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De rodillas en oración por Colombia

       Anoche cuando regresaba desde uno de los municipios de nuestro país a mi casa después de participar en  la “Jornada Nacional por la Reconciliación y la Paz de Colombia” promovida por el cardenal Luis José Rueda Aparicio Arzobispo de Bogotá, Primado del País y Presidente de la conferencia Episcopal de Colombia y de la celebración del día de la Santa Cruz, al tratar de ponerme al día del acontecer nacional encontré paradójicamente, como común denominador, que un gran número de medios escritos y hablados comentaban de los combates de un grupo reducido de Soldados y  el autodenominado estado mayor central de la Farc [1] , en la vereda Bolivia, de Argelia Cauca.

Aunque esas noticias de muertes de soldados[2] , de policías, de lideres sociales, de defensores de derechos humanos, de miembros de las mismas  guerrillas y grupos de delincuencia común y organizada, de ciudadanos en general, por favor de… “ Hermanos Colombianos”,  parecen haberse convertido en parte del paisaje nacional, en ese momento,  retumbaron en mis oídos y estremecieron hasta lo más profundo de mis entrañas de mujer, ciudadana y veterana de la Fuerza Pública, los desgarradores audios de estos valerosos soldados, aunque desgraciadamente no son los primeros soldados y policías que en los últimos años, en diferentes circunstancias  han clamado a sus superiores, al Ministro de Defensa y al Presidente de la Republica su  auxilio  a través de frases como “Nos dejaron morir” “Nos están matando” “Nos dejaron solos

Como veterana de la Fuerza Pública, acreditada así por la ley 1979 del 2019,  desde el respeto que debo a la  Institucionalidad y a todas las autoridades legitimas, porque así me lo enseñaron en la Escuela de Cadetes de  Policía Francisco de Paula Santander, y porque serví siempre inspirada en el lema de “DIOS Y PATRIA” pero muy especialmente como Cristiana-Católica, no puedo permanecer indiferente a ese dolor,  por eso  hoy soy yo la que grito,  la que imploro el despertar de una sociedad civil cristiana en su mayoría[3]  porque estoy convencida  que ese es el único camino.

Los cristianos tenemos muy claro la diferencia entre el bien y el mal, un cristiano de verdad en nuestro país, no puede permanecer indolente frente a la muerte de un colombiano, no puede alegrarse de ello, mucho menos cuando esa muerte nos la estamos infringiendo entre nosotros mismos, desconociendo la ley divina que establece las reglas del amor a Dios y al prójimo.

Por eso mi llamado es para que con el acompañamiento de nuestros lideres religiosos  “DE RODILLAS Y EN ORACIÓN A DIOS” pidamos en primer lugar perdón, roguemos que nos de sabiduría, fortaleza, valentía y que nos una como verdaderos hermanos, para que a una sola voz, con esa paz interna que solo proviene de Él, le exijamos a todos los Estamentos del Gobierno, al Congreso, a las altas Cortes, a la Fiscalía General, Procuraduría y demás entes de control, a la Fuerza Pública, que cumplan de manera ética las funciones y responsabilidades que la Constitución y las leyes les atribuyen.

Debemos pedir a las mujeres y hombres que hoy se han ganado la simpatía y respaldo de diferentes sectores del país que se presentan como lideres de los partidos de derecha, de centro, de izquierda, progresistas, no progresistas (hay tantas denominaciones que uno se confunde) que vuelvan al marco filosófico y axiológico que los inspiro.  Este llamado es urgente porque una cosa es la que dicen en campaña y otra la que hacen ya elegidos. También es imperioso que quienes dicen defender los principios democráticos y la libertad se unan y unan a la nación, sin afanes de protagonismos personales o de partido, solo teniendo como meta salvar nuestra Colombia.

