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La izquierda y el juramento de bandera

     Por: Coronel Alberto Restrepo Arboleda.

     La izquierda en América Latina es un tema complejo y dinámico que ha evolucionado a lo largo de los años y que hemos visto desfilar, ante nuestros propios ojos, como ratas, citando el libro de “La Peste de A. Camus”, sin creer que subirían al poder.

     Sin embargo, este panorama que ha generado controversias en el debate de las izquierdas en América Latina no logra solidez en los enfoques económicos. Mientras algunos sectores defienden modelos más socialistas o estatistas, otros abogan por modelos mixtos, planteados en Brasil, o incluso por la adopción de políticas más cercanas al libre mercado.     

    Estas diferencias han llevado a debates sobre la efectividad de las políticas implementadas por los gobiernos de izquierda, como en el caso de Argentina, donde no han logrado encontrar una salida seria, para reducir el impacto en el desarrollo económico y social.

     Otro aspecto que nos debe inquietar dentro de las izquierdas en América Latina, es la relación con las instituciones democráticas y el Estado de derecho. Algunos críticos argumentan que todos los gobiernos de izquierda han debilitado las instituciones y han concentrado el poder en el ejecutivo, lo que ha generado preocupaciones sobre la preservación de la democracia y el respeto a los derechos humanos.

Lo anterior y en el marco de las últimas declaraciones de Petro, donde se advierten acciones sistemáticas aplicadas en los modelos de deconstrucción de los estados, cuyo ejemplo evidenciamos en la República Bolivariana de Venezuela.

     Así las cosas y considerando las  diferencias ideológicas y estrategias  de  los movimientos de izquierda para llegar al poder, donde la narrativa común  se  enfoca en la lucha de clases,  expropiaciones exprés,  reformas agrarias, y discursos de líneas ambientalistas; de manera particular Colombia, como ningún otro país,  ha soportado un conflicto de tanta duración y enfrentado una guerra por más de 60 años, donde los grupos terroristas y las bandas criminales  amparados en diálogos de paz, perpetúan la deformación social, a través del narcotráfico, sin que organismos internacionales y el mismo estado lo exijan  o planteen sanciones, como principio de negociación.

      Mas allá del sometimiento de la voluntad civil, y una evidente debilidad política cooptada por interese personales, estamos en la obligación como Colombianos, y de manera urgente a establecer alianzas de contención Político-Sociales, lideradas por la reserva activa, para que luego de las demostraciones de disciplina democrática en las calles, regionalmente convoquemos a los partidos, obviamente democráticos, a un juramento de bandera, para que luego de esta acción y en franco nacionalismo, nos unamos por primera vez para defender la Republica, rodeando al posible ganador.

 

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