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En el nombre sagrado de los Derechos Humanos

Por Diego León Caicedo Muñoz

“Utilizar los derechos humanos como medio para violar los derechos de los demás, es un sacrilegio”, Dilecamu.

El gran éxito de la constitución de 1991 fue establecer el Estado Social de Derecho bajo la egida de los Derechos Humanos, pero sobre todo los mecanismos de protección de los mismos. Siempre lo he dicho, una cosa es Colombia antes de 1991 y otra después.

Quién se iba a imaginar que los Derechos Humanos, por los que siempre lucharon los pueblos para alcanzar mejores condiciones de vida y librarse de las dictaduras de siglos pasados, se convirtieran en un instrumento para hacer proselitismo político, pero no en el estricto sentido de la palabra.

En 1989 aparentemente termina la guerra fría, se derrumba la Unión Soviética y se demostró que el sistema comunista fue un total fracaso. No obstante, algunos países continuaron con este régimen y pese a la caída del bloque soviético, la confrontación y el debate de ideologías está lejos de terminar.

En 1990 se creó un foro de partidos y grupos políticos de izquierda y extrema izquierda latinoamericanos, incluyendo izquierda revolucionaria, denominado el Foro de Sao Paulo, del cual hace parte el partido colombiano la Colombia Humana.

Lo fundaron Fidel Castro y Lula Da Silva, con el fin de reunir esfuerzos para ganar mayor presencia de izquierdas en toda Latinoamérica. En Caracas en el 2019, se llevó a cabo la edición número 25 y el lema que deja mucho que decir, fue: “Por la Paz, la Soberanía y la Prosperidad de los Pueblos, unidad, lucha, batalla y victoria”

La palabra batalla se involucra con el término guerra, pero ya no la tradicional, sino la denominada de cuarta generación o asimétrica, como la planteada por el difunto Hugo Chávez en el año 2005, (Joseph M. Humire del Centro para una Sociedad Libre y Segura). Se amplía de la esfera estrictamente militar al ámbito de la sociedad y a las confrontaciones, que no se dirimen en un teatro de operaciones clásico, sino en las calles.

Lo refrendo Diosdado Cabello, cuando públicamente manifestó: “en las calles colombianas” y es patrocinado por Venezuela, Cuba y el eje Rusia, China e Irán, con dineros espurios del narcotráfico.

Como las guerrillas comunistas no pudieron tomarse el poder por las armas, ahora con el aval de la extrema izquierda, impulsan este tipo de confrontación asimétrica para acceder a ese anhelando poder y no puede existir un mejor método que el que toca las fibras más íntimas de las personas y las naciones, como los es; “la violación de los derechos humanos”.

 No utilizan los argumentos y el discurso ético en la plaza pública para convencer al pueblo, porque saben que la perorata marxista anacrónica caducó. El artilugio es la mentira repetida una y mil veces en redes sociales y medios de comunicación.

Como en las guerras santas, que de santa no tenían nada, utilizaban el antiguo hábito humano de santificar el derramamiento de sangre y matar en el nombre de Dios, aquí los mercaderes de la muerte quieren linchar la democracia en el nombre sagrado de los derechos humanos.

No hay mejor forma de hacerlo que deslegitimando la institucionalidad y fungiendo como los adalides y defensores de los derechos humanos, “el diablo haciendo hostias”. Por su puesto, los organismos internacionales, como la CIDH, la ONU y ONG, se van lanza en ristre contra los supuestos violadores y muchos tiemblan ante esta arremetida feroz.

La fórmula mágica es la protesta pacífica por un lado y por el otro el arsenal de la guerra asimétrica, con actos vandálicos, bloqueos, terrorismo, etc. Atacan a la policía, a los bienes públicos y privados, para que esta responda con el monopolio de la fuerza, estos instantes son utilizados para editar la información y amplificarla en redes sociales a su favor.

“Violadores de los derechos humanos”, “los protestantes están siendo masacrados por la dictadura”, La policía está en una situación muy difícil, porque si responde con el uso legítimo de la fuerza, les van a crear e incrementar narrativas falsas, y si no responden, van a ser responsables de los ataques hacia manifestantes pacíficos, comercios etc.

La pregunta que surge es ¿Se gana la denominada guerra asimétrica a través de medios irregulares sacrificando legitimidad? Por supuesto, lo hemos visto en algunos países latinoamericanos.

 Repugna esta modalidad atroz de hacer política, pero hay algo que me tranquiliza y es que la mayoría de los colombianos no tragamos entero y el día de la quema se verá el humo, es tan evidente la artimaña utilizada, que tendrá un efecto bumerán el año entrante en las urnas.

Entre tanto, los invito a revisar el manifiesto del pacto histórico, el camino para llegar a un Estado comunista.

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