La paz total de Petro será una utopía
Por MG.Eduardo Santos Quiñones.
En la medida que va corriendo el tiempo, adivino que está por llegar el peor momento colombiano y las ilusiones de llegar al paraíso de la paz total se convertirán en una simple utopía. El país está entronizado en un conflicto sin fin y rodeado de elementos de la peor pelambre.
Que no nos quepa duda que la crisis actual empezó con el segundo gobierno de Juan Manuel Santos quien con su slogan de la paz que tanto anhelamos venció dudosamente a Oscar Iván Zuluaga. Asumió su segundo mandato con la obsesión del proceso de paz que el pueblo inicialmente tragó entero, pero desconocíamos su tinte comunista, como quiera que desde joven con su hermano Enrique mantenía contacto con los hermanos Castro en Cuba y otros lugares. No podía ser entonces un lugar diferente a Cuba para dar inicio a las conversaciones.
Nuestro pueblo esperanzado fue engañado, pues en la medida que avanzaban los diálogos el presidente y De La Calle (jefe de la Delegación) se contradecían en sus declaraciones y no supimos qué estaba sucediendo en la isla, pues los bandidos amenazaban cada rato con abandonar la mesa de diálogo. Se trató de convencer a la gente que todo estaba funcionando bien, cuando la verdad era que se le estaban dando todo tipo de concesiones a la guerrilla. Causó extrañeza que el alto mando en cabeza de los delegados apareciera haciendo lobby sobre la paz en el congreso y en varias unidades militares.
El proceso como tal se convirtió en una serie de exigencias por parte de la guerrilla y concesiones por parte del Gobierno. Se dice que cuando se tocó el punto del narcotráfico no hubo solución y fueron los veedores quienes, saliéndose de sus funciones, redactaron el documento, quedando el narcotráfico conexo al delito de rebelión que da unos cinco años de cárcel.
Este pequeño relato lo escribo para significarles de dónde salió el problema viviente, pues se abrieron las puertas de par en par para que el comunismo con todas sus gabelas apareciera en el congreso y con justicia propia para absolver a los criminales y enlodar la imagen de las FF.MM., endilgando delitos nunca cometidos que han socavado hasta los tuétanos nuestra institucionalidad.
