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Histórica entrevista de la revista Zona al general Alberto Andrade Anaya en 1987

     ¿Qué piensa un general? A los militares no los prepararon para la paz

     Las Fuerzas Militares aceptan el hecho de la existencia de dos partidos. Pero patrióticas como son, quisieran si unos partidos de programas, con ideas que los alimenten, con imaginación creadora. Desconsuela aunque no se pregone ese espectáculo deprimente de la rapiña voraz con apetitos desordenados y siempre insatisfechos, esa disputa por los privilegios y el cuarto de hora para saquear las arcas nacionales. Esto no contribuye al orgullo de su nación sino más bien a su vergüenza.

    Zona: Cómo se siente usted después de 35 años de servicio en el ejército de Colombia. ¿Siente que le sirvió al país y que el país le respondió?

    General (R) Andrade: “El sentimiento a la hora del retiro del servicio bajo banderas es múltiple: es traumático, frustrante y nostálgico. Pero es al mismo tiempo una oportunidad y una forma de reencontrarse con uno mismo, de examinarse, mirar atrás y proyectarse hacia lo que queda del porvenir, porque el mundo no termina en este episodio, sino que continúa a lo mejor con otras posibilidades antes no ensayadas.”

    “Yo sí creo haberle servido al país con mucha devoción, con mucha entrega, con cariño inmenso. No me corresponde a mí desde luego calificarlo, decir qué tan bien lo serví, y con qué grado de eficacia, con qué logros concretos Eso lo dejaría para el testimonio de quienes recibieron los efectos de mi acción y de mi influencia personal en los distintos ámbitos en los que me correspondió actuar.

    Zona: ¿Cómo es ese paso a la civilidad: amable, frustrante, con expectativas?.

    Andrade: El tránsito a la vida civil, con la plenitud de sus derechos y de sus obligaciones es para nosotros una especie de salto al vacío. Después de 35 años sometidos a un género de vida, con unas pautas de comportamiento, con sentido perfeccionista pasar abruptamente a la indisciplina social, a la crisis de la fe en las personas y las cosas, a la lucha salvaje por la supervivencia, al irrespeto por todas las normas de la regulación social, a la inmoralidad rampante, es ciertamente traumático. Pero hay que ser realistas, los problemas no se arreglan con simples lamentaciones. Para quienes queremos al país tan entrañablemente ese país es así, y es un reto. Hay que contribuir a cambiarlo, a devolverlo a sus días mejores con conciencia de lo suyo, con orgullo de lo propio, con vocación de patria común con entusiasmo colectivo totalizado mancomunado, solidario, con el alma limpia de concupiscencias.

    Zona: El Ejército ha sufrido los altibajos políticos del país como es natural. Cuáles han sido para usted los momentos más críticos que vivió esa institución durante su servicio: el 10 de mayo (caída del general Rojas Pinilla en 1957), la salida de Ruiz Novoa (Minguerra a principios del sesenta) o la de Valencia Tovar (Mindefensa dado de baja por López Michelsen en 1977), los golpes de la guerrilla, el proceso de paz de Betancur…

     Andrade: La formación del carácter militar supone un temple extraordinario para enfrentarse con presencia de ánimo a las situaciones más confusas, complejas y difíciles. Aunque es frecuente encontrar que esas no siempre tienen origen en el adversario armado, bien se trate de una amenaza externa contra la soberanía nacional, o una amenaza interna contra las instituciones nacionales.

     Sucede como usted lo ha enunciado, que ha habido situaciones muy complejas para la institución militar y muy frecuentemente [provenientes] del sector político-partidista. Así fue el experimento del llamado gobierno militar del general Rojas Pinilla, que repitió la historia de otras aventuras semejantes. El general puso fin a la guerra civil no declarada. Hizo una constituyente con participación de los dos partidos. Cuando estos vieron amenazada su permanencia en el uso del poder olvidaron el drama de los Llanos, de Boyacá, de los Santanderes, Antioquia, del Tolima, del Huila y produjeron el 10 de mayo. Ha sido tan recurrente la historia y tan aleccionadora que los militares de hoy padecemos el síndrome del 10 de mayo

     Las posiciones acomodaticias, las pasiones instintivas, tanta pequeñez no pudieron sino producir esa alegría, esa distancia, esa prudencia con que el instrumento militar mira a la clase política dueña del poder a su manera. Otros episodios como la salida del general Ruiz Novoa del Gobierno, o del general Valencia Tovar -calumniado e incomprendido en su momento-, de otros también calumniados o incomprendidos, son propios de la metodología que se ha empleado para mantener las tradicionales relaciones inter-políticas.

