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Más técnicos menos profesionales

Por Diego León Caicedo Muñoz

“Tú no eres tu currículum, eres tu trabajo”. Seth Godin.

 En Colombia por lo general el anhelo de todo joven bachiller es llegar a ser profesional, y aunque muchos no cuentan con los recursos económicos para alcanzar la meta, siempre guardan la esperanza de estar lo más cerca posible.

En nuestro país las técnicos y tecnólogos han sufrido matoneo por parte de la población, empresarios y el mismo Estado, se cree que se tiene que alcanzar un grado de educación profesional, para ocupar una posición competitiva y bien remunerada.

Es por esta razón que los bachilleres se inclinan por una carrera profesional y dejan de lado lo que realmente requiere el sector productivo.

Las cifras muestran esta evidente preferencia: 81 por ciento de los bachilleres acceden una carrera profesional, 13 por ciento una tecnológica y 6 por ciento a una técnica. Según el ex viceministro de educación Javier Botero, “Colombia no necesita tantos profesionales con aspiraciones a ser doctores sino más técnicos y tecnólogos que ocupen la alta demanda laboral de este tipo”.

 La situación es infortunada para el grado de desarrollo del país. La cantidad de trabajo disponible para los técnicos y tecnólogos es muy alta para los pocos graduandos en estas áreas.

Es así como la mayoría de profesionales, al no tener la oportunidad de acceder a un cargo gerencial, terminan ocupando su lugar.

Desafortunadamente, la oferta académica de las instituciones colombianas responde más a las aspiraciones de ser profesional, que a un técnico o tecnólogo.

Según informes oficiales del ICFES; un bachiller recién graduado encuentra en su lista de posibilidades 208 universidades o instituciones universitarias en todo el país, entre otras cosas, con niveles académicos muy bajos y muchas de garaje, mientras que, instituciones tecnológicas halla 66 y técnicas 51.

 “En el país se está educando a la gran mayoría para llegar a ser dirigentes cuando esta es una minoría estadística. Lo que se debería promover en los bachilleres es que, al momento de decidir su futuro, piensen en las realidades laborales”, dice Darío Montoya Mejía, ex director del Sena.

El país requiere un sistema educativo que forme a las personas por competencias básicas y que obedezca a las necesidades del sector productivo.

El estudiar una carrera técnica o tecnológica puede ser también la forma que más se acomoda a las necesidades y expectativas de cada persona, con el tiempo tienen la posibilidad de completar sus estudios y adquirir la profesionalización.

Así, es posible ingresar a trabajar rápidamente y empezar a producir. Aunque la diferencia no debería ser tan marcada es un hecho que los técnicos y tecnólogos no son remunerados en su justa dimensión en el medio laboral. Que esta situación cambie, depende de la valoración triunviral que el estado, la sociedad y el sector empresarial le provea.

No hay un modelo que aplique a todos los casos por igual, pero las experiencias internacionales demuestran que hay ciertos factores de éxito.

 De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, (BID), hay que capturar de manera confiable, información sobre los requerimientos de habilidades del sector productivo para elaborar y actualizar currículos.

Pero, sobre todo, los expertos destacan la importancia de la articulación entre las entidades públicas, las instituciones educativas y las empresas.

De acuerdo con el estudio educación al empleo, de la consultora internacional McKinsey & Company; en los mejores sistemas de formación técnica a nivel mundial existe una relación simbiótica donde las escuelas proveen fuerza de trabajo oportuna a las empresas y estas participan activamente en el diseño curricular.

Uno de los modelos de formación técnica más reconocidos en el mundo es, sin duda, el dual en Alemania. En este modelo los jóvenes de 15 a 18 años estudian el 30 % de la semana en una erufsschule (una institución de educación media con énfasis en la formación técnica) y el otro 70 % en una empresa como practicantes.

Este modelo se ha replicado en China, Rusia, Vietnam, Corea del Sur, Filipinas, Chile e incluso Colombia. Hace 20 años la Cámara de Comercio colombo-alemana, trajo el modelo dual a nuestro país, actualmente tiene convenios con 337 empresas.

Al Estado le ha faltado liderazgo para impulsar a los empresarios a trabajar en alianzas público privadas, (APP).

Un ejemplo exitoso digno de admirar en este tipo de alianzas ha sido el de la India, en especial porque su victoria se refleja en el sector rural y es interesante, ya que nuestro país vive en gran parte de las materias primas producidas en el campo.

Educación y progreso

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