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¿Qué pasa con los partidos políticos en Colombia?

    Por Diego León Caicedo Muñoz

      “Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”, Georg C. Lichtenberg.

      Los partidos políticos son la columna principal sobre la cual se sostiene la democracia y esta ve reflejada su solidez, en la calidad y fortaleza de su sistema de partidos. Indudablemente estos son el conducto entre las demandas de la sociedad civil y el Estado y viceversa, para definir las políticas públicas que garanticen la convivencia pacífica y el desarrollo social.

       La Constitución política define a los partidos políticos como entidades de interés público, que tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder político.

     La principal función de un partido político hoy en día es transformar las necesidades de los ciudadanos en plataformas programáticas coherentes y aterrizadas con la realidad social y económica de cada sociedad.

       Por esta razón, es cosa del pasado reducir la solución de la problemática general a un esquema de derecha e izquierda. En la práctica los partidos políticos se han convertido en un obstáculo para la construcción del interés colectivo, debido a la única inclinación que tienen, que es la electoral.  

      El propósito de cualquier partido político es promover la defensa de los derechos humanos y mejorar la calidad de vida de las personas. En consecuencia, deben desplegar una permanente labor social, lo cual implica la consecución de una conciencia colectiva que prevalezca sobre lo particular. Paradójicamente hacen lo contrario.

      La carta política les abrió la puerta a las diferentes corrientes políticas con el fin de activar la democracia y de esta forma acabar con el bipartidismo existente hasta ese momento.

       Parece que el remedio fue peor que la enfermedad, las normas para poder formar un movimiento político fueron demasiado laxas y se pasó de tener dos partidos políticos a tener una cantidad exagerada.

       Hasta llegar al punto de tener partidos unipersonales, generadores de ingobernabilidad. En la actualidad, de acuerdo con el Consejo Nacional Electoral, existen 16 partidos con personería jurídica y según encuesta reciente de la Universidad de los Andes, más del 85% de los colombianos no se identifica con ningún partido político.

        La partidocracia mezclada con la corrupción, deslegitimó y desprestigió a los partidos políticos en detrimento de la democracia. Esta combinación perversa generó pugnas violentas entre partidos. Violencia que se enfrasca en el odio por el adversario, que no es visto como tal, sino como enemigo, dejando ver que muy poco les interesa las demandas de la sociedad civil.

       Una muestra fehaciente es la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, en donde nunca se reúnen los expresidentes de Colombia para defender los intereses de la sociedad colombiana, porque es tanto el odio visceral que expelen unos contra otros que no se pueden reunir, ni si quiera para defender a la nación.

       La Constitución Política también permitió que una persona que no cuente con el aval de un partido, mediante firmas de los ciudadanos, pueda participar en la contienda electoral. Oportunidad utilizada para el surgimiento de liderazgos mesiánicos y de corte populista, sin ningún fundamento ideológico, más allá del beneficio particular.  Hasta el día de hoy son 26 los precandidatos presidenciales registrados que van por firmas para las elecciones de 2022.

       ¿Qué les pasó a los partidos políticos? ¿dejaron de ser importantes para los políticos? Los partidos tradicionales prácticamente se encuentran al borde de la extinción, aferrados a unos dirigentes ortodoxos y autoritarios, y los partidos nuevos, regentados por los intereses de sus líderes, aparecen y desaparecen en cada contienda electoral.

       Según el politólogo Rodrigo Sánchez, existe una relación tóxica entre partidos y políticos, como los primeros tienen que sobrevivir, otorgan avales a figuras con votos, sin importar que estén cuestionados y que puedan afectar la imagen del partido, por el contrario, los políticos cuando ven que los partidos se convierten en un problema para sus aspiraciones personales, aprovechan el caudal electoral y arman su toldo aparte a través de las firmas.

       De acuerdo con el politólogo Luis Carlos Arbeláez Villegas, “es importante prestar atención al fenómeno de la despartidización del sistema político colombiano. Es necesario fortalecer los partidos políticos desde su base ideológica, para institucionalizar la política y así evitar que las demandas sociales y el Estado pasen por inescrupulosos particulares”.

Por su puesto, la iniciativa debe salir del seno de la sociedad y para eso es ineludible la educación en principios y valores democráticos. No hay que olvidar que las personas pasan y las instituciones permanecen.

       Estamos a tiempo de evitar la misma suerte de Venezuela, en ese país el debilitamiento de los partidos originó el socialismo del siglo XXI.

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