    En cuanto a los golpes de la guerrilla, estos no han sido tan fuertes como para desquiciar a nadie. Duelen los muertos, los cientos de lisiados, las viudas, los huérfanos, esa historia de violencia y crueldades que no ha redimido a nadie de la miseria y marginalidad… duele pero no desquicia.

    En cuanto al proceso de paz, que lideró el señor presidente Betancur hay que empezar por repetirle al país que los militares clamamos por mucho tiempo, que se diera un tratamiento político e integral al fenómeno de la subversión violenta y no uno exclusivamente militar. La naturaleza del fenómeno es esencialmente política: de lo que se trata es de la toma del poder por una filosofía y una metodología políticas diferentes a los de la democracia que nos rige. Entonces, si la amenaza real es contra las instituciones del estado, los primeros responsables de la supervivencia de esas instituciones son los directores del gobierno y no exclusivamente los militares. Además del gobierno, (la responsabilidad) es de todos los otros sectores que crean en la democracia.

    Yo no diría entonces que no hubiera una predisposición favorable en el ambiente militar para la concurrencia de otras fuerzas en el manejo de las situaciones políticas, socio-políticas, económicas o culturales (que comprenden toda su complejidad causal).

     Bienvenidos, solo que los políticos, los economistas, los juristas, no tienen los conocimientos que a los militares nos dejaron 30 años o más de lidiar con un adversario que tiene ciertas características, que se mueve en la clandestinidad, que difunde unos planes hacia el exterior pero que desarrolla otros hacia el interior.

     No se trataba pues, de hacer unas concesiones puramente en el orden jurídico-político. Se trataba del gran compromiso nacional por la paz con todo lo que tuviéramos para aliviar por lo menos las causas del fenómeno. No se trataba de marginar tampoco a los militares y hacerlos sentir culpables de toda esta tragedia cuando ellos han dado las demostraciones más elocuentes de su abnegación, de su ponderación, de su equilibrio y de su desprendimiento. En todo caso aún es prematuro para hacer un juicio final sobre este punto. Dejemos que los hechos se decanten un poco con el paso del tiempo y que haya más transparencia en estas aguas aún en ebullición.

     Zona: General, cómo ve usted la integración de las fuerzas armadas con el pueblo. ¿Es nuestro ejército uno que la población identifica como su defensor? ¿Es un símbolo de seguridad para el ciudadano común? ¿Cómo vivió usted desde adentro esta relación?

    Andrade: Bueno, el ejército aquí o en cualquier parte del planeta es producto y expresión de la nación. Se hace con los elementos humanos y materiales que le entregan y por eso es un formidable catalizador y un aglutinante del sentimiento colectivo. Por esa razón en el deber ser, pueblo y ejército deben crear una muy estrecha mancomunidad de aspiraciones y de realizaciones. La capacidad de organización y los medios en lo militar, posibilitan desarrollar acciones profundas en la fisonomía de las necesidades nacionales.

    Eso acerca a la gente de todas las vertientes, produce una interacción recíproca y ordena los esfuerzos en una sola dirección. Contribuye a la seguridad, porque la seguridad no debe entenderse, como tener unos vigilantes de turno, unos centinelas o unas escoltas. La seguridad es un estado mental que resulta de eliminar las incertidumbres sobre todo lo que nos amenaza en el contorno. Sin incertidumbres, estamos ciertos, estamos seguros. Esto para indicar, que quien no tiene techo, quien no tiene trabajo, quien no tiene salud, es un típico producto de la inseguridad. Por eso el ejército busca la seguridad de todas las personas. Tiene que pensar en estos términos. Yo lo sentí así. y lo practiqué en cuanto pude y soy testigo que en muchas partes se entiende y se procede de esta manera.

