En conversaciones con Eln, Petro lleva colectiva y conscientemente a Colombia hacia el abismo
Dadas las condiciones estratégicas ventajosas en que se encontraba el Eln, apadrinado por las narcodictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, Petro no debió iniciar conversaciones de paz con ese grupo narcoterrorista, sin antes haber organizado el equipo negociador, determinado objetivos concretos y delineado estrategias claras favorables a los colombianos, no a favor de quienes destruyen el país. Pero, pudieron más su compromiso adquirido con los cabecillas del Eln durante la pandemia, cuando Petro se escapó del país, abandonó su cargo como senador y se reunió tres meses con los delincuentes en Cuba.
Por extensión, primaron sus oscuros antecedentes penales y sentimentales, los mismos que le aportan cercanías personales con los grupos criminales similares al M-19, del cual hizo parte activa.
Las negociaciones con el Eln comenzaron mal. Petro nombró un equipo integrado entre ellos por personas empáticas al ideario subversivo, y a estos agregó a empresarios y militares en retiro.
Todos ellos, sin conocimiento ni probada experiencia en estos asuntos. De remate sin plan estratégico ni coordinaciones previas, los negociadores del gobierno Petro, se vinieron a conocer en Caracas cuando inició el show. Han transcurrido varios meses desde el reinició del sainete con el Eln. Por su parte y ante la liviandad del equipo negociador, impreparado para tan alto encargo y carente de estrategia clara para contrarrestar las argucias de la contraparte, los terroristas han manipulado el afán de Petro por ganar Nobel de Paz, hacer asamblea constituyente y eternizarse como Maduro en el poder.
De paso, lo han desmentido varias veces, han manejado a su antojo al equipo negociador, no han renunciado sus acciones criminales, y como si eso fuera poco, lograron instalar la mesa de legitimación del poder popular de la teología de la liberación. Todo a su favor y nada positivo para Colombia.
Algo sustancial de su plan estratégico conocido en clave como Vuelo de Águila, que no habían conseguido en otras conversaciones con gobiernos anteriores. Y como cereza del pastel de lo que han mangoneado hasta la fecha, ahora se descubre que planean asesinar al general Eduardo Zapateiro, a la senadora María Fernanda Cabal y fiscal general de la Nación y a otras personalidades, mientras obviamente hablan de paz. Todo esto es responsabilidad absoluta de Gustavo Petro, de su inepto ministro de defensa Iván Velásquez, del comisionado de paz y de todos los ideologizados “pacifistas” que saben y conocen de los siniestros propósitos y métodos de los terroristas pero les hacen el juego con los manipulados argumentos de la paz.
Muchas preguntas y muy pocas respuestas, comenzando por saber a ¿quien favorecen tan macabros planes del Eln? No se sabe entonces, quién es más cínico. Si Petro con su embeleco de paz total, etérea, difusa y mentirosa como él… O, el Eln que no ha dejado de cometer acciones terroristas, única garantía para conservar presencia mediática.
O quienes por afán de figurar y aparecer en los medios legitiman la farsa. O lo que es más tragicómico, todos los colombianos que ya padecimos las estratagemas de las Farc en Cuba durante la administración Santos, porque sabemos que los comunistas armados y desarmados mienten con la misma frecuencia que respiran, y sin embargo, toleramos la inacción institucional frente a ese fracaso anunciado.
Lo único sensato en este momento, sería que el gobierno nacional se levantara de la mesa, replanteara los equipos negociadores con personas idóneas, y diseñara una estrategia de negociación favorable a Colombia. Claro está, si fuera cierto que Petro quiere la paz, no para eternizarse en el poder, sino para someter a la justicia a todas las bandas criminales organizadas incluido el Eln…
Y eso es muy dudoso. Lo contrario es seguir colectiva y conscientemente hacia el abismo. Les habló Luis Alberto Villamarín Pulido
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