Nuestro propósito superior: Unidos para ser más fuertes.
Artículos de opiniónPublicaciones

Nos están inoculando el socialismo del siglo XXI, y muchos ni se inmutan

     Por Diego León Caicedo Muñoz

“Todos los males de la democracia pueden curarse con más democracia”, Emanuel Smith.

     En artículos anteriores reseñé la presencia del aludido socialismo del siglo XXI en Latinoamérica y la amenaza latente de imponerse en Colombia, de llegar a la presidencia Gustavo Petro. Algunas personas me tildaron de exagerado al hacer esta aseveración, por que creían ciegamente en las propuestas de cambio del tecnócrata.

     El Socialismo del Siglo XXI es una concepción formulada en la década de los 90 por el sociólogo alemán Heinz Dieterich Steffan. Esta ideología busca reencauchar el socialismo soviético ajustado a ciertos parámetros modernos. El concepto lo volvió famoso el dictador Hugo Chávez, por aplicarlo en su país con un estilo muy particular.

     Este reencauche de comunismo busca aupar de nuevo los proyectos fallidos de estatización del siglo pasado, basados en la visión de Marx, sobre la dinámica social y la lucha de clases. El mejor ejemplo de este modelo lo tiene China, el cual se sostiene bajo una economía mixta controlada y dirigida en su totalidad por el Estado. Dieterich propone un modelo económico diferente a la economía de mercado y el capitalismo, a las que considera las fuentes de las asimetrías sociales y la sobreexplotación de los recursos naturales.

     Las características de los lideres promotores del Socialismo del Siglo XXI, son entre otras: el carácter autoritario, el populismo, la capacidad de dividir a un país entre buenos y malos, amigos y enemigos, con el fin de alimentar pasiones. Algo muy distintivo en ellos es achacarle la culpa de los errores a los demás y a otros modelos; al capitalismo, a los Yanquis, a la oligarquía, al empresariado, etc. Cualquier parecido con Petro, será mera coincidencia.

      Al mejor estilo del dictador Chávez con camiseta roja, el presidente Petro salió el 14 de febrero desde el balcón de la Casa de Nariño a azuzar a los pocos asistentes a la plaza de armas, a los cuales él considera sus bases sociales, para que lo apoyen en las diferentes reformas sociales que su gobierno pretende sacar adelante en el Congreso.

     Acusó a los actores privados a cargo del sistema de salud de enriquecerse a costa del bienestar de los colombianos, aduciendo que dejan morir a mujeres y niños pobres, porque no tienen con que pagar. Culpó a los fondos privados de pensiones de utilizar por décadas la plata de los colombianos, indicando que nadie se ha pensionado en 30 años. Afirmó que la ley 50, que modificó el sistema laboral, hizo esclavos a los colombianos, y, finalmente, amenazó con un bogotazo, si sus reformas no son aprobadas.

     El estilo polarizante de Petro busca generar un Estado de opinión, para que las reformas socialistas se construyan a punta de variables ideológicas y morales, y no desde criterios técnicos o políticos. Es sensato y sabe que sus reformas sociales no pasarán fácilmente en el congreso, por eso acude a dividir, hincado en diatribas y mentiras.

     Petro siempre ha utilizado la exegesis de la constitución y la ley a su acomodo, como la que el pueblo es el soberano, sin más ni menos. Olvida que la participación de la sociedad está reglada por la misma constitución mediante los mecanismos de participación ciudadana y que el pilar fundamental de esa intervención ciudadana, para la aprobación de una norma, es el legislativo.

    Todas sus reformas apuntan a un ensanchamiento del Estado y en contra de la economía de mercado y el capitalismo, lo he manifestado de forma reiterativa. Un ejemplo claro es la reforma a la salud, piensa revivir el antiguo ISS, a través de la Nueva EPS, como un monopolio manejado por el Estado. Petro le achaca la base del problema de los mercados al lucro, descubrió el agua tibia, piensa que el lucro no está presente cuando se provee desde el Estado, obvio que lo está, con un ingrediente más, la corrupción.

    Para completar la tarea está solicitando facultades extraordinarias en el proyecto de Plan Nacional de Desarrollo y en el de la salud para afianzar su ideología mediante decretos con fuerza de ley. Si el Congreso le atribuye estas facultades, le facilitaría en tiempo récord su cometido. 

      Perdónenme los incrédulos, pero si estas no son evidencias contundentes, “apaga y vámonos”.  Ya no estamos manejando incertidumbres, si no realidades, vivimos la antesala de un régimen socialista con retórica e injurias desafiantes. Seguirán las manifestaciones callejeras para socavar la democracia, luego vendrá la materialización de sus reformas a las buenas o las malas. Por último, una Asamblea Nacional Constituyente exigida por el Eln, como requisito ineludible para desmovilizarse, y como el tema de la “Paz Total” está por encima de todo, será la estocada final para imponer definitivamente el Socialismo del Siglo XXI.

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies. Puede ver aquí la política de cookies.    Más información
Privacidad