     Zona: ¿Cómo el Ejército ve el país? ¿Es ciego ante los problemas bajo el lema de la no deliberancia o tiene su propia interpretación de las causas de los problemas nacionales?

     Andrade: El Ejército es muy claro sobre la problemática compleja del país. Nadie como él ha tenido la oportunidad de palparla en la amplia geografía de violencia. Nadie que haya estado más en contacto con sus manifestaciones de todo tipo. Aunque lo quisiera el Ejército no podría ignorar las duras realidades de nuestra sociedad, sus desajustes, sus desequilibrios sociales, económicos, morales, culturales. Además, el cuartel es la mejor universidad práctica para estudiar y para comprender toda esa fenomenología del conflicto. Esto no es deliberancia y si lo es bendita sea. Usted no puede pasarse apenas sobre la epidemia y sobre los problemas ignorando su contenido. Si no se delibera cómo los analiza, ¿cómo los comprende y cómo los pueden resolver, las Fuerzas Militares? ¿Cómo los resuelven sin comprenderlos? Es contra la naturaleza pedir o exigir que los militares no vean, no palpen, no sientan, no piensen y no expresen su sentir sobre los hechos que los circundan.

     Quien esté pensando en la inconveniencia de que esto sea así es torpe… ¿por qué perder todo ese acervo de conocimientos o de experiencias de los militares sobre los asuntos del país?

     Debe ser todo lo contrario pedir y aspirar a que los militares aporten más al estudio y la terapéutica de los males que padece esta sociedad. Por eso debe entenderse también, que el instrumento militar es un instrumento político aquí y en cualquier parte del mundo: es nada menos que el sostén de los regímenes políticos de todos los pueblos, en Cuba, Rusia, Nicaragua, Centroamérica, Latinoamericana, en el Asia, en el África…en Colombia también lo és. Se emplea en función política y si cambiara el régimen el nuevo régimen lo usaría de manera igual. Estos son mitos y sofismas de distracción o recursos que se han usado para silenciar el pensar y sentir de una institución fundamental en la vida de la república.

    En cuanto a las causas de los problemas nacionales son variadas y complejas. Su magnitud, la ineficacia de las instituciones para resolverlas, la inmoralidad de la clase política que ha contaminado la moral general, y ha vuelto a las gentes apáticas, escépticas, pesimistas… y en contrapartida hay [personas] “vivas” mal intencionadas, pícaras como se dice. Es un problema de recursos financieros, pero no solo de su cuantía sino de su manejo. Es un problema de técnica porque somos el tercer mundo, de orgullo nacional que no tenemos, es problema de educación, de cultura, de tener el alma iluminada y no tan gris ni tan opaca.

     Zona: Cuál es la opinión dominante en el Ejército. ¿Hay problemas en Colombia o no los hay? Si los hay, ¿tienen alguna solución?

     Andrade: ” Ya dijimos que el ejército estudia y analiza los problemas del país. Es muy consciente de ello. Eso sí, no presenta planes de gobierno. Los estudia a nivel puramente académico, pero está abierta la posibilidad de incorporarse muy decididamente a un esfuerzo nacional para salir de esta crisis peligrosa para todos, sumando fuerzas. Es el mejor plan de acción que el ejército puede presentarle al país -porque ningún sector por sí sólo puede ser solución-, pero reunidos todos eso sería otro cantar.”

     Zona: El ejército colombiano suele definirse como no golpista. ¿A qué cree usted que obedece ese carácter?

     Andrade: “Los golpes militares en Colombia, durante casi dos siglos de historia han sido pocos. Pero además están también las lecciones de nuestros pueblos hermanos del continente.

