Por qué la reserva de la Fuerza Pública debe crear su propio partido político y no ser gregaria de nadie

      No hay ninguna certeza de que unirse a un dirigente político tradicional, garantice éxito alguno a las reservas de la Fuerza Pública en el próximo periodo electoral.
      Lo único que no tendrían que hacer los candidatos de la reserva, como miembros de esos partidos o movimientos, sería recoger las firmas, algo que por su naturaleza más bien les favorecería, porque se harían visibles con mayor tiempo.
       No es seguro que en esos partidos les paguen las pólizas a los candidatos, ni que les ayuden a financiar las campañas, ni siquiera que los asesoren en el quehacer. Lo usual es sálvese quien pueda, y las castas internas imponiendo directrices. Y dependiendo las listas cerradas o abiertas, tampoco les darán ventajas por el hecho de ser miembros de las reservas.
      Mucho menos les van a entregar contactos para desarrollar el trabajo político electoral. Cada quien debe trabajar por su cuenta. Y hacer lo que pueda.
      La experiencia acumulada demuestra, que a esos partidos solo les conviene multiplicar su dinámica clientelista, no trabajar sobre proyectos compartidos con quienes hacen alianzas.
      Como esas participaciones de las reservas en partidos o movimientos ya constituidos carecen de militancia e identidad, y de objetivos comunes, lo más seguro es que esos potenciales cuadros políticos de la reserva, terminen inmersos en manejos demagógicos y politiqueros, sin gravitar alrededor de proyectos serios.
       Y como es natural al elegirlos dentro de las colectividades existentes, deben lealtad es a ese partido no a las reservas. Total son cuadros políticos que reducen las potencialidades propias si consiguen la elección, o se desmotivan y no vuelven a comprometerse, si fracasan en el intento con un partido tradicional o un movimiento que les dé el aval.
       Tampoco puede desconocerse que tras la victoria de Petro, la “derecha” colombiana está desenfocada. No saben que hacer y están pescando en río revuelto, porque carecen de proyectos creíbles y solo saben de hacer politiquería. En pocas palabras: Son más de lo mismo y lo único que les interesa es recuperar el poder.

       No para solucionar los problemas estructurales del país, sino para quitárselo a los corruptos populistas de izquierda.
       Pero para crear un partido propio de las reservas, se necesita configurar la militancia y la identidad que le de sentido a la organización política, que necesariamente debe ser absolutamente independiente de las organizaciones gremiales y sociales, con la claridad ineludible de que un dirigente no puede ser al mismo tiempo líder gremial, social y político.

       Tener los tres o dos de los tres cargos al mismo tiempo, es absolutamente inconveniente. Lo gremial y lo social deben ser fuerzas de apoyo no parte estructural del partido. Es cuestión de simple lógica.

       Los candidatos se deben escoger al final del proceso de formación del partido. No se deben imponer de entrada. Y cada quien debe ser honesto para inscribir su nombre en el escenario que le corresponde. Una cosa es el deseo y otra la capacidad real.
        Finalmente es imperioso romper el paradigma que se ha autoimpuesto la reserva de que no somos capaces, que solo un civil nos puede organizar, porque no hay unidad.

        Reiteramos, las reservas no necesitan unidad porque esa es muy etérea: Necesitan militancia a partir de la estrategia, los objetivos, la identidad y la ideología, para robustecer un partido político.
       De contera, el partido debe gravitar en torno a un proyecto con plan estratégico. No alrededor de nombres en particular, pues en esencia ese partido debe ser una fuente de formación permanente de cuadros políticos.
Síntesis: Si se puede, y se debe formar el partido propio… Que no cundan las calenturas de pandemia.
Cordialmente

Luis Alberto Villamarin Pulido