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Entendiendo el despido del almirante de Buenaventura

 Por Iván González

El dicho popular lo dice claro: Al árbol que da frutos es al que le tiran piedra. Entiendo que el señor Almirante sufrió las consecuencias de tomar decisiones. Lo que es propio de comandantes y no de volubles gobernantes.

Donde estos últimos son buenos donde y cuando no pasa nada que exija usar autoridad.

Como cuando el señor Marroquín era el presidente y nos arrebataron Panamá sin darse cuenta y creyendo que todo marchaba bien en la periferia nacional, como ahora ha pasado con Buenaventura. La historia se repite.

Pero los comandantes son entrenados para lo bueno, para cuando todo marcha bien.

Pero mucho más cuando todo está mal. Y sobre los efectos periféricos o colaterales. Porque es precisamente donde se pone en evidencia el talante y el talento de los líderes, los dirigentes, los idóneos gobernantes y mucho más los brillantes comandantes.

Cosas que poco entienden los civiles, formados, educados y entrenados pero en la vida más fácil y cómoda. Que, sin embargo, ven como poco útiles ni idóneos a los militares. Solo cuando el peligro asoma. Normalmente tarde.

Pues Buenaventura es uno de los cuellos del reloj de arena de la nación en cuanto al flujo de superficie. Cómo se suele llamar en los flujos aéreos del mundo aeronáutico. Puesto que son iguales a los puntos nodales de Los ejes de flujo aéreo.

Lógicamente que a una velocidad, distancia y amplitud mucho más grande.

Cómo lo es Colombia que concentra en su espacio aéreo los flujos meridionales y septentrionales en ambas direcciones de todo el continente americano. Cosas que, por la altura en que sucede el fenómeno, nada notamos los que estamos en superficie.

Asimismo lo es el tramo terrestre Buenaventura/Cali. Porque por allí pasa todo lo que llega del Asia y de la costa oeste del continente americano.

Para después irradiarse, partiendo desde Cali, a toda la nación.

Si la izquierda revoltosa revolucionaria, vandálica y destructora, tuviera la más mínima idea estratégica del efecto maligno qué le causa el país, tendría una actitud más civilizada y sensata. Podría pensarse qué, precisamente, por saber eso es que lo hace.

Creemos que es por lo contrario, por su ignorancia.

Puesto que lo único que ha logrado es provocar el reproche y el rechazo de la conciencia colectiva nacional por el gigantesco daño que le ha causado. Los comerciantes e industriales han tratado de atenuar el efecto destructor pagando salarios aún sin producción y menos ventas.

Quizás por solidaridad social, compasión cristiana o defensa de su capital humano entrenado que le es muy difícil de reponer. Pero si el sector de la economía nacional tuviese mejores redes de información y análisis, similares a las que en la milicia llamamos la “inteligencia militar”, podrían ser menos vulnerables a las amenazas.

La situación actual ameritaba que hubiesen elaborado sus hipótesis de conflicto y panoramas factibles. Que por lo que pintaban desde un comienzo debieron haber tomado las mismas decisiones de atenuación de la amnesia, pero oportunas y menos traumáticas. Aplicando planes de contingencia o de emergencia como también solemos hacer los militares.

Es decir de haber suspendido toda la producción enviando a vacaciones forzosas o anticipadas a un 50% de la planta operativa y casi toda la administrativa. No congelando toda la nómina salarial pero si al menos reduciéndola a la mitad y sin eliminar las plazas laborales.

Como una poderosa arma de presión psicológica y creando animadversión de los millones de trabajadores explicándoles qué esa medida, aunque drástica, era indispensable para no matar la gallina de los huevos de oro. Pudiendo sostener al menos la cuchara. Que aunque poco algo era. Para eso se requería que ellos estén más unificados, organizados y bien dirigidos.

Con la opción de que cuando todo volviese a la normalidad, lo perdido se podría regresar a la normalidad con su mismo apoyo. Para que pudiesen obtener lo perdido y quizás hasta más. Por la necesidad insatisfecha acumulada del mercado que sería mayor a futuro. De esa forma la finca, es decir todo el país, no se colmaría de malezas que después sería casi imposible de erradicar, apunta de costosas y dañinas fumigaciones de herbicidas.

Pero se confiaron a lo que creyeron que sería remediable apunta de Esmad y fuerza policial. Claro que las reservas militares tampoco es que estemos así tan estructurados y por lo tanto no mucho les podemos pedir al sector económico. Estos defectos también son pandémicos y también creemos que los virus no es capaz de llegar de la China a América.

Sin embargo esas medidas de contingencia no son ideas locas ni un invento descabellado cómo muchos podrán creer. Recordemos que tenemos un ejemplo muy local y no tan antiguo. En 1957 parece que comerciantes e industriales estaban más lúcidos y organizados que ahora después de más de medio siglo. Hicieron algo muy similar y lograron que el General Presidente desistiera de su deseo de seguir gobernando otro período más.

Lo obligaron a dejar el puesto y marcharse. Ese poder debimos aplicar con oportunidad. Ya no contra el gobernante sino en su favor. Conteniendo las destructoras fuerzas vandálicas que en este momento están destruyendo la nación. Que sin ningún daño se logró el objetivo y la nación retomó su rumbo rápidamente.

Ese es el poder de las acciones de fuerzas, pacíficas y civilizadas, del poder económico.

No como las del señor Petro. Que son todo lo contrario debido a su ignorancia y brutalidad primitiva.

De tal forma que nos mata la confianza. Pero un poquito de estudio de estrategia en los negocios. Que por la libre competencia del sistema capitalista es una guerra sin sangre, les caería muy bien. Además de que deben darse cuenta que ellos tienen que participar en los asuntos de seguridad y orden. Porque en caso necesario también son un arma indispensable para contener las amenazas que no son sólo de tipo armado sino de tipo económico.

Porque las armas aunque son un medio recuperativo son primordialmente un medio preventivo. Cosas que tampoco identifica mucho la gente que ni siquiera presta el servicio militar. Las amenazas, por supuesto, se contienen pero reuniendo a esas dos poderosas fuerzas: dinero y armas.

Las pandemias, virales o terroristas, nos han enseñado demasiadas cosas que iremos aprendiendo aunque sea bajo la pedagogía de que la letra con sangre entra. De tal forma que las Reservas debería ser una cátedra de ideas de beneficio colectivo social y nacional. Sólo por altruismo y la satisfacción de servir.

Qué es el mayor pago. Porque de nada esperamos en retribución material. Pero el Almirante, de todas formas, pago los platos rotos

Inadecuada decisión política

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