     En la Argentina se usó y se abusó del golpe y estamos asistiendo a su final que es aleccionador. En Uruguay también. En Chile está por verse, en el Perú fue desconcertante, en Ecuador frustrante, en Brasil un poco diferente”

    *Y aunque pudiera decirse que los gobiernos civiles tampoco han sabido ordenar bien las cosas, al fin y al cabo, los militares han salido mal librados del compromiso. ¿Qué pudiera hacer pensar entonces para el caso colombiano en el que no hay tradición ni experiencia suficiente, que esa aventura pueda tener éxito? Por eso el Ejército es civilista. Respeta esa condición de nuestra autenticidad histórica y no aspira a transitar por esos caminos tan escabrosos. Es de esperar que no se llegue a ese momento de desesperación en que se juegue esa como la última carta.

     Zona: ¿Creen los altos mandos que la mejor forma de gobernar a Colombia es como lo ha hecho el bipartidismo?

     Andrade: “Creo que las fuerzas militares aceptan el hecho real de la existencia de los dos partidos. Pero patrióticas como son, quisieran si unos partidos de programas, con ideas que los alimenten, con imaginación creadora

    Desconsuela −aunque no se pregone ese espectáculo deprimente de la rapiña voraz con apetitos desordenados y siempre insatisfechos, esa disputa por los privilegios y el cuarto de hora para saquear las arcas nacionales. Esto no contribuye al orgullo de su nación sino más bien a su vergüenza, solo que aquí no pasa nada y eso mina la fe de las gentes de uniforme.”

    “ Zona: “En el país la corrupción como la inflación, es galopante. ¿Cómo les llega a ustedes esta situación?

     Andrade: “El Ejército está hecho con la misma levadura humana del resto de la nación. Por eso tiene sus virtudes, pero también tiene sus defectos. La sociedad colombiana está enferma y los militares no podemos escaparnos de esa amarga verdad. Lo que sí sucede al interior de la institución es que se busca la responsabilidad por acciones administrativas que pueden entrar en el terreno delicuenciario. El responsable paga sus errores, a diferencia del resto del país donde produce efectos enaltecedores. La inmoralidad da status, da nombre, da fama, da importancia… y no avergüenza”

    Zona: Cómo le han afectado al ejército las siguientes situaciones: El robo de las armas del Cantón Norte; el proceso de paz de Betancur; el informe del Procurador sobre el Mas; la sentencia del Consejo de Estado condenando a Vega Uribe por torturas; la toma del Palacio de Justicia.

     Andrade: “Déjeme contarle una anécdota. Cuando era comandante de la IX Brigada, se detectó la presencia de un soldado que era de las Farc. Me lo trajeron y le pregunté si luego de su convivencia con la guerrilla y después de varios meses en el Ejército él creía que la guerrilla podía derrotar a las fuerzas regulares. Me respondió muy serenamente. La guerrilla no las derrota en este momento porque el Ejército no está completamente desmoralizado. Pero es un proceso… Este soldado guerrillero no estaba inventando nada. Mao Tse Tung y otros pensadores lo han dicho.  En la guerra lo que se trata de vencer es la voluntad de lucha del enemigo.

    Tratar de quebrantar la moral, la fe en la verdad de la causa que se defiende.

     Precisamente a eso se dirigían operaciones como el robo de las armas del Cantón Norte el informe del Procurador sobre el Mas (sin fundamento real) y otras, para colocar al Ejército en vergüenza pública, y tocarle sus fibras más sensibles, su orgullo.

    “Sobre el proceso de paz quisiera agregar que el Ejército no se le preparó para ese evento tan especial como era el de la paz armada o la paz negociada, o la paz condicionada por la guerrilla. Sin esa adecuación mental indispensable en blogs jefes y en los soldados. el proceso no se podía comprender. Se cumplía la orden de participar en este, pero reconocerse que sin mayor convicción. Y al soldado hay que convencerlo de la suprema bondad de su sacrificio para obtener de él un determinado ideal como el de la paz. Si no se hace así puede que el soldado cumpla igualmente su misión hasta la muerte. Pero en sus compañeros no queda sino el dolor, la frustración el luto del corazón y los sentimientos reprimidos.”

