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Y lo que está por venir……

      Coronel Homero Herrera Leal

      Los colombianos nos creíamos curados de sustos, pensábamos que nada ni nadie no podría sorprender, pero nos faltaba por experimentar el deprimente espectáculo de la instalación del nuevo Congreso el pasado 20 de julio de 2022.

       Antes los colombianos nos solazábamos porque a pesar de que éramos conscientes de que estábamos eligiendo una enorme cantidad de congresistas ladrones, estos parlamentarios tenían educación, modales y hasta una apariencia de caballeros; ahora, el pueblo eligió nuevamente una caterva de sujetos con apariencia de atracadores, condimentada con criminalidad abierta, nexos con grupos narcoterroristas comunistas y de derecha, vinculación activa al narcotráfico, corruptos rampantes, defraudadores del Estado y de la fe pública y otras bellezas, pero con modales que dejarían pasmado a un reciclador o a una señora revendedora de verduras de Paloquemao o Corabastos.

       En resumen, antes los políticos nos robaban con leyes, códigos, corbata y bolígrafos; ahora queda más acorde al panorama el atraco con machete, puñal, varilla y madrazo por parte de los congresistas contra el pueblo.

       Aclaro que tanto los recicladores como las vendedoras de verduras de las plazas de mercado, merecen todo mi respeto, admiración y consideración, pues desempeñan un trabajo esforzado, muy duro, pero digno como el que más. Caso contrario sucede con los congresistas.

       El espectáculo fue desolador, los congresistas de los nuevos partidos de gobierno aupados seguramente por la vulgaridad y chabacanería de las que tradicionalmente la izquierda ha hecho gala, no dejaron hablar al saliente presidente Duque, a tal extremo que fue necesaria la intervención del nuevo flamante presidente del Congreso quien literalmente amenazó con utilizar la Fuerza Pública si continuaban los desmanes y la grosería de los congresistas de la bancada de gobierno.

        Pero si profundizamos solamente un milímetro, nos damos cuenta de que esa es la conducta habitual de la izquierda. No es sino recordar los insultos de la representante María José Pizarro contra la Policía Nacional en las instalaciones del Congreso hace algún tiempo, pero curiosamente al igual que otros congresistas y altos funcionarios del Estado, a pesar de odiar a la Fuerza Publica, no prescinden de sus servicios como escoltas.

       Obvio que esa actitud es la que se espera, pues como dice el viejo dicho: el fruto no cae muy lejos del árbol y el supuesto origen de la señora proviene de un narcoterrorista drogadicto y se dice que afecto a los niños.

        Lo inquietante de este comportamiento parlamentario es que nos está mostrando una fotografía muy clara de cómo va a ser el nuevo gobierno. El despotismo, la tiranía, las agresiones sociales, políticas, militares y económicas en contra del Constituyente Primario estarán a la orden del día, al mejor estilo de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

        A la izquierda nunca le ha importado el pueblo, ni le va a importar. El pueblo iluso, ingenuo y crédulo que votó por esa plaga, era solo una herramienta para que, todo indicaría, con fraude incluido, la entronizaran en el poder.

         Esa es la principal razón para que nosotros los miembros de la reserva de las FFMM y Policía Nacional junto con el pueblo colombiano que se siente frustrado, engañado y confundido, incluyendo a muchos de los colombianos quienes votaron por Petro, busquemos estructurar un movimiento político libre de los especímenes depredadores politiqueros que hemos conocido tradicionalmente,

       Alejados también, de los egos militares y policiales y de la envidia propia de nuestra idiosincrasia, pero fuerte estructural e ideológicamente y con capacidad de influir sicológica y políticamente en el resto del Estado incluyendo a nuestra Fuerza Pública en servicio activo.

        Para que obliguemos al régimen entrante a gobernar para los cincuenta millones de colombianos de acuerdo a la Constitución y las leyes, y no para un grupúsculo comunista marioneta, dirigido desde Cuba y Venezuela, que tiene como objetivo mantener literalmente a los regímenes cubano y venezolano y servir de carne de cañón para que Colombia a nombre del Socialismo del Siglo XXI que hizo metástasis en Venezuela, Cuba y Nicaragua, les saque las castañas de fuego, y le plantee a los norteamericanos la pelea que los comunistas latinoamericanos no quieren dar, porque no les conviene.

       Y es claro que Petro en su ceguera megalomaníaca, se va a prestar para ello, va a legalizar el narcotráfico, a eliminar la extradición, retomar las relaciones con Venezuela, y de paso conectarnos con un tubo para que nos suministren petróleo caro cuando la escasez de combustibles se materialice en nuestro país por las medidas que muy seguramente va a tomar el mandatario electo, importar médicos cubanos, acercarse a Irán, Siria, Rusia, China, Corea del Norte y alejarse de Israel y obviamente de Estados Unidos y sus socios estratégicos.

      No hay otra alternativa, no hay soluciones concertadas con el nuevo gobierno ni sus testaferros en el Congreso, porque no lo van a permitir.

       Los comunistas no conciertan, imponen a cualquier precio así sea a sangre y fuego sus políticas e ideología, ya lo hemos comprobado en carne propia con las Farc, Eln, Epl y M19, así como con los gobiernos de López Michelsen, Belisario Betancourt, Gaviria, Samper y Santos.

         La única solución es el levantamiento del Constituyente Primario, en apoyo de la Fuerza Pública y la institucionalidad republicana. Ya los colombianos agotamos las demás alternativas.

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