Solución a histórica polarización sin cultura ni proyecto político, exige partido con visión transformadora
Solución a histórica polarización sin cultura ni proyecto político, exige partido con visión transformadora
Martes 19 de diciembre de 2023
Editorial N° 21
Colombianos: Les habla Luis Alberto Villamarín Pulido
La polarización política divide la opinión pública en extremos opuestos. Consecuencia, las voces moderadas pierden poder e influencia.
Es un estado anímico sicosocial, en que opiniones políticas concretas son opuestas a postulados teóricos. El aumento cronológico de tal oposición se convierte en proceso político.
En los albores de la república, durante la llamada Patria Boba, los criollos granadinos se dividieron en centralistas y federalistas. Origen de varias guerras civiles e inicio de polarizaciones políticas, evolutivas en incontables e interminables violencias y barbaries en Colombia.
Por falta de partidos políticos estructurados con base en objetivos, programas, planes y proyectos, el caudillismo ha incentivado odios insepultos e ideales conexos con intereses de élites ansiosas de poder, igualmente convencidas de poseer derechos divinos; sumadas a presiones de la iglesia católica y corruptelas de oportunistas ávidos de beneficiarse de nóminas y presupuesto público.
Carentes de objetivos nacionales y poco interesados en construir políticas de Estado, los caudillos acostumbraron a los colombianos sin acceso al poder, a creer que sus nombres y autoglorificaciones son superiores a los destinos nacionales.
Con banderas ideológicas, difusas pero radicales, propias del binomio liberal-conservador atizadas por oradores incendiarios, enseguida, complementadas por extremismos comunistas, pasamos de guerras civiles bipartidistas, a violencia tripartidista, a agresión comunista armada y finalmente al actual narcoterrorismo comunista contra Colombia.
En dichas etapas, han pululado grupos de poder mediante amiguismos, caudillos que incitan masas ignorantes a eliminar al adversario persé; violencia multiforme; eterna corrupción y desvío de dineros públicos; componendas, cambios de constituciones, ausencia de políticas de Estado, cero propósitos nacionales, olvido del hinterland en las fronteras, economías ilegales, baja producción industrial, desempleo, inseguridad social, campeo de delincuencias, etc.
Identificados los males y sus causantes, urge curar la enfermedad y erradicar nefastos virus de la dinámica política colombiana, incluidos los continuadores de tales esquemas.
La solución es un partido político transformador, dirigido por estrategas con visión de estadistas. No por caudillos, líderes autonombrados, que sin ninguna fundamentación político-estratégica, fungen como mesías salvadores, pero son más de lo mismo.
Manos a la obra