     Sobre la providencia del Consejo de Estado, se dice que es muy respetable como todo lo que hace este organismo. Pero no dispongo en este momento de elementos de juicio suficientes para medir sus consecuencias en la moral de los cuadros y las tropas. Yo no estaba en el país cuando se produjo la sentencia igual que cuando ocurrió lo del Palacio de Justicia”

     Zona: ¿Cómo ve el ejército a las guerrillas: Como un enemigo serio; como una oportunidad para ensayar las estrategias de grandes guerras que nunca ocurrirán? ¿Como producto de la situación social? O ¿como el producto de un plan comunista internacional? ¿Cuáles son las corrientes si las hay frente a este fenómeno en las fuerzas armadas?. ¿Es la guerrilla la causante de los problemas nacionales.?

     Andrade: “La guerrilla tiene un significado múltiple. Es producto de un estado de cosas en lo social. Es una forma de lucha política. Es una estrategia para el dominio universal. Es una táctica para fatigar al adversario. Es una técnica de movilizar las masas en favor de la insurgencia popular. En fin, es una metodología para desgastar la máquina del Estado y demostrar la ineficiencia de su poder.”

     “La guerrilla en Colombia no ha sido hasta ahora una amenaza seria. Pero hay lecciones en el mundo que se deben estudiar. Por lo demás la guerrilla que conocemos se inspira siempre en la filosofía y en la metodología marxista-leninista. Aprovecha todas las circunstancias favorables que se presentan como consecuencia de los desajustes y desequilibrios sociales en una determinada comunidad. Pero esto no quiere decir que sea la causante de los problemas nacionales. Se origina como efecto de una situación.

     Si ésta situación se maneja, si se le da un tratamiento adecuado, la guerrilla se debilita. Puede ser que no desaparezca por su forma larvada de persistir− pero se debilita, y pierde el apoyo de la población civil.”

     Zona: ¿Es la subversión un peligro para las instituciones políticas?

     Andrade: “La subversión es un peligro en la medida en que las instituciones (como reacción a la amenaza) no se fortalezcan, sino que continúen erosionándose y debilitándose por sus malas prácticas y malos manejos. Eso le da argumentos a la subversión. Allí es donde está el peligro.”

     Zona: ¿Se justifica avasallar una institución para defender la democracia como sucedió en la toma del Palacio de Justicia?

     Andrade: “En lo del Palacio de Justicia no había ninguna otra cosa que hacer. Dejemos ese hecho para que la historia lo juzgue porque está aún demasiado reciente para intentarlo con la suficiente ecuanimidad.”

     Zona: ¿Tortura el Ejército, o se cometen abusos? ¿Por qué un cuerpo profesional armado, sin cuestionamiento por parte del poder civil, sin una amenaza militar grave, se puede exceder en sus actuaciones? ¿Encajan estas actuaciones irregulares con la defensa de los principios democráticos que el ejército debe cumplir? El hecho de que la subversión rompa la ley ¿autoriza al ejército a hacer lo propio? ¿Dónde está el límite de sus actuaciones?

     Andrade: “La tortura no se práctica como una institución dentro de las fuerzas militares. Esto no quiere decir que en el fragor de la lucha no se puedan cometer excesos en ambos bandos. Especialmente en los estadios inferiores de la organización. Nadie da la orden de atropellar la dignidad de la persona del adversario, pero cuando la misión que se recibe es muy exigente el celo con que se cumple se puede desbordar. Esta es la excepción, pero nunca la regla.”

     “Ahora, desde el punto de vista de la moral institucional se considera que los abusos son contraproducentes, porque si se permiten como procedimiento, el hombre puede llegar a convertirse en un verdadero criminal.

    Sería peligroso para todos y es la antítesis de la nobleza, de la hidalguía y del oficio de ser soldado que difiere bien y bastante de ser bandido.”

     “Resulta desde luego muy difícil en la práctica pedirles a nuestros hombres que mientras el adversario dispara sus armas automáticas, ellos simplemente pueden agitar las páginas del código penal. La guerra que es la aplicación de la fuerza conduce al choque violento. a la confrontación. Pero debe haber un esfuerzo por humanizarla lo que por cierto produce unos efectos políticos inconmensurables.

