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Crónicas de las guerrillas liberales y comunistas

Por Iván González

Parece que Federico Arango fueron bandoleros residuales de la fuerza que diez años antes reunieron el poderoso cabesilla Capitán Franco de Antioquía con los de Santander para atacar la Base de Palanquero. Como parte de un plan más grande en coordinación con las del Llano de Guadalupe y las del norte del Tolima.

Todas de apoyo ideológico y algo de económico liberal.
Con el incipiente adoctrinamiento comunista. Pues liberales y comunistas traían una vieja simpatía de muchos años atrás desde los tiempos de López Pumarejo, en los reinta.
Que para los años posteriores conformaron los bolcheviques del Líbano.
Y razón por la cual Rojas Pinilla pidió a López Pumarejo ir al Llano a llevar la oferta de amnistía a Guadalupe.

Pero ese ataque fallo con bastantes bajas de los asaltantes.
Con ello todo el plan de toma del gobierno porque la capacidad aérea no pudo ser neutralizada.

Y el Capitán Franco se dedicó a sobrevivir en su bastión en Urrao hasta su posterior desmovilización.

Los sobrevivientes rasos del ataque a Palanquero se dedicaron al bandolerismo y después está cuadrilla fue diezmada.

De esos hechos anteriores no hay prácticamente verificación histórica sino solo recuentos verbales familiares.

Que aunque tienen concatenación con los comprobables solo son de valor tradicionalista particular y anecdóticos.

Todo un laberinto y rompecabezas de factores un poco complejo y por ello difícil de armar.

Dos épocas

El segundo intento de toma de Palanquero por parte de Federico Arango en 1963 y el posterior choque con tropas del Ejército, tiene por antecedentes dos intentos de golpe estado. Uno en 1949 proveniente del Llano por parte del Capitán de la FAC Alfredo Silva Romero.

Protagonizados, el primero, por el comandante de la Base Aérea de Apiay en 1949 contra Ospina Pérez. Y apoyado por las guerrillas liberales de Eliseo Velasquez en el Meta y de Guadalupe Salcedo en el Casanare.

Además de unos altos jefes nacionales del partido liberal. De estos hechos hay plena verificación histórica bien documentada. Plan que falló por la retirada, a última hora, de las directivas liberales de Bogotá. Que no fue anunciada con tiempo y por ello el oficial debió desistir y ser detenido.

El segundo intento de golpe de estado y el primer intento de ataque a Palanquero, fue en 1952 por parte del Capitán Juan de Jesús Franco.

También bien confirmado y los hechos acontecidos. Más no los motivos que los incitaron y la forma como los planearon. En ese aspecto gran parte están sin verificación histórica.

Solo son recuentos verbales. Que aunque tienen concatenación con los hechos comprobados, solo son de valor tradicionalista particular y anecdótico. Más un poco de narrativa familiar. Pero confiables. Aún es un laberinto y rompecabezas de muchos factores un poco complejos y por ello un rompecabezas difícil de armar.

El asalto a Palanquero fue parte de un plan más grande coordinado entre las guerrillas liberales del Llano de Guadalupe, que actuaba en Casanare y las del norte del Tolima para la toma del poder. Plan inspirado en el del Capitán Silva unos años antes.

En 1952, el cabecilla liberal Capitán Franco, del Suroeste de Antioquía se adhirió al plan de toma del poder, en el gobierno conservador de Laureano Gómez, con los del Occidente de Santander para atacar la Base Aérea de Palanquero la noche de un fin de año.
Aunque su intención era más de venganza personal contra la FAC y contra la persecución partidista conservadora, que propiamente hacerse al poder. Su objetivo era limitado. El resto lo dejaba a los otros tres grupos liberales. Las guerrillas liberales de Santander y los del Tolima.

Para los años cincuenta tenían apoyo ideológico y algo económico liberal, por la persecución conservadora que sufrían de Ospina Pérez y Laureano Gómez con la tenebrosa Popol casi toda chulavita. Aunque fundamentalmente las cuadrillas liberales sobrevivían del bandolerismo.

Con un incipiente adoctrinamiento por parte el partido comunista. Quien también sacaba doble beneficio: debilitar el gobierno y captar adeptos para su objetivo de imponer un gobierno comunista en Colombia. Intención que tenía desde hacía bastantes años pero no lograda por no haber alcanzado suficiente adhesión popular a sus ideas revolucionarias.

Aunque se había esforzado bastante en infiltrar el partido liberal y los sindicatos. En contra de la férrea oposición de la Iglesia católica por tener ideología contraía a sus creencias. En especial la declaración atea del comunismo, quien bautizo la religión como el opio del pueblo.

Liberales, comunistas y un poco sindicalistas traían una vieja simpatía de muchos años atrás por conveniencias ideológicas mutuas. Desde los tiempos de López Pumarejo, en los años treinta. Posteriormente, para los años 50, las guerrillas liberales del Tolima, se adhirieron al plan del capitán Franco y los santanderistas para saltar Palanquero. Y los comunistas conformaron con los tolimenses los Bolcheviques del Líbano.

