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‘Comprar calma’: el plan israelí que apuntaló a Hamás

 
Heavily armed, masked men ride in the back of a pickup truck, as children gather nearby.
 

Mark Mazzetti y 

Reportando desde Tel Aviv y Jerusalén

Apenas unas semanas antes de que Hamás lanzara los letales ataques del 7 de octubre contra Israel, el director del Mosad llegó a Doha, Catar, para reunirse con funcionarios cataríes.

Durante años, el gobierno de Catar había estado enviando millones de dólares al mes a la Franja de Gaza, dinero que ayudaba a apuntalar al gobierno de Hamás allí. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, no solo toleraba esos pagos, sino que los había alentado.

Durante sus reuniones en septiembre con funcionarios cataríes, al director del Mosad, David Barnea, se le hizo una pregunta que no estaba en la agenda, a decir de varias personas familiarizadas con las discusiones secretas: ¿Israel deseaba que continuaran los pagos?

El gobierno de Netanyahu había decidido recientemente continuar con la política, por lo que Barnea dijo que sí. El gobierno israelí todavía acogía favorablemente el dinero de Doha.

 

Permitir los pagos —miles de millones de dólares a lo largo de aproximadamente una década— fue una apuesta de Netanyahu a que un flujo constante de dinero mantendría la paz en Gaza, (que luego sería el punto de partida de los ataques del 7 de octubre), y mantendría a Hamás concentrado en gobernar, no en combatir.

Los pagos de Catar, aunque aparentemente secretos, han sido ampliamente conocidos y discutidos en los medios de comunicación israelíes durante años. Los críticos de Netanyahu los menosprecian como parte de una estrategia de “comprar calma”, y la política se encuentra en medio de un intenso escrutinio tras los ataques. Netanyahu ha respondido a esas críticas, calificando de “ridícula” la insinuación de que intentó empoderar a Hamás.

A burned-out house is missing half its roof.
Una casa en el kibutz de Beeri, Israel, que fue invadido por combatientes de Hamás el 7 de octubre.Credit…Avishag Shaar-Yashuv para The New York Times
 
A burned-out house is missing half its roof.

 

En entrevistas con más de dos decenas de funcionarios y exfuncionarios israelíes, estadounidenses y cataríes, así como de funcionarios de otros gobiernos de Medio Oriente, The New York Times descubrió nuevos detalles sobre los orígenes de la política, las controversias que estallaron al seno del gobierno israelí y hasta dónde llegó Netanyahu para proteger a los cataríes de las críticas y mantener el flujo de dinero.

Los pagos fueron parte de una serie de decisiones de líderes políticos, oficiales militares y funcionarios de inteligencia israelíes, todas basadas en la percepción fundamentalmente errónea de que Hamás no estaba interesado ni era capaz de realizar un ataque a gran escala. El Times informó anteriormente sobre fallas de inteligencia y otras suposiciones erradas que precedieron a los ataques.

Incluso luego de que el ejército israelí obtuvo planes de batalla para una invasión de Hamás y los analistas observaron ejercicios terroristas considerables justo al otro lado de la frontera en Gaza, los pagos continuaron. Durante años, agentes de inteligencia israelíes incluso escoltaron a un funcionario catarí a Gaza, donde repartía dinero de maletas llenas de millones de dólares.

El dinero de Catar tenía objetivos humanitarios, como el pago de salarios gubernamentales en Gaza y la compra de combustible para mantener en funcionamiento una central eléctrica. Pero hay funcionarios de inteligencia israelíes que ahora creen que el dinero tuvo un rol en el éxito de los ataques del 7 de octubre, aunque solo fuera porque las donaciones permitieron a Hamás desviar parte de su propio presupuesto hacia operaciones militares. Por otra parte, la inteligencia israelí ha determinado desde hace mucho que Catar utiliza otros canales para financiar secretamente al ala militar de Hamás, una acusación que el gobierno de Catar ha negado.

Un funcionario catarí se hizo eco de ese sentimiento en un comunicado: “Cualquier intento de generar duda sobre la naturaleza civil y humanitaria de las contribuciones de Catar y su impacto positivo es infundado”.

