En 1964 una unidad mixta del Ejército Nacional y la Policía Nacional dio de baja en combate al bandolero liberal José William Aranguren alias Desquite.

      El mencionado delincuente había sembrado el terror en nombre de su partido y específicamente del ala denominada MRL, en la región del Norte del Tolima en límites con el antiguo departamento Caldas.

      Una serie de masacres y de actos atroces complementados la decapitación de sus víctimas, habían convertido a Desquite en el dolor de cabeza para las autoridades militares policiales judiciales y gubernamentales.

      Se ofrecía una recompensa de $100.000 de la época, para quién ayudara a las autoridades legales al esfuerzo de búesquea efectivo que condujera a la captura o la eliminación de este delincuente.

      Finalmente, por medio una operación combinada de inteligencia psicológica y de maniobra en el terreno por parte de la Policía y Ejército, alias Desquite fue localizado en una vivienda rural de la vereda Junín del municipio de Venadillo (Tolima), dónde fue cercado por las tropas en medio de un intenso combate que se prolongó durante varias horas hasta cunado fue eliminado el tristemente célebre bandolero.

     Para el país, la muerte de Desquite significó un serio llamado de atención a los partidos liberal y conservador y comunista gestores y promotres de la violencia tripartidista de la época, cuyas consecuencias están vigentes seis décadas depués.

      Para las Fuerzas Militares y de Policía una experiencia acumulada para futuros procedimientos opeacionales en combate contra grupos de guerrillas y bandoileros rurales.

     Para la sociedad colombiana en general, la tranquilidad de que un antisocial de ese nivel no seguiría no seguiría causando daños a los conciudadanos.

     Han transcurrido 58 años desde este suceso, pero la falta de visión política y de concepción de Estado, por parte de los gobernantes en todos los niveles de la administración pública, hace que estos fenómenos sigan reciclándose en escenarios delictivos iguales o peores que los de la década de 1960.

Este video invita a reflexionar en torno a un problema que parecería ser crónico en Colombia y que requiere soluciones efectivas e integrales.