Los líderes liberales centrales tenían suficiente influencia en estas cuadrillas, aunque lo negaban, como para que Rojas Pinilla, en la década del cincuenta, pidiera a López Pumarejo, como líder liberal, ir al Llano a llevar la oferta de amnistía a Guadalupe.

Quién actuaba en el Casanare con guerrilla liberal. Pero mientras se llegaba al acuerdo seguía el plan del ataque a Palanquero.

Que falló por las muchas bajas en las tropas asaltantes debido a una fuerte y bien coordinada acción defensiva y posterior contrataque de las tropas de la Base Aérea. Con ello también se frustró todo el plan de toma del gobierno. Porque el corazón de la capacidad aérea de combate del gobierno no pudo ser neutralizada.

Objetivo que se consideraba el primero y fundamental para ser seguidos con el asalto conjunto y posterior a la capital, con la agregación de las otras dos fuerzas insurgentes. Las del Llano y las del Tolima. Perdida esa primera victoria las demás fuerzas desistieron y cancelaron el plan.

El Capitán Franco se retiró a su bastión liberal en Urrao. Hasta su posterior desmovilización. Con su satisfacción de haber cobrado, en primer término, el bombardeo que le hizo la FAC a su taller de armamento en el valle del río Pabón en Urrao, Antioquia, un año antes.

Y de atacar el gobierno conservador de Laureano Gómez. Lo demás era cosa de las otras tres cuadrillas liberales quienes si tenían interés de dar un golpe de estado. No se sabe si también se habría agregado a ese fin en caso de no haber sido derrotado.

Plan Lazo

Para 1963 se ejecutó la paradigmática operación militar en la que el Ejército abatió a 14 terroristas comunistas entre ellos su cabecilla Federico Arango Fonnegra, durante la ejecución del PLAN LAZO.
Los sobrevivientes del fallido ataque a Palanquero se dedicaron al bandolerismo en el área. Esta cuadrilla fue diezmada diez años después durante una de las operaciones de la ejecución del Plan Lazo.

El plan que consistía en la política de unión entre las diversas zonas del país para mitigar, con progreso social por parte de las mismas Fuerzas Militares, el impacto de los combates en la población civil. Bajo el criterio de la acción cívica/militar de esfuerzos sociales compartidos.

Tres contricantes y un solo objetivo político

Para entender mejor el plan lazo y el combate de Federico Arango, evaluemos el entorno en el que actuaban las Fuerzas Armadas. Al Ejército le tocaba combatir tres insurgentes armados y un enemigo político simultáneamente, durante la agitada década de 1950 y parte de la de 1960.

No podía contar mucho con la policía nacional. Pues había sido suspendida con motivo de sus actuaciones en el bogotazo y se encontraba en proceso de reorganización bajo el mando de un Director Nacional militar. Además de las nefasta injerencias de la POPOL inventada por los gobierno conservadores.

Que actuaba en forma paralela y similar a las SS alemanas. Aunque en menor escala pero también sanguinarias y retrogradas.
La poderosa neutralidad militar era inconveniente para el partido que gobernara. Así fuese paradójico que también era quién sostenía la autoridad presidencial gracias a su imparcialidad y subordinación democrática.
Imparcialidad debido a la cual el partido político establecido en el gobierno trataba de politizarlo ideologizándolo a su favor.

Para que no fuera una fuerza neutral nacionalista sino partidista. También era visto como la invaluable oportunidad y medio de sometimiento y adoctrinamiento de los demás partidos. Además de aprovecharlo de forma utilitarista solo para que lo sostuviese en el poder.

Pues lo que se acostumbraba, una vez posicionado el partido ganador en las elecciones, no gobernar en favor de la nación sino con la intención de hacer hegemónica su doctrina por años implantándola en todo el país.

Para que fuese gobernado siempre y únicamente bajo sus únicas ideas y doctrinas.

Una manera de eliminar la pluralidad ideológica de la democracia.

Situación que aunque es factible no fuese premeditada, si lo era plenamente real y clara. Lo suficiente como para que debiera ser percibida como demasiado perjudicial a los intereses nacionales. Sin embargo, no lo identificaba de esa manera por falta de visión.

Defecto sólo explicable por el fanático enceguecimiento partidista irracional de todos los dirigentes políticos.
En la misma forma como se ha hecho en los países comunistas. Donde solo hay un solo partido, el socialista, con sus gobernantes dictatoriales permanentes.

Pero esa misma figura comunista es la que han intentado, por muchos años, los dos partidos preponderantes colombianos casi desde el mismo resurgimiento de la nación.

Bipartidismo causa de nuestro inagotable conflicto interno por su obstinada polarización.

Sólo que a partir del triunfo de la revolución violenta bolchevique comunista en Rusia, les surgió un tercer competidor en nuestro suelo. Mucho más beligerante, cuando a final de la década de los años cincuenta el comunismo tomó el poder del en Cuba.

Obsesionado en expandir su concepción de un fantástico mundo más feliz. Implantándolo incluso con la fuerza de las armas, creyendo ser la clase de gobierno salvador de las desgracias del continente americano.

Razón por la cual el Ejército debió inventarse el Plan Lazo para mitigar el cruento impacto que ocasionaba la hecatombe en la población no combatiente. Además del gran perjuicio a la falta de progreso y avance en la calidad de vida.

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