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Digamos las cosas claras (Primera parte)

     Por Coronel Iván González Urán

     El señor Mujica de Uruguay es un socialista inteligente porque aunque aparenta ser sensato definitivamente estas equivocado. En una exposición de fotos vio la imagen de un industrial rico capitalista ya fallecido.

Y comentó que no solo no le importaba que lo fuera sino que le gusta que hubiese más. Porque ellos son los que reúnen capitales que generan los impuestos. Con los que el gobierno hace las obras que los particulares no pueden hacer. Eso suena muy bien. Aunque de esa forma admitía que es el capitalismo es quien genera riqueza y no el comunismo. 

     Pero no dice que  muchos dictadores comunistas no construyen nada, pero si regalan comida para ser célebres con dinero ajeno, a gente con capacidad productiva pero que no le gusta trabajar y creen que ese es el éxito de vida. Sólo gustan de gastar sin producir y que una sociedad así no puede vivir. Haciendo que el pueblo se haga más adicto y dependiente de la limosna. Porque quién creó la civilización es el estómago por la física necesidad de sobrevivir. Sin el hambre el hombre no existiera porque nadie trabajaría.

     Las obras públicas oficiales rentan bajo el concepto del beneficio social. Que por no dar utilidades monetarias no son atractivas ni posibles al sector privado. Las obras públicas son la forma inteligente de repartir la riqueza en lugar de la pobreza. Y ese es el verdadero socialismo. El socialismo malo es el del limosnero y pedigüeño pueblo bajo la errada caridad personal injustificada por ser inmerecida, ya que si trabajan no la necesita.

     Razón por la cual Marx siendo comunista se fue a vivir a la Londres capitalista donde un rico industrial equivocado, Engels, lo sostenía sin trabajar. Aunque su familia pasaba necesidades porque el magnate tampoco le daba todo lo necesario. Y Lenin pedía constantes remesas económicas a  su madre quien lo sostuvo casi toda su vida. Hasta cuando se hizo al poder en 1917 y encontró de que vivir como rico.

     Por facilísimo, la mente humana piensa que toda riqueza es descalificable para que los que se consideren pobres resulten beneficiados. Pues la riqueza es el motivo de remordimiento y de culpa de los ricos, que deben enmendarse regalando a los pobres comunistas que no hacen los mínimos méritos indispensables para vivir. Tergiversación en la que los púlpitos han tenido mucha injerencia. Calificando la riqueza de pecado, aún la riqueza justificada. Porque no aclaran que lo realmente malo es la riqueza injustificada acumulada sin esfuerzo. Incluida la que proviene con medios inmorales.

      Cosa que provecha y de mejor manera, el ateo comunismo fanático improductivo, justificando con astucia, el saqueo al religioso capitalista productivo. Sin darse cuenta el gobierno teocrático (el de las almas y celestial)  que, paradójicamente, termina justificando a su contrario, el ateocrático comunista.

      Y para eso también se prestan los gobiernos comunistas ocultándose en ese errado concepto del socialismo. Para los comunistas esa idea y doctrina de la iglesia si es válida y la aprovechan. Entrevero ideológicos en los que un grupo de prelados, infortunadamente, llevaron a la iglesia a idear y promover la “Teología de la Liberación”. Donde bastantes perdieron su rumbo de los más elevados dogmas que conducen al cielo.

      Creyendo estar destinados a solucionar el sufrimiento material cuando su esencia es el sufrimiento espiritual. Pensaron que debían hacer las dos cosas, las de Dios y las del César. Lo cual resultó una medicina peor que la enfermedad. Tanto para laicos como para clérigos. El ser humano por reunir ambas cosa en un mismo ser necesita de ambas y al mismo tiempo. Pero por caminos diferentes y más bien debe ser un mutuo acuerdo entre ambos poderes, el de la iglesia y el del gobierno, pero conservando y sin invadir sus propios territorio.

De ahí la importancia de distinguir entre la “buena democracia social” y la “mala social democracia”. Entre el “buen capitalismo social” y el “mal socialismo capitalista”. En este último donde quienes se hacen burgueses ricos son los líderes dictadores comunistas escondidos detrás del telón socialista. Y donde el pobre, ignorante y engañado proletariado no los logra ver. Y hasta cree que son sus salvadores de todos sus males.

     Porque no se puede vivir solo del “asistencialismo consumista improductivo del comunismo”, sin que haya  la “productividad acumulativa del capitalismo”. Es decir, sin la riqueza del trabajo del hombre. Porque para dar hay que crear. Que es la manera de engendrar socialismo bueno pero usando la ideología capitalista.

      Cuando el empresario capitalista tiene sentido social de su riqueza, no es necesario qué un gobierno comunista se la quite para darla al obrero cómo supuesta compensación adicional a su justo salario.

Cómo lo definió Marx con su concepto de la plusvalía. Diciendo que también es dueño porque es quien aporta con su labor a los productos qué procesa.

       Por eso al socialista Mujica le gusta que existan ricos capitalistas sin arruinarlos. Como las infecciones qué no matan al organismo huésped para asegurar su alimento de por vida. Lo que no identifica la gente es que el comunismo es un parasitario del capitalismo. Por eso surge donde haya riqueza, como en Venezuela. Porque donde haya pobreza no hay nada para regalar para engolosinar.

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