Imposible seguir ocultando

      Por Iván González Urán

         El informe del cura que habla y escribe como si fuera del Eln, puso a todo el mundo a contar su verdadera verdad, entonces la homilía del ¿sacerdote? De Roux comenzó a derrumbarse por si sola.

      Es una lástima que algunos pocos prelados, sigan destruyendo la invaluable buena labor de tantos santos sacerdotes que han dedicado su vida a predicar la bondad.

      Unos pocos derrumban con mucha facilidad lo que muchos construyen con gran dificultad.

      La iglesia católica en los últimos años viene sufriendo del descubrimiento de graves pecados de diferente naturaleza. Lo cual la ha perjudicado y la ha puesto en grave riesgo de derrumbarse. Asunto bancarios, morales y judiciales que indican la necesidad de modernización y reingeniería.

     Es necesaria una autodepuracion interna de gran profundidad y no con solo simples traslados de sacerdotes de un lugar a otro. O mirando para otro lado, o escondiendo la cabeza en la arena. Eso solo es propagar la infección.

      De seguro el curita del informe de la verdad lo enviarán, quizás, mucho de monaguillo de capilla veredal por esa mentira y por la gigantesca omisión de los miles de crímenes que le está perdonando a las Farc. Pretendiendo cubrir tan descomunal verdad con la cortina del confesionario.

       De Roux todavía cree que los sacerdotes de Golconda seguirán en la penumbra y que el cura Manuel Pérez aún vive. Cuando la revolución de las sotanas es ya bien conocida. Tanto que Javier Darío Restrepo, por pura e insoportable necesidad moral, debió dejar su compromiso espiritual con la iglesia para salir a revelar lo sucedido dentro de las sacristías. Ante intolerable necesidad de hacer honor a la verdad.

      Se nos ha pedido confesar toda la verdad. Pero aún siguen algunos pretendiendo lograr perdón completo con verdades a medias. Mientras exista hipocresía no habrá perdón.

       La verdad duele, pero solo a los pecadores. Si alguien se siente aludido y busca ocultar sus faltas, en especial por omisión, es porque su conciencia le acusa de necesitar más confesión. Porque algo aún oculta y no es capaz de rezar su “Yo Pecador” con golpes de pecho.