Varios gobiernos israelíes permitieron que el dinero fluyera a Gaza por razones humanitarias, no para fortalecer a Hamás, dijo un funcionario del despacho de Netanyahu a través de un comunicado. Y añadió: “El primer ministro Netanyahu actuó para debilitar significativamente a Hamás. Dirigió tres poderosas operaciones militares contra Hamás que mataron a miles de terroristas y altos comandantes de Hamás”.

Hamás siempre ha expresado públicamente su compromiso de eliminar al Estado de Israel. Pero cada pago era testimonio de la opinión del gobierno israelí de que Hamás era una molestia de bajo nivel e incluso un activo político.

 

Ya en diciembre de 2012, Netanyahu le dijo al destacado periodista israelí Dan Margalit que era importante mantener fuerte a Hamás, como contrapeso a la Autoridad Palestina en Cisjordania. En una entrevista, Margalit contó que Netanyahu le había dicho que tener dos rivales fuertes, incluido Hamás, reduciría la presión sobre él para que negociara en dirección a un Estado palestino.

El funcionario del despacho del primer ministro dijo que Netanyahu nunca hizo esta declaración. Pero Netanyahu presentaría esta idea a otros a lo largo de los años.

Benjamin Netanyahu stands amid a group of men outside.
Los críticos del primer ministro Benjamin Netanyahu califican los pagos como “comprar calma”.Credit…Alexi J. Rosenfeld/Getty Images 

Si bien los líderes militares y de inteligencia israelíes han reconocido las fallas que condujeron al ataque de Hamás, Netanyahu se ha negado a abordar esas cuestiones. Y con la guerra en Gaza, por el momento el ajuste de cuentas político para el hombre que ha sido primer ministro durante 13 de los últimos 15 años está en pausa.

Pero los críticos de Netanyahu dicen que su estrategia hacia Hamás tenía, en esencia, una agenda política cínica: mantener a Gaza en calma como una forma de permanecer en el poder sin abordar la amenaza de Hamás o el descontento palestino latente.

 

Netanyahu y sus asesores de seguridad comenzaron poco a poco a reconsiderar su estrategia hacia la Franja de Gaza tras varios conflictos militares sangrientos e inconclusos ocurridos allí contra Hamás.

“Todo el mundo estaba harto y cansado de Gaza”, dijo Zohar Palti, exdirector de inteligencia del Mosad. “Todos dijimos: ‘Olvidémonos de Gaza’, porque sabíamos que estaba en un punto muerto”.

Después de uno de los conflictos, en 2014, Netanyahu trazó un nuevo rumbo: enfatizó una estrategia de intentar “contener” a Hamás mientras Israel se concentraba en el programa nuclear de Irán y sus ejércitos aliados, incluido Hezbolá.

Esta estrategia se vio reforzada por repetidas evaluaciones de inteligencia que indicaban que Hamás no estaba interesado ni era capaz de lanzar un ataque significativo dentro de Israel.

A destroyed building or compound with two stout domes seemingly intact.
Destrucción en Rafa, en el sur de la Franja de Gaza, en 2014Credit…Sergey Ponomarev para The New York Times
 

Durante este periodo, Catar se convirtió en un financista clave para la reconstrucción y las operaciones gubernamentales en Gaza. Catar, uno de los países más ricos del mundo, ha defendido durante mucho tiempo la causa palestina y, de todos sus vecinos, es el que ha cultivado los vínculos más estrechos con Hamás. Estas relaciones han demostrado ser valiosas en las últimas semanas, cuando funcionarios cataríes ayudaron a negociar la liberación de rehenes israelíes en Gaza.

La labor de Catar en Gaza durante este periodo tuvo la bendición del gobierno israelí. Netanyahu incluso cabildeó con Washington en nombre de Catar. En 2017, cuando los republicanos presionaban para imponer sanciones financieras a Catar por su apoyo a Hamás, el primer ministro israelí envió a altos funcionarios de inteligencia a Washington. Los israelíes les dijeron a los legisladores estadounidenses que Catar había desempeñado un papel positivo en la Franja de Gaza, según tres personas familiarizadas con el viaje.