     Así lo aprendí del general Valencia Tovar cuando fue comandante de la Quinta Brigada.

Zona: En su concepto ¿para qué sirvió y cómo afectó al Ejército el proceso de paz…y qué perspectivas le ve usted al asunto?

     Andrade: “Para mí los efectos del llamado proceso de paz son apenas relativos. La razón de la falta de entusiasmo resulta de haber leído con mucho detenimiento los documentos de los alzados en armas. No es un secreto: (quieren) llevar el movimiento revolucionario adelante, hasta las últimas consecuencias. No habrá paz dicen, mientras haya hambre desconsuelo y miseria. La insurgencia popular busca el desborde, la explosión instintiva de las pasiones, es violenta, es producto de la frustración y del olvido.

     “Esa metodología de la violencia persistirá, mientras se considere que con unas pocas concesiones o mucha burocracia el fenómeno se extinguirá.

     El tema es mucho más hondo de lo que aparece en la superficie y no se arregla con el alborozo del colorido del carnaval de unas elecciones parlamentarias o presidenciales.”

     “Se podría realizar una tregua calculada. Pero la paz como la entendemos es bien distinta a como ellos la entienden. Para ellos esa paz será posible únicamente como culminación de su lucha, que en el pasado fue fundamentalmente violenta, pero que conjuga al mismo tiempo la guerra y la paz.

     Zona: ¿Se prepara el Ejército para la guerra o para la paz?

     Andrade: “La naturaleza del oficio militar es la guerra, como la naturaleza del oficio del jurista es el derecho. En el caso particular de Colombia, esta guerra es bien distinta porque difiere de las otras del pasado. No es tanto una guerra de balas, es una guerra de masas. Estas son el objetivo final de la contienda. Si eso es así el procedimiento no puede ser dispararle a las masas sino atraerlas, conquistarlas.

    Así se ganara para todos la guerra y se puede hacer mejor la paz.

     “Por eso hay que ser cautelosos en el entusiasmo que despierta la firma de unos acuerdos que se saben tienen un carácter táctico y (son un) procedimiento calculado.”

     Zona: En 1973 usted escribió lo siguiente: Grave equivocación sufrieron los que creyeron en la “pacificación” de un pueblo al que la crueldad enardeció, y cuya sangre antes que apagar la hoguera de la rebelión la encendió en llamaradas incontenibles. Morillo, Pascual de Enrile, Sámano y otros que se saciaron de torturas en el tratamiento impolítico del problema cuya solución les había sido confiada, le hicieron más mal a España y a su imperio, que todos los sacrificios por ellos en el asesinato jurídico de los patíbulos o en la soledad de los caminos y en los pueblos donde los pacificadores masacraron a gentes humildes a discreción.” ¿Tiene vigencia hoy esta cita?

     Andrade: “En 1973 escribí una biografía del prócer José María Cabal. Obra que fue parte de lo que se llamó la colección de oro del militar colombiano. Entonces escribí lo que usted cita. Creía y sigo creyendo hoy, está probado en la historia- que las ideas no se fusilan. Que los hombres desaparecen, pero su pensamiento los sobrevive y a veces se propaga y se extiende. Esto conduce precisamente a pensar que en estos procesos la cuestión no es de balas sino de llegar a las mentes.”

     Zona: Cuál es su perspectiva como civil va a servirle al país en la política. ¿Cuáles son sus planes?

     Andrade: “No tengo temperamento para participar en la política a la manera tradicional. Quiero trabajar en microempresas, con las cooperativas.

Quiero participar en la formación de liderazgo en las pequeñas comunidades y darles asistencia, casi que con espíritu apostólico. Desde luego aspiro a tener una presencia intelectual en el país, ahora que soy dueño de mi puño y letra. Y si usted señor periodista me lo permite, usaré la hospitalidad de su casa editorial y publicitaria para hacerlo.”

