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¡No a la Asamblea Nacional Constituyente¡

      Coronel Homero Herrera Leal
      Analizando el futuro gobierno bajo el matiz de su elección democrática, elección cuyo escrutinio mejor lo dejamos a las autoridades competentes, podríamos concluir que merced a su discurso apaciguador de los meses previos a las elecciones en el que llama a la unión para lograr un gran acuerdo nacional y al optimismo congénito nacional o mejor, a la ingenuidad propia de los colombianos de pensar con el deseo más que con el cerebro, el presidente electo podría desarrollar un gobierno bueno para todos, petristas o no, garante de las libertades y de todas las prebendas que ordena la Constitución Nacional, para dotar al Constituyente Primario de la justicia social tan exigida especialmente por la izquierda.

      Sería el estado ideal de las cosas y permitiría a todos los colombianos, incluyendo a ese alto porcentaje de quienes votaron por el cambio con muchas dudas más que esperanzas, respirar con tranquilidad y esperar que dentro de cuatro años, estemos celebrando un gobierno mejor en todos los campos, dadas las críticas al que está finalizando cuyos mayores logros se pueden centrar en un excelente manejo de la pandemia, mejor que muchos países desarrollados, así como el de la economía que deja a Colombia situada en lugares de privilegio por encima también de países del primer mundo debido a su crecimiento económico a pesar de la mencionada pandemia y de los paros que durante el 2020 y 2021 paralizaron al país, destruyeron infraestructura privada y pública y detuvieron el crecimiento económico nacional so pretexto de reivindicaciones sociales demandadas por grupos políticos bastante conocidos por su improductividad y voracidad, acciones extremas que llegaron hasta el terrorismo y que ahora se ven premiadas en reciprocidad por su apoyo a la campaña electoral, con cargos burocráticos a sus dirigentes perpetradores comprobándose que en el fondo se estaba culminando el apoyo a una campaña presidencial
que llevaba más de dieciséis años del hoy presidente electo.
      El pragmatismo nos obliga a analizar y proyectar con base en la realpolitik, es decir, con las evidencias que tenemos actualmente sobre el modus operandi de Petro, tenemos que concluir que entre sus intenciones abiertamente manifestadas o muy mal disimuladas algunas de ellas, están la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente organizando otro fast track similar al de Santos, para agilizar la reconfiguración del Estado colombiano a su acomodo, al de sus corifeos nacionales y nuestros vecinos regionales, para instaurar la reelección presidencial indefinida, coptar las envilecidas instituciones
representativas de la democracia como el Congreso, las Altas Cortes y el todavía independiente Banco de la República este último para imprimir dinero cumplir con sus promesas de subsidios y de paso arruinar a Colombia como está sucediendo en Venezuela, prohibir constitucionalmente la extradición de colombianos hacia otros países, legalizar el narcotráfico y por ende sus actividades industriales y económicas conexas, legalizar al Eln en condiciones similares a sus socios de las Farc incluyendo la impunidad, asientos en el Congreso y el lavado de su ingente fortuna, prohibir la explotación de petróleo y otros minerales, legalizar la expropiación y acá merece la pena preguntarse si ¿los 39 millones de hectáreas de tierras dedicadas en su mayoría a los cultivos ilícitos o abandonadas, en manos de los resguardos indígenas también serían consideradas tierras improductivas y expropiadas?
       Los objetivos ocultos de la Constituyente, están posiblemente orientados a recabar los fondos para que pueda cumplir sus promesas de campaña, pues es claro que ni la banca internacional le va a prestar dinero por física desconfianza, ni la manida reforma tributaria con sus características confiscatorias extremas en contra de las clases media y baja le van a proporcionar los recursos que el régimen va a necesitar, pues a pesar que algunos medios hablan de un objetivo de recaudo de 50 billones de pesos, el propio Petro anunció públicamente que el objetivo era el recaudo de 75 billones, casi cuatro veces el monto de la que propuso el gobierno de Duque en el 2021 y por el que Petro y su camarilla incendiaron el país.

       La Primera Línea, Fecode, la CUT, la Minga, el Eln, las Farc, y demás organizaciones que casi destruyeron el país en apoyo de Petro y sus protestas por esa reforma tributaria, ¿lo harán de nuevo?
        El perdón social y la no extradición, ofrecidos por varios de los dirigentes de la campaña presidencial a delincuentes encarcelados, ¿son parte del respaldo del régimen para legalizar el narcotráfico y captar así un dinerito extra, tal como ocurre en Venezuela, Cuba y Nicaragua?

