Nuestro propósito superior: Unidos para ser más fuertes.
ConferenciasPublicacionesSeminario Geopolítica y ConflictividadSeminario Liderazgo PolíticoSeminarios

Incidencia de los acontecimientos de 1850 en la vida actual de Colombia

Influencia de la religión católica en la violencia política de Colombia

La ley 20 de 1850, preparada por Manuel Murillo Toro ministro de Hacienda de la administración de José Hilario López, fue punto de quiebre de pasiones políticas acumuladas, y a la vez inicio de la violencia partidista y polarizaciones extremas, características de la vida republicana de Colombia.

Lo candente de esta ley fue quitar a la iglesia católica prebendas fiscales como el pago del diezmo, y los bienes muertos, con la consecuente separación de la institución religiosa en la vida política del país, además de ser antesala para liberar definitivamente a los esclavos en 1851, y el venidero conflicto con hacendados y ganaderos esclavistas.

La tensión desembocó en la guerra civil de 1850 orquestada por Mariano Ospina Rodríguez y otros copartidarios, cercanos a la iglesia católica, que acababan de fundar el Partido Conservador. Por su parte, los liberales también acabados de fundar como partido político, se dividieron en Radicales (gólgotas) que estaban inspirados en la comuna de París de 1848, y draconianos (moderados), que estaban más cercanos de los conservadores.

La absurda guerra estalló de inmediato y se extendió por todo el territorio nacional. El general José María Obando que una década antes fue rebelde antigobiernista en la “Guerra de los Supremos”, esta vez combatió a favor del gobierno de López.

Tomás Cipriano de Mosquera quien combatió en la guerra de los supremos en el bando ministerial de Marquéz, y que meses antes había entregado el poder como uno de los conservadores más férreos, estaba en New York manejando su empresa particular, terció a favor del gobierno liberal de José Hilario López.

Los antecedentes de esa ley y la guerra civil en la que la única perdedora fue Colombia, se circunscriben a que entre 1830 y 1850, las dos décadas siguientes a la muerte del Libertador, el país era muy joven, e inclusive pervivían instituciones de corte colonial español como el sistema tributario y la exagerada inmersión de la iglesia católica en la vida política y social del país, mayoritariamente campesino.

El ascenso de José Ignacio Márquez al poder (1837-1841) fue tragicómico, pero grave para Colombia.

Santanderista, Márquez fue uno de sus contradictores y causantes de odios y bajas pasiones que llevaron a la muerte de Bolívar. Debido a un lío de faldas en el que estuvieron de por medio las hermanas Ibáñez, Santander intentó asesinarlo, y en represalia Márquez encabezó una corriente antisantanderista que sin ideología política se declaró “bolivariana”, pero con actitudes y planteamientos contrarios al pensamiento político del Libertador.

Mosquera impuso para el lapso 1841-1845 a su yerno Pedro Alcántara Herrán, y se preparó para gobernar durante el lapso 1845-1849.

Durante ese periodo, Mosquera abanderó supuestos ideales de Bolívar, pero estuvo muy cercano a la iglesia católica, visión con la que no se identificaba plenamente el Libertador. Y por medio del canciller Mallarino, firmó el tratado con Estados Unidos para construir el ferrocarril de Panamá. Desde entonces la logia Mallarino-Holguín-Mosquera, se apropió de la cancillería como un feudo político particular.

El ascenso de José Hilario López al poder en 1849, marcó el inicio de infortunados sucesos para la vida política del país, que 172 años después siguen vigentes y no han permitido que se cristalice la paz duradera, y terminen las polarizaciones, que han producido tanta violencia política.

La ley 20 de 1850 exacerbó ánimos, dividió partidos, estimuló odios ahora insepultos, produjo la segunda guerra civil, motivó al dictador ecuatoriano Flores para apoyar la rebeldía conservadora e intentar robo de territorio colombiano; ascendió a Obando poder; indujo al golpe de Estado de Melo; hubo una nueva guerra civil, el congreso ejerció funciones en el exilio y nombró a dos panameños como sucesivos presidentes paralelos, y tras ese escenario convulso, el retorno a la democracia puso en el palacio de gobierno al conservador Mariano Ospina Rodríguez.

Una vez posesionado Ospina, activó la Confederación Granadina, algo a lo cual se había opuesto años antes, e intentó, derogar la ley 20 de 1850. Se alió con la iglesia católica, desconoció a los liberales radicales e hizo alianzas con los draconianos.

Vino una nueva guerra civil encabezada por Tomás Cipriano de Mosquera quien ingresó triunfante a Bogotá en 1860, tomó el poder, fusiló a enemigos políticos, se declaró dictador con ideas radicales a pesar de ser terrateniente y rico comerciante, convocó la convención de Rionegro para legitimarse como presidente, y con su aval inició el conflictivo periodo de confrontaciones existido entre 1863 y 1886, cuando el país se llamó Estados Unidos de Colombia.

La polarización creció. Rafael Núñez, siguió el ejemplo de Marquéz y Mosquera pasando de un bando a otro, y para legitimar el concubinato con una cartagenera, cedió al Vaticano la preminencia en la educación y la influencia de la iglesia católica en la vida política colombiana.

Vino la guerra de los mil días. Esta llevó a la violencia bipartidista de 1950 y a la violencia tripartidista de 1960, que luego confluyó en el narcoterrorismo comunista contra Colombia.

171 años después, el país sigue enfrascado en polarizaciones similares con otros intereses, pero sin ningún asidero ideológico sólido, como sucedía en 1850.

¡17 décadas perdidas!…

Historia de la violencia política en Colombia

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies. Puede ver aquí la política de cookies.    Más información
Privacidad