     Zona: Cuál debería ser según su experiencia, la labor primordial de las fuerzas armadas. ¿Se podrían convertir en un instrumento de desarrollo nacional o están condenadas a ser un costoso aparato sobre el que descansa una casta política que frena el desarrollo nacional?

     Andrade: “Las Fuerzas Militares están previstas para defender la independencia nacional y las instituciones patrias. Defender la independencia nacional es vigorizar el poder nacional, que resulta de sumar lo que el país tiene y dispone. Sus recursos humanos y naturales; su clase dirigente; los bienes de capital; las materias primas; la legislación eficaz para hacerlo, transporte, poder militar, identidad nacional.”

     “Contribuir al fortalecimiento de ese poder es la mejor manera de hacer la defensa de la independencia y hacernos menos dependientes. Por tanto, debiéramos empeñarnos en esa dirección. El puro aparato militar armado, dotado abundante y generosamente no siempre es garantía de éxito en la defensa del patrimonio común de la nación.”

     “Y en cuanto las instituciones patrias pues hay que entender que no son sólo el Congreso, el poder ejecutivo, el órgano jurisdiscional. Son también y por sobre todo la familia, la educación, la salud, la religión, la cultura y todo lo que tienda a vigorizar la auto imagen de la nación. A eso, pienso, debe dirigirse el esfuerzo principal dentro de las fuerzas militares.”

     Zona: “Es el Ejército Colombiano ¿pobre o rico? Sus oficiales siguen siendo hombres del Club Militar o ahora son del Country?. E¿s el ejército colombiano un ejército culto? ¿Para qué está preparado, para una guerra irregular, una guerra internacional, cuál es su principal enemigo?

     Andrade: “El Ejército ha venido siendo, un canal permanente de ascenso social, de mejoramiento económico, de promoción jerárquica, de progreso intelectual. El Ejército que yo conocí en el sur del país a finales de los años 30, era austero hasta la más absoluta precariedad de los recursos; calzado con cotizas, alojado en rústicas cabañas de madera, armado con fusiles de la primera guerra mundial… pero así había vencido las distancias, la selva, la cordillera, había combatido con éxito había restablecido el lindero de la patria allí donde fue desconocido. y el ejército era el único delineador de la frontera.”

     El Ejército de hoy no corresponde al de los viejos tiempos: es burgués, cómodo, exigente y vulnerable a los efectos de una lucha de clases.”

     “En cuanto a su cultivo intelectual es desde luego mejor al que conocimos en décadas anteriores. Sus oficiales ahora han viajado por el mundo, sus programas académicos se ocupan de la temática contemporánea universal, y hay verdaderos casos de superación intelectual.”

     “Respecto de su preparación para la guerra pues hay puntos de vista contrapuestos. No resulta fácil para un ejército regular con una organización dada, con unas dotaciones, una educación mental, y unas técnicas regulares, descender de esa condición al barro. La primitivez de la lucha irregular, ya no tiene patrones de conducta dirigidos. Es gelatinosa, flexible, difícil de ubicar. Es difícil de condenar porque es débil, difícil de aniquilar porque es larvada. Sé que se están haciendo esfuerzos por mentalizar a las tropas sobre estas características de la nueva lucha, pero también sé que no es fácil porque mientras la subversión vive y padece su guerra las 24 horas del día los 365 días del año, para el gobierno es una guerrita de mentirillas que hoy es y mañana no”.

     “Finalmente, el principal enemigo de las Fuerzas Militares, en esta lucha, es la incomprensión ciudadana, superficial, voluble, oportunista, ingrata. Cuando la responsabilidad sobre esta tarea debe ser común y compartida.

       Aquí lo que se da frecuentemente es un traslado de esas responsabilidades. Unos dicen que los responsables somos los militares. Nosotros a la vez afirmamos que son los políticos. Estos sindican a los extremistas de la izquierda, y aquella a los detentadores del poder. De allí resulta la principal debilidad, la falta de una conciencia ciudadana clara, comprometida y entusiasta para hacer un frente común, múltiple, no solamente la fuerza. Pero debo advertir que romper esta actitud no resulta nada fácil.”

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