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Por falta de foco en lo fundamental, perdemos la oportunidad de crear el partido político

     Cada día que pasa el desgobierno de Gustavo Petro demuestra que su objetivo es incentivar el caos, en lo cual es cum laude, porque su equipo de improvisadores no tiene un proyecto creíble de desarrollo nacional.

     Al mismo tiempo, nuestras reservas expresan descontentos en redes sociales, pero presas de vanidades, temores infundados y no pocas ambiciones caudillistas, indican que por no profundizar en la esencia del asunto, las actuales actuaciones políticas apuntarían a seguir en más de lo mismo.

    En ese escenario nos empeñamos en reiterar lo que está probado, que por esencia no conduce a resultados electorales favorables.

      Al presentar candidatos a elecciones con avales de politiqueros tradicionales, es indiscutible que las reservas de la Fuerza Pública, hemos perdido preciosas oportunidades para crear nuestro propio partido político.

    La solución es sencilla. Consiste en desarrollar con empeño total la construcción del partido, teniendo como base un plan estrategico que ya existe.

     Durante esta etapa de construcción general, nadie es candidato a nada, ni tiene prerrogativa alguna.

     Su accionar estará integrado a unos equipos de trabajo que ya están definidos y en la medida que sus ejecutorias muestren resultados tangibles y perfiles de sus reales capacidades, se escogerá de manera colectiva y en convención nacional se aprobará democráticamente, quienes serán los que nos representan y cuáles los programas que van a impulsar, los sistemas de alianzas, la fortaleza como militantes y la disciplina de partido.

     No es nada del otro mundo, pero la lógica estratégica infiere que ese es el camino adecuado.

      En nada nos ayuda la multiplicidad de candidatos sin programas, ni proyectos ni objetivos de partido, esperanzados en qué las reservas los elijamos, además, sin que ni siquiera los conozcamos.

     Por otro lado de manera paralela al anterior proceso, es absolutamente obligatorio que esas personas se formen estructuralmente cómo estrategas y estadistas.

      Y para el efecto ya existe el ente encargado y el proyecto andando.

     Decía el maestro Albert  Einstein que los sabios reflexionan mientras que los necios discuten, en especial cuando no les asiste la razón.

      Reflexionemos en torno a estas realidades y actuemos en consecuencia

     Cordialmente,

    Luis Alberto Villamarín Pulido

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