la diplomacia europea, que de paso, desinfló las esperanzas mundiales, de que los negociadores sucesivamente reunidos en Ginebra, Briselas y Viena, hubieran pavimentado un camino claro, para aliviar las tensiones en Europa Oriental, y evitar la casi segura invasión militar rusa a Ucrania.

      Para justificar la premeditada estrategia de negociación y calculada metodología, para que no se llegue al deseado por Moscú, ningún acuerdo, con el argumento al estilo comunista soviético de ser víctimas a pesar de ser los agresores, un alto diplomático ruso dijo a los periodistas arremolinados en el sitio de la tercera reunión, que las conversaciones con Occidente acerca de la situación de Ucrania, se acercan a un callejón sin salida”, al mismo tiempo que otro delegado de Putin,  dijo que el Kremlin que antes de decidir cómo proceder en el espinoso asunto, espera recibir la próxima semana, respuestas escritas a sus demandas, presentadas a Washington y la OTAN.

       Con estas declaraciones, quedó claro que el próximo movimiento estratégico de Rusia, dependerá de lo que diga presidente Vladimir V. Putin, quien, parte del criterio que Estados Unidos y sus aliados están diciendo ‘no’ a los contenidos de los textos que Rusia pretende imponer unilateralmente, a pesar de que sus delegados denominaron borradores de acuerdos con la OTAN y Washington, que Rusia publicó unilateralmente y como única solución en diciembre de 2021, razón por la cual el Kremlin quiere, que lo que desde su óptica es un callejón sin salida o un enfoque diferente a los intereses rusos, sea la única solución valedera en la negociación.

      Algo así como no decir, nos sentamos a negociar, pero con cara gano yo y con sello (cruz) pierde usted.

      Entretanto, desde Washington, Jake Sullivan asesor de seguridad nacional del presidente Biden, dijo a los periodistas que después de una semana de diplomacia, Estados Unidos está listo para continuar los diálogos para desescalar las tensiones, especialmente en lo relativo a despliegues de misiles y realización de ejercicios militares en Europa, pero que de manera simultánea, se prepara para responder a una eventual invasión rusa a Ucrania.

       En la misma exposición Sullivan afirmó que las respuestas rusas durante las sucesivas reuniones en Ginebra, Bruselas y Viena han sido contradictorias, razón por lo que algunos funcionarios exteriorizaron estar “esperanzados” y otros manifestaron estar “profundamente pesimistas”, aunque fue enfático en precisar que las agencias de inteligencia estadounidenses, aún no han determinado, que definitivamente Rusia haya decidido un curso de acción militar.

      Por su parte, Michael R. Carpenter representante de Estados Unidos en la reunión del 13 de enero de 2022 en Viena, reiteró que las dos partes están involucradas en un enfrentamiento sin solución clara, máxime que Estados Unidos no debe tolerar la burla o la erosión de sus principios fundamentales.

     En consecuencia, eso significa no tolerar esferas de influencia abiertas o tácitas, no restringir el derecho soberano de las naciones a elegir sus propias alianzas, no privilegiar los requisitos de seguridad de un Estado sobre los de otro, mediante justificaciones en tesis geopolíticas unilaterales.

      En la práctica, Rusia exige que la OTAN reduzca drásticamente su presencia cerca de las fronteras de Rusia en Europa Oriental, planteamiento que incluye detener toda cooperación militar con Ucrania y brindar garantías ―legalmente vinculantes― de que este país nunca se unirá a la Alianza del Atlántico Norte (OTÁN).

     Al respecto, el vicecanciller ruso Ryabkov dijo que el diálogo con Estados Unidos continua, pero también advirtió que con asesoría estratégica de altos mandos militares rusos, Putin  analiza diferentes opciones, acerca de qué hacer “en caso de que la situación se deteriore”. Naturalmente ese “deterioro”, significa cualquier solución diferente a la que unilateralmente pretende imponer Moscú.

