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Putin aplica la estratégica guerra de nervios en torno a la eventual invasión rusa a Ucrania

    Geopolítica de Europa y Rusia

      Durante la tradicional conferencia de prensa de fin de año en Moscú, Vladimir V. Putin actual presidente de Rusia, apropiado de las más refinadas tácticas de guerra sicológica propias de la era soviética hasta llevar al adversario a la incertidumbre derivada de la guerra de nervios, aseveró que una posible reunión con el gobierno de Estados Unidos para tratar el problema de Ucrania en enero de 2022, es una señal positiva, pero también exigió una respuesta rápida a las “preocupaciones de seguridad rusa”.

     Al mejor estilo de la guerra sicológica comunista de la cual es experto, pasando de agresor a agredido, Putin culpa a Occidente por las crecientes tensiones, que en la práctica la política exterior rusa de la última década ha generado sobre Ucrania y Europa Occidental.

     En consecuencia, Vladimir V. Putin se negó a quitar de la mesa la amenaza de guerra contra Ucrania, convirtiendo su conferencia de prensa anual maratónica en. Una vitrina de guerra sicológica, sustentada en su capacidad para mantener a Occidente preocupada por eventuales acciones militares rusas.

      Los esperados comentarios de Putin no ayudan en nada a sofocar los temores mundiales acerca del inexplicable e injustificado aumento militar en la frontera de Rusia con Ucrania, cuando aseguró que no esperaría mucho para que Occidente abordara sus preocupaciones de seguridad agregó:

     “Fue Estados Unidos el que llegó con sus misiles a nuestra casa, a la puerta de nuestra casa”. Y nos exigen algunas garantías. Deben darnos garantías. De inmediato, y ahora mismo “.

     Las calculadas declaraciones de Putin alternativamente belicosas y en otros momentos aparentemente conciliadoras sobre Ucrania son un ejemplo claro de las tácticas de guerra sicológica estratégica, mediante las que Putin presenta su narrativa acerca de las tensiones en Europa del Este y mantener a Occidente inmerso en una guerra de nervios, adivinando sus verdaderas intenciones

     Simultáneamente, sus retóricas y calculadas amenazas, combinadas con la concentración de tropas en la frontera con Ucrania, han ayudado a Putin a conseguir la atención permanente de la Casa Blanca, en asuntos que durante años han irritado al Kremlin, en especial para quienes conciben la progresiva expansión de la infraestructura militar occidental (OTAN) hacia las fronteras de Rusia, como una amenaza fundamental contra la seguridad nacional y la proyección geopolítica de la expansiva Federación Rusa.

     A mediados de diciembre de 2021, Rusia publicó lo que podría definirse como un ultimátum exigiendo una esfera de influencia en Europa Oriental, para que Estados Unidos y la OTAN no incluyan en la alianza a Ucrania u otros países de la región postsoviética, e impedir que allí realicen alguna actividad militar. De inmediato, la OTAN rechazó las demandas rusas por abusivas y avarientas.

     Entre tanto desde Washington, un alto funcionario de la administración Biden, informó a los periodistas poco después de la conferencia de prensa de Putin, que aún no se han fijado ni fecha ni lugar para iniciar las conversaciones en torno a la grave situación de Ucrania.

     Sin embargo, aclaró que la administración Biden está dispuesta a comenzar las discusiones con Moscú en enero de 2022, siempre y cuando se incluyan las provocaciones rusas como los movimientos de tropas a la frontera con Ucrania.

      Las agencias de inteligencia de Estados Unidos y otros países occidentales, han corroborado con pruebas fehacientes que Rusia desplegó decenas de miles de soldados cerca de la frontera con Ucrania, con planes de acumular una fuerza de invasión de hasta 175.000 soldados.

      Visto desde otro ángulo, al tratar el tema de las conversaciones con Estados Unidos Putin pareció sugerir que un ataque ruso sobre la frontera con Ucrania no es inminente. Por su parte, funcionarios de inteligencia estadounidenses encargados de esta región del planeta, han dicho durante diciembre de 2021, que si Putin planea atacar a Ucrania, decisión que no creen que aún haya tomado, solo estaría listo hasta finales de enero de 2022, cuando se hayan concentrado más tropas y el terreno se haya congelado, porque en las circunstancias actuales, las fuerzas blindadas, mecanizadas y motorizadas terrestres de Rusia podrían quedar atrapadas en el territorio fangoso antes de que la nieve de la época se congele y permita el tránsito de las fuerzas rusas hacia el interior ucraniano.