Los cristianos y sigo recurriendo a la cristiandad, porque insisto en el gran rol que podemos jugar en benéfico de nuestro país, hemos sido espectadores cómodos y muchas veces cómplices de la realidad actual de Colombia, que se origina en gran parte en la descomposición de los partidos políticos.  Los casos que se publican a diario de corrupción y componendas, son el mejor ejemplo de cómo hace mucho tiempo perdieron como partido los ideales que los inspiraron, estos solo están en el papel y se cumplen por un número muy reducido de sus lideres y militantes (que vale la pena rescatar).

Ese marco filosófico solo les sirve para cautivar incautos a sus causas durante la época electoral. Desgraciadamente también juegan con la palabra pueblo, como si el pueblo colombiano no fuera uno solo, en igual forma nos vienen dividiendo y segmentando en diferentes grupos (ideologías, regiones, color de piel, raza, creencias religiosas, sexo, posición social, empresarios-trabajadores etc.), grupos que resultan odiándose unos a otros, solo porque el líder político lo señala, desconociendo antecedentes históricos que hay que estudiar y evaluar con objetividad, sin sesgos ideológicos, también el aporte que uno y otro hace a la grandeza y diversidad de nuestro país.

Adicional a lo anterior es lamentable y como veterana de la Fuerza Pública insisto en revisar y contrarrestar, el odio que se ha sembrado en las mentes de los jóvenes, que se viene inculcando en los niños y la instrumentalización de las comunidades en el sector urbano y rural (instrumentalizadas por milicianos), hacia y en contra de los Soldados y Policías de Colombia, quienes ejercen la autoridad legítima del Estado, con el daño que eso implica en el debilitamiento de la institucionalidad y para nuestra democracia.

Con conocimiento de causa puedo asegurar que en nuestras escuelas de formación policiales y militares lo único que nos enseñan es a “Servir” sin mirar partido, ideología ni otra condición, a entregar la vida llegado el caso por nuestra Patria o por cualquier ciudadano al que nos debemos, estas muestras de amor solo Jesús nos la dio. Si algún Policía o Soldado incumple la ley y falta al honor policial o militar lo hace dentro de su atomía; estos actos son objeto de la aplicación de la normatividad institucional o nacional, y del repudio de sus compañeros.

Estoy convencida, que si hiciéramos un estudio del grado de impunidad en la justicia ordinaria cuando juzga a un policía o soldado esta no existe. En igual forma, si comparáramos los resultados y la impunidad en general de la justicia ordinaria, frente a los de la Justicia penal militar, nos llevaríamos la sorpresa y demostraríamos que esta última es más efectiva.

Los colombianos en estos momentos nos encontramos divididos, aun al interior de muchas familias esa división existe, lamentablemente  muchos de los lideres políticos que nos llevaron a ese estado, sin ningún miramiento moral  han realizado en el pasado, lo siguen haciendo hoy y lo seguirán haciendo si lo permitimos,  alianzas criminales en las que sin importar a que partido pertenezcan ( centro, derecha, izquierda) se unen en verdaderas mafias con estructuras criminales capaces de acudir a  actos  inimaginables de barbarie y ajuste de cuentas, para robarse el dinero público producto de los impuestos que con mucha dificultad pagamos los que trabajamos, que solo sirve para que sean ellos los que se enriquecen, mientras se deja de llevar bienestar y desarrollo a las clases y regiones más desfavorecidas, entre ellas la Guajira tan mencionada en los últimos días. Parece que muchos políticos y nosotros lo permitimos se nutren de la división, la unión de los colombianos no les sirve.

No podemos seguir como fanáticos, aplaudiendo o haciéndonos los ciegos frente a los actos delictivos, que comete alguien, solo porque es el líder por el que vote o pertenece al partido político con el que me identifico y condenando esos mismos actos en otros a los que me han enseñado desgraciadamente con discursos de odio como lo señale anteriormente a ver como mis enemigos.  La exigencia de la aplicación y prontitud en la justicia no debe tener color político, institucional etc. La manipulación en ese sentido debe desaparecer en una sociedad cada día más consciente e informada. Se requiere rescatar también los valores cívicos que nos fortalecen como sociedad. Unirnos no entorno a un político y partido sino como nación como verdaderos Patriotas con lideres con temor a Dios que valga la pena respaldar y con los que defendamos a Colombia de cualquier amenaza interna y externa.