Yossi Kuperwasser, exjefe de investigación para la inteligencia militar de Israel, dijo que algunos funcionarios veían los beneficios de mantener un “equilibrio” en la Franja de Gaza. “La lógica de Israel era que Hamás debía ser lo suficientemente fuerte como para gobernar Gaza”, dijo, “pero lo suficientemente débil como para ser disuadido por Israel”.

Los gobiernos de tres presidentes estadounidenses (Barack Obama, Donald Trump y Joe Biden) apoyaron ampliamente que los cataríes desempeñaran un papel directo en la financiación de las operaciones en Gaza.

Pero no todos estaban a favor.

Meses después de convertirse en ministro de Defensa en 2016, Avigdor Lieberman escribió un memorando secreto a Netanyahu y al jefe del Estado Mayor militar israelí. Decía que Hamás estaba construyendo lentamente sus capacidades militares para atacar a Israel y argumentaba que Israel debía atacar primero.

 
 
A man in a dark suit and reddish tie shaking hands with another man in a short-sleeved shirt on a sidewalk. Around them is what appears to be a security detail of at least two men.

 

El objetivo de Israel es “garantizar que el próximo combate entre Israel y Hamás sea el enfrentamiento final”, escribió en el memorando, con fecha del 21 de diciembre de 2016, y del cual revisó una copia el Times. Un ataque preventivo, dijo, podría eliminar a la mayor parte del “liderazgo del ala militar de Hamás”.

Netanyahu rechazó el plan y prefirió la contención a la confrontación.

Entre el equipo de agentes del Mosad que rastreaba la financiación del terrorismo, algunos llegaron a creer que —incluso más allá del dinero procedente de Catar— a Netanyahu no le preocupaba mucho impedir que el dinero fuera a parar a Hamás.

Uzi Shaya, por ejemplo, hizo varios viajes a China para tratar de eliminar lo que la inteligencia israelí había evaluado como una operación de blanqueo de dinero para Hamás a través del Banco de China.

Tras su jubilación, fue llamado a testificar contra el Banco de China en una demanda estadounidense presentada por la familia de una víctima de un atentado terrorista de Hamás.

Al principio, el jefe del Mosad lo animó a prestar testimonio, diciendo que podría aumentar la presión financiera sobre Hamás, recordó Shaya en una entrevista reciente.

Luego, los chinos ofrecieron a Netanyahu una visita de Estado. De repente, recordó Shaya, recibió órdenes diferentes de sus antiguos jefes: no debía testificar.

Netanyahu visitó Pekín en mayo de 2013, como parte de un esfuerzo por fortalecer los lazos económicos y diplomáticos entre Israel y China. Shaya dijo que le hubiera gustado testificar.

“Desgraciadamente”, dijo, “hubo otras consideraciones”.

Aunque nunca se confirmaron los motivos de la decisión, el cambio de rumbo lo dejó receloso. Sobre todo porque en ocasiones los políticos hablaban abiertamente del valor de un Hamás fuerte.

Shlomo Brom, general jubilado y ex adjunto del asesor de seguridad nacional de Israel, afirmó que un Hamás fortalecido ayudaba a que Netanyahu evitara negociar por un Estado palestino.

 
Men with rifles ride in the bed of a white pickup truck.

 

“Una forma eficaz de impedir una solución de dos Estados es dividir entre la Franja de Gaza y Cisjordania”, declaró en una entrevista. La división da a Netanyahu una excusa para desentenderse de las conversaciones de paz, dijo Brom, añadiendo que puede decir: “No tengo socio”.

Netanyahu no articuló esta estrategia públicamente, pero algunos en la derecha política israelí no tuvieron tales dudas.

Bezalel Smotrich, un político de extrema derecha que ahora es ministro de Finanzas de Netanyahu, lo dijo sin rodeos en 2015, el año en que fue elegido al Parlamento

“La Autoridad Palestina es una carga”, dijo. “Hamás es un activo”.

Durante una reunión de gabinete de 2018, los asesores de Netanyahu presentaron un nuevo plan: cada mes, el gobierno de Catar haría pagos en efectivo por millones de dólares directamente a la población de Gaza como parte de un acuerdo de alto al fuego con Hamás.