      Además de la retórica y el manejo calculado de las disertaciones propagandísticas de Putin, indica que el impulso ruso para las negociaciones está orientado a ganar tiempo para consolidar plenamente una posible acción militar, puesto que no hay negociaciones concretas sobre documentos concretos, que produzcan resultados concretos a corto y necesario plazo, máxime que el gobierno ruso no puede limitarse mantener tantas  durante meses, a fuerzas militares con alto nivel de preparación asediando a un vecino en la frontera, pues un incidente menor podría desencadenar una tragedia mayor.

      Sean cuales fueren las intenciones de Putin, Estados Unidos está reuniendo aliados europeos para consolidar sanciones coordinadas contra Rusia, que entrarían en vigor al comenzar la acción militar rusa en Ucrania. Pero aún no es claro si la amenaza de tales sanciones impresionaría a Putin, quien ha reiterado en diversos escenarios internacionales, que Rusia ha sobrevivido durante años pese a las sanciones económicas occidentales.

      Igualmente, los funcionarios estadounidenses y europeos continúan monitoreando los ataques cibernéticos y la desinformación integrados a la campaña de guerra sicológica estratégica de guerra de nervios, mediante la que las que las Fuerzas Militares, rusas estarían preparando el campo de batalla para cualquier acción militar futura, debido a que la campaña de desinformación ordenada por Putin desde Moscú, intenta crear el convencimiento colectivo de que Ucrania es el país que provoca el conflicto armado.

      Por medio de otra señal de doble moral rusa , Valery V. Gerasimov, comandante general de las Fuerzas Militares rusas, habló con su homólogo británico, Sir Tony Radakin, y con el general Mark A. Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, para garantizarles que su país no planea ninguna acción militar contra Ucrania, pero, enseguida anunció ejercicios de paracaidistas militares en Crimea y sus alrededores.

      Cuando Putin afirmó que le están llevando misiles a casa, parecía referirse a los sistemas de defensa antimisiles en Polonia y Rumania. En anteriores ocasiones Putin ha alegado que dichos sistemas se pueden utilizar con fines ofensivos y que pronto podrían instalarse en Ucrania. En contraste, los funcionarios occidentales niegan tales afirmaciones, con el argumento que por definición, los interceptores de misiles, solo se utilizan para repeler ataques misileros.

      Asimismo, los funcionarios estadounidenses son categóricos: Eliminar las defensas antimisiles de los países de la OTAN socavaría la seguridad europea. Por ende, continuarán dotando a Ucrania con armamento defensivo, inclusive con misiles Javelin, que podrían ser utilizados contra tanques rusos. Pero es claro también, que como Ucrania no es miembro de la OTAN, naturalmente, la OTAN no tiene defensas antimisiles ni armas nucleares en territorio ucraniano.

      La calculada rueda de prensa para difundir la guerra de nervios emanada del Kremlin, luego de casi dos años sin salir a eventos públicos masivos debido a la pandemia, es la demostración de la imagen que prefabricada por sus organismos de propaganda, de que Putin es experto en todos los aspectos,  y al mismo tiempo, un líder benévolo: un “buen zar” que mantiene a raya a los funcionarios locales mientras dirige el país más grande del mundo.

      Se puede especular lo que se quiera respecto a un eventual ataque ruso contra Ucrania, pero lo cierto es que Putin aspira seguir atornillado al poder. Para lograrlo vende la idea de que su país es agredido, razón por la cual crea las condiciones para que se presente un conflicto armado, en el que desde la óptica de la retórica que ha preconstruido, Rusia es víctima y no victimario.

     Otro enorme reto para la diplomacia internacional, cuya solución exige estadistas con  mentalidad de estrategas y clara concepción de la solución a los por siempre existentes, problemas geopolíticos de alta importancia mundial.

      Teniente coronel Luis Alberto Villamarín Pulido

      Autor de 40 libros de geopolítica, estrategia y defensa nacional

      www.luisvillamarin.com

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