       Recordemos que en Venezuela existe una organización narcotraficante denominada El Cartel de los Soles compuesta por los jefes de las fuerzas armadas venezolanas hoy con recompensas ofrecidas por sus cabezas incluyendo la de Maduro por la justicia estadounidense y que en el siglo XX, los medios de comunicación, hoy tan olvidadizos, publicaron fotografías y videos de aviones cargando y descargando cocaína procedente presuntamente del Cartel de Medellín, en Cuba y Nicaragua para su posterior transporte a Estados Unidos.

     Luego se produjo la pantomima del supuesto juzgamiento y fusilamiento de los presuntos culpables por parte del régimen cubano, hecho del que solo
se conoció la acusación y supuesta sentencia al paredón, pero como es típico en los regímenes comunistas, nunca más se supo del tema. Algunos disidentes cubanos en Colombia hablan de que todo fue un espectáculo para evitar que Estados Unidos y Occidente en general, acusaran al régimen cubano de narcotraficante.
       El nuevo gobierno va a utilizar su poder en la Asamblea Constituyente llena de sus aliados comunistas y oportunistas en pos de mermelada, para de paso vengarse de la Procuraduría General de la Nación y de la Contraloría, por haber cometido el delito de lesa majestad, de haberlo sancionado, intentando eliminarlas.

       Petro se considera no el presidente electo, sino un emperador entronizado por el comunismo internacional, para sojuzgar el destino de los colombianos y plegar a nuestro país, a sostener con nuestros impuestos un gobierno impopular y a contribuir para el sostenimiento del régimen comunista cubano, pues con lo que le sacan a Venezuela, ya no es suficiente por la pauperización de la otrora potencia
petrolera mundial.
        Las anteriores jugadas o modificaciones a la Constitución Nacional le permitirán al régimen comunista entrante, aparejarse a dictaduras con pueblos paupérrimos como Venezuela, Cuba y Nicaragua, degradación que Colombia comenzará a padecer de aplicarse todas las políticas anunciadas por el presidente electo y sus alfiles y si los diversos poderes democráticos colombianos incluyendo el rechazo masivo y activo del Constituyente Primario no se lo impiden.

      Recordemos las teorías comunistas aplicadas por los regímenes mencionados y difundidas por sus otrora cabecillas en el sentido de que la dirigencia
comunista no puede permitir que los pobres se vuelvan de clase media porque votan por la derecha, si los mantienen pobres, continúan votando por la izquierda (Instrucciones dadas por Fidel Castro a Chávez, y éste a su vez a los dirigentes chavistas de su país, reveladas en
varias entrevistas por figuras como el general alias El Pollo Carvajal y otras similares en
medios internacionales).
      El pueblo colombiano, es decir, el Constituyente Primario, que se puede traducir en esos 28 millones de colombianos quienes no votamos por Petro, se debe oponer rotunda y firmemente a la convocatoria que va a hacer un Congreso arrodillado mayoritariamente por la expectativas de prebendas de parte del gobierno entrante, para la estructuración de una Asamblea Nacional Constituyente con el consiguiente cambio de Constitución, que ya todos sabemos hacia donde va: la implantación de un régimen dictatorial comunista, compuesto en su mayoría por políticos como mínimo ambiguos y también por criminales con su fachada blanqueada por la JEP y la figura del perdón social en la nueva constitución, en donde el tirano se eternice en el poder como ya lo había anunciado en las redes sociales, en el sentido de que una vez la izquierda en la Casa de Nariño, nunca más ingresaría ningún oligarca al
poder.
       Debemos recordarle al presidente y en general a todos los funcionarios escogidos en elecciones, que todos los colombianos, los hayamos votado o no, somos sus jefes, ellos nos tienen que rendir cuentas a nosotros, no pueden hace lo que se les venga en gana, ni implantar políticas que vayan en perjuicio nuestro, es decir, de todos los 50 millones de colombianos.
       En manos de nosotros están las herramientas legales, materiales e intelectuales para evitar que los gobernantes electos destruyan el país. Esta campaña la debemos orquestar todos, no podemos permitir que la indiferencia y la costumbre muy colombiana de dejar que los demás sean los que hagan todo, porque yo no tengo tiempo ni ganas de meterme en vainas, prevalezca y permitamos que Colombia caiga en un abismo por 60 años (Cuba), 40 años (Nicaragua) o 25 años (Venezuela).
      Debemos alertar a todos nuestros familiares y amigos, pidiéndoles que a su vez irradien esta idea, que escriban, y que, con todas nuestras acciones, impidamos con nuestro voto por el NO, la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente ruinosa y sangrienta en manos del comunismo y que acabe con nuestro país y lo poco que tenemos

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