La política actual de delación, el principio de oportunidad que aplica la Fiscalía General de la Nación a mi parecer ha generado un verdadero cartel de los sapos, en donde criminales salen premiados por delatar a otro, no como el resultado de un ejercicio de arrepentimiento real, sino como otro oportunismo del que se benefician con costosos esquemas de seguridad que pagamos todos, pasando de victimarios a víctimas, quedando en libertad, millonarios y en muchas ocasiones viviendo cómodamente con lujos y/o  sirviendo y sirviéndose desde el exterior. Son situaciones como estas las que en lugar de fortalecer nuestro sistema judicial ha engendrado círculos viciosos de delincuentes de cuello blanco, que pasan sin ninguna vergüenza de partido a partido, con la complicidad e indiferencia de todos, pero al ciudadano del común si se aplica todo el peso de la “ley”

Hoy más que nunca necesitamos que cada mujer y hombre de fe en Colombia, antes de apoyar a un líder político actual o futuro, conozca sus antecedentes (que bueno sería que también como Marelbys Meza, la niñera pasaran por el polígrafo), evalué los discursos y sobre todo lo más importante su actuar a partir de los valores cristianos que los inspiran, solo así podemos de la mano de Dios ayudar a generar un cambio real y permanente.  Estoy convencida que de “Rodillas en oración a Dios”, lograremos que surja un líder político Mujer o Hombre ungido por El para salvar a nuestra nación.

Por ultimo y por el dolor que siento cada que muere un Soldado o Policía de la Patria,  que no es otra cosa que el resultado del debilitamiento de nuestro sistema democrático, acudo a mis compañeros mujeres y hombres Veteranos de la Fuerza Pública para que sigamos  aprovechando  el liderazgo propio de nuestra formación y los valores cristianos que nos infundieron desde el hogar y afianzaron en las Escuelas de Formación para continuar aportando sin uniforme, pero con el corazón de Soldado y Policía y siempre inspirados por Dios a la defensa de la Democracia, la libertad , la reconciliación y la paz de Colombia. Ese siempre ha sido el objetivo superior y divino de nuestra misión.

Rindo homenaje a las Mujeres y Hombres oficiales, suboficiales, personal del Nivel Ejecutivo, soldados, patrulleros, agentes de la Fuerza Pública, a los que siempre reconoceremos y proclamaremos como héroes de la patria porque ofrendaron su vida por ella, también a todos los ciudadanos que en busca de la paz de nuestro país han muerto o son víctimas de la violencia, a sus familias mi solidaridad.

todos ellos Colombia debe volver a Dios, solo Dios tiene el poder de Salvar, Sanar y Liberar a nuestra nación de las fuerzas del maligno que es el que está detrás de todo lo malo que hoy ocurre e inspira el sentir y actuar de muchos de los que lideran el País.

“Si Dios con Colombia, Quien contra Colombia. No perdamos la fe, no dejemos de orar. Dios siempre escucha”

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” 2 Crónicas 7:14

Gloria Estela Quintero Vélez

Veterana Policía Nacional de Colombia.

Voluntaria Cristianos de Rodillas Unidos en Oración por Colombia.

[1] No menciono extintas o disidencias como lo hacen los medios porque personalmente creo que siguen alzados en armas contra el Estado, que las FARC avanzaron en su objetivo político y se siguieron organizando en armas.

[2] Al momento y pido a Dios paz en su tumba murieron los Soldados Jorge David Fuentes, Cesar Javier Sosa Ballesteros y Camilo Andrés Molina, tres uniformados mas fueron heridos

[3] Mas del 94% de los colombianos nos identificamos con la fe cristiana.

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