El Shin Bet, el servicio de seguridad interno del país, monitorearía la lista de destinatarios para tratar de garantizar que los miembros del ala militar de Hamás no se beneficiaran directamente.

A pesar de estas garantías, la disconformidad se desbordó. Lieberman vio el plan como una capitulación y renunció en noviembre de 2018. Acusó públicamente a Netanyahu de “comprar la paz a corto plazo al precio de un grave daño a la seguridad nacional a largo plazo”. En los años siguientes, Lieberman se convertiría en uno de los críticos más feroces de Netanyahu.

Durante una entrevista el mes pasado en su oficina, Lieberman dijo que las decisiones de 2018 condujeron directamente a los ataques del 7 de octubre.

“Para Netanyahu, solo hay una cosa que es realmente importante: estar en el poder a cualquier precio”, dijo. “Para mantenerse en el poder, prefirió pagar por la calma”.

 

Poco después, maletas llenas de dinero en efectivo comenzaron a cruzar la frontera hacia Gaza.

Cada mes, funcionarios de seguridad israelíes se reunían con Mohammed al-Emadi, un diplomático catarí, en la frontera entre Israel y Jordania. Desde allí, lo llevaban al cruce fronterizo de Kerem Shalom y a Gaza.

Al principio, Emadi traía consigo 15 millones de dólares para distribuir y se entregaban 100 dólares en lugares designados a cada familia aprobada por el gobierno israelí, según exfuncionarios israelíes y estadounidenses.

 
Residents of an apartment building watch from their balconies as a group of men walks past.

 

Los fondos estaban destinados a pagar salarios y otros gastos, pero un alto diplomático occidental que estuvo radicado en Israel hasta el año pasado afirmó que los gobiernos occidentales habían determinado desde mucho tiempo que Hamás estaba desviando los desembolsos en efectivo.

“El dinero es canjeable”, dijo Chip Usher, quien fue analista sénior de Medio Oriente para la CIA hasta su jubilación este año. “Todo lo que Hamás no tuvo que utilizar de su propio presupuesto liberó dinero para otras cosas”.

Naftali Bennett, que era ministro de Educación de Israel en 2018 cuando comenzaron los pagos y más tarde se convirtió en ministro de Defensa, estuvo entre los miembros del gobierno de Netanyahu que criticaron los pagos. Los llamó “dinero de protección”.

Y, sin embargo, cuando Bennett comenzó su mandato de un año como primer ministro en junio de 2021, continuó con la política. Para entonces, Catar gastaba unos 30 millones de dólares al mes en Gaza.

Bennett y sus asesores, sin embargo, decidieron que los desembolsos en efectivo eran una vergüenza mensual para su gobierno. Durante las reuniones con los funcionarios de seguridad, Barnea, el jefe del Mosad, expresó su oposición a continuar con los pagos, seguro de que parte del dinero se estaba desviando a las actividades militares de Hamás.

Por su parte, los funcionarios cataríes querían una forma más estable y fiable de hacer llegar dinero a Gaza a largo plazo.

Todas las partes llegaron a un compromiso: las agencias de las Naciones Unidas distribuirían el dinero catarí en lugar de Emadi. Parte del dinero se destinó directamente a comprar combustible para la central eléctrica de Gaza.

Hulata, asesor de seguridad nacional de Bennett, recuerda la tensión: Israel bendecía estos pagos cataríes, incluso cuando las evaluaciones de inteligencia del Mosad concluían que Catar estaba utilizando otros canales para financiar en secreto al brazo militar de Hamás.

Era difícil detener estos pagos militares, dijo, cuando Israel se había vuelto tan dependiente de Catar.

Yossi Cohen, quien gestionó el expediente catarí durante muchos años como director del Mosad, llegó a cuestionar la política de Israel hacia el dinero a Gaza. Durante su último año al frente del servicio de espionaje, creía que había poca supervisión sobre el destino del dinero.

En junio de 2021, Cohen pronunció su primer discurso público tras jubilarse del servicio de espionaje. Dijo que el dinero de Catar a la Franja de Gaza se había “salido de control”.

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