Del dicho al hecho hay mucho trecho
Por Diego León Caicedo Muñoz
“Un sueño no se hace realidad a través de la magia; toma sudor, determinación y trabajo duro”, Colin Powell.
Generalmente los ciudadanos estamos siempre pendientes de las fallas de las instituciones y de quienes están al frente de estas, porque la función principal del servidor público, como su nombre lo indica, es el servicio social, actividad que muy poco desarrollan los altos funcionarios del Estado.
En esta ocasión no voy a presentar anomalías institucionales, por el contrario, exaltaré dos actividades meritorias del Gobierno Nacional en defensa de los intereses de la comunidad, abonándole su buena intención en la búsqueda de soluciones a los enormes problemas que agobian al país desde tiempos remotos.
El primer acto sobresaliente es el manejo que le ha dado el Presidente Iván Duque a la problemática ambiental de nuestro país. Estableció una política de largo plazo, que es lo correcto para solucionar los problemas que vienen con saldo negativo durante muchos años y que no pueden remediarse en un periodo presidencial.
El primer mandatario de la nación, dentro del marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP 26, llevada a cabo en Glasgow, (Escocia), presentó la hoja de ruta para que el país logre la carbono neutralidad en 2050, denominada “Camino a Cero”, un instrumento que busca convertirse en política de Estado, durante tres décadas, abarcando siete gobiernos.
Esta estrategia establece las siguientes líneas de acción: la ampliación del conocimiento, una gestión integral de la biodiversidad, producción y consumo sostenible, transición justa de la fuerza laboral, desarrollo rural, marino y costero diferenciado, ciudades y regiones resilientes, matriz energética diversificada, movilidad e infraestructura sostenible y aumento de la capacidad de adaptación del país frente al cambio climático.
Y no es para menos, según el último informe de la Dirección Nacional de Inteligencia de Estados Unidos sobre cambio climático, Colombia es uno de los 11 países del mundo que están en alto riesgo por los efectos de este fenómeno en el mediano y largo plazo. Estos países enfrentan un calentamiento ascendente, climas más extremos y disrupción en los patrones de los océanos que amenazarán la seguridad energética, alimentaria y de salubridad, y los recursos hídricos. Los reportes nacionales determinan que nuestro país aumentará un promedio de 1,4 grados centígrados en 2040 y hasta 3,2 grados en el 2070.
La segunda actividad importante para Colombia y que está relacionada con la anterior, es la nueva estrategia antidrogas de los Estados Unidos, que ya no solo va a estar enfocada en erradicación, interdicción y lavado de activos, sino, además potencializará el desarrollo de las zonas rurales y la protección ambiental, con base en la implementación del acuerdo de paz. A regaña dientes, ya el gobierno venía adelantando trabajos en la misma línea.
Este giro en la política antidrogas es trascendental para disminuir de alguna forma la demanda y la oferta de alucinógenos y a la vez, mejorar las condiciones de vida de los campesinos para que puedan, no solamente cosechar sus productos, sino también comercializarlos. Aunque un poco retardada la medida, se aplaude la orientación holística de la propuesta que redundará en una protección a la actividad agrícola y al medioambiente.
Según el Consejero para la Estabilización y Consolidación, Emilio Archila, el Gobierno Nacional viene desarrollando la implementación de los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial, (PDET), en los 170 municipios seleccionados, junto con el Plan Integral Municipal y Comunitario de Sustitución y Desarrollo Alternativo, (PISDA). Una visión a largo plazo que requiere una enorme erogación de recursos económicos, pero que indudablemente es la mejor alternativa para mejorar las condiciones de ruralidad y medioambiente.
El propósito del Gobierno Nacional en la protección ambiental y lucha contra las drogas está calentando motores y del dicho al hecho hay mucho trecho. No podemos quedarnos en buenas pretensiones, sino pasar a la ejecutoria, lo cual demanda tiempo, recursos económicos, pero, sobre todo voluntad política, el principal obstáculo.
Por último, cambiando de tema, sugiero leer las recomendaciones que hace la Misión de Expertos Contra la Corrupción, no es un estudio más de los que se hacen en Colombia, porque al respecto estamos sobre diagnosticados, pero se aproxima a lo que he venido promulgando hace rato.
La propuesta no se concentra en sanciones drásticas, sino en un carácter sistémico, que abarca varios frentes y conlleva una proyección a corto, mediano y largo plazo, es decir, una política de Estado. Que necesariamente debe salir del seno de la sociedad y no de los políticos, ya que es necesario cambiar la forma de hacer política, la manera de elegir a los altos dignatarios de los órganos de control, altas cortes e implementar una política pública y de empleo.