      Según analistas y funcionarios diplomáticos occidentales, es probable que haya una nueva acción militar rusa contra Ucrania, debido a que al unirse a las discusiones de esta semana, el delegado diplomático del gobierno ucraniano, dijo que los servicios de inteligencia de su país han identificado 106.000 soldados rusos y 1.500 tanques cerca de su frontera, y acusó al régimen de Moscú de apuntar con armas de guerra contra la seguridad europea común.

      Punto de vista que fue respaldada por Zbigniew Rau ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, país que asumió la presidencia rotatoria de la organización al asegurar que “parece que el riesgo de guerra es mayor que nunca durante los últimos 30 años”

      Simultáneamente, Occidente insiste en que todos los países son libres para elegir sus alianzas, mientras que el Kremlin se arrancha en que la OTAN no puede expandirse hacia el oriente de Europa, y que cualquier forma de cooperación militar occidental para países postsoviéticos, verbigracia Ucrania, significa una amenaza existencial para la seguridad de Rusia.

      Aunque los funcionarios diplomáticos estadounidenses enviados a Europa a tratar el espinoso asunto, dicen estar dispuestos a debatir algunas de las preocupaciones rusas, tales como negociar límites recíprocos sobre dónde y cómo se desarrollan ejercicios militares, o quizás revivir el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, del cual Estados Unidos se retiró hace dos años, rechazan cualquier discusión enfocada en la demanda central de Rusia de impedir la expansión de la OTAN.

      En este sentido, se convierte en una desgracia, la posición geoestratégica de Ucrania, país sin suficiente capacidad política o militar frente a las intenciones geopolíticas en esa región por parte de las dos potencias en disputa.

      Con calculadas argucias, es ese objetivo más amplio que impulsa a Rusia en las mesas de negociaciones, porque no solo pretende mantener a Ucrania alejada de la OTAN o de cualquier intento de las fuerzas de la OTAN, para colocar tropas o armas en los ex estados soviéticos, que desde la caída de la Cortina de Hierro se han unido a la alianza occidental.

      Por su parte, desde Moscú, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey V. Lavrov, también adoptó un tono pesimista y calculador que refrenda el estilo manipulador del Kremlin:

      “La dura realidad en este momento es que nos prometieron una reacción por escrito. Lo esperaremos. Y luego determinaremos nuestros próximos pasos”.

      En reciprocidad Michael R. Carpenter representante de Estados Unidos, contestó desconocer si Rusia recibiría respuesta escrita a las exigencias rusas.

      Al unísono, rechazando las afirmaciones de los delegados de Rusia, de que el Kremlin no planea invadir, Yevhenii Tsymbaliuk representante de Ucrania, insistió en que la concentración de tropas de Rusia cerca de la frontera con Ucrania debe revertirse.

      En síntesis, las conversaciones multilaterales del jueves 13 de enero de 2022 en Viena, que además fueron las últimas de la primera ronda mientras los delegados de los países hacen las consultas con sus respectivos gobiernos para reiniciar el 17 de enero, tuvieron un nivel diplomático más bajo que las negociaciones de los días anteriores en Bruselas y Ginebra.

       Además del escepticismo occidental, de la actitud impositiva y calculadora de los delegados soviéticos, todo parece indicar que el Kremlin legitima su intención de invadir a Ucrania mediante la auto-victimización, mientras pasa el crudo invierno, desaparece la nieve y la primavera permite el tránsito de las fuerzas de tanques, blindados y motorizados rusos.

       Después de la caída de Afganistán en manos talibán y el vergonzoso retiro de las tropas estadounidenses del estratégico enclave geoestratégico en Asia Central, la invasión rusa a Ucrania con el consecuente desafío a Estados Unidos y Europa en una impredecible guerra psicológica de nervios, podría ser el hecho geopolítico del siglo XXI, que aliente a China para invadir a Taiwán, y a Irán para atacar a Arabia Saudita, con la circunstancia agravante que en otros escenarios del planeta, los aliados de uno y otro bando podrían tomar partidos beligerantes.

       Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional

       www.luisvillamarin.com

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