Nuestro propósito superior: Unidos para ser más fuertes.
Artículos de opiniónPublicaciones

La educación integral y su cualificación para formar el ser ideal, desde la bioética

Hoy día, acorde con lo establecido por el Ministerio de Educación Nacional, en el contexto de la acreditación, la calidad debe interpretarse como un atributo y como una condición. Como atributo cuando se establece con base en factores y características muy exigentes y en procesos de evaluación rigurosos, especializados y sistemáticos que señalan una calidad en alto grado, de carácter excepcional y como condición cuando implica el cumplimiento de unos estándares mínimos de calidad certificados por medio de un registro calificado de carácter obligatorio, por un periodo de tiempo fijo.
El concepto de calidad de la educación históricamente ha variado de acuerdo con la época en la que ha sido evaluada. Su concepto se ha tomado del modelo de calidad en los resultados, de calidad del producto final, basado en términos de eficacia y eficiencia para medir el nivel de logro de objetivos, condicionada por diversos factores tanto internos como externos. La calidad de la educación está referida a la evaluación externa que implica un estudio para verificar el cumplimiento estricto de una serie de condiciones, características y factores, establecidos en normas y parámetros que exigen altos estándares de cumplimiento, por lo cual la calidad posee múltiples dimensiones, visiones e interpretaciones por la pertinencia e impacto en un entorno social específico y depende en gran medida de la responsabilidad, el compromiso y el liderazgo de los actores del sistema educativo, porque en sus manos está la formación ideal del ser humano.
Para fortalecer la calidad de la educación se debe considerar tanto la intervención institucional como la intervención pedagógica. La intervención institucional requiere de una eficaz gestión de trabajo educativo de quienes ocupan los altos niveles de dirección hasta quienes participan directamente en la planificación y desarrollo de la práctica educativa. La intervención pedagógica requiere de un análisis de la demanda del sistema educativo como sistema complejo que es, donde están interrelacionados los sistemas cultural, social, político y económico, además es importante tener en cuenta los contenidos programáticos de las áreas disciplinares, las condiciones, cualidades y calidades de los participantes directos en la práctica educativa, por un lado los estudiantes que aprenden y por el otro el profesor que enseña y por ende las estrategias didácticas implementadas para garantizar el aprendizaje con un alto nivel de logro de las competencias.
En referencia a la bioética (bios: vida y ethos: ética), inicialmente Fritz Jahr (1895 – 1953), considera “la bioética como la disciplina académica, un principio cultural y moral fundacional y una virtud, que busca reemplazar el imperativo categórico de Inmanuel Kant acotado en el año 1785, en su obra “Fundamentación de la Metafísica de las Costumbres” – mandamiento autónomo y autosuficiente, capaz de regir el comportamiento humano en todas sus manifestaciones, como ley ley universal moral. Es todo aquello que se impone sobre los demás porque es lo que “se debe hacer” con responsabilidad personal, sin pensar en el bien propio sino en el bien común- por el imperativo bioético de Fritz expresado en 1927 – resultado de una reflexión moral sobre las humanidades, que busca fortalecer la relación moral entre el ser humano y los demás seres humanos y no humanos-“, para encontrar un equilibrio entre los valores y los objetivos de vida de los seres vivientes en su lucha por sobrevivir y en sus necesidades de alimento,A la bioética, como ética de la vida, con carácter intra, trans y pluridisciplinario le corresponde definir e identificar los problemas con su complejidad en situaciones y escenarios diversos, para aceptarlos, tratarlos y solucionarlos, con responsabilidad social, lo que sería un aporte valioso de gran importancia y trascendencia para la construcción del ser humano ideal. Inicialmente del ser humano como persona de bien con principios y valores interiorizados en su pensar y actuar, en segundo lugar, de la educación, tanto en lo relacionado con el proceso de aprendizaje y sus teorías, como del acto educativo en si con sus actores ( estudiante, docente, directivo) y en tercer lugar de la sociedad como responsable histórica de la educación que debe ofrecer a la humanidad. o espacio y desarrollo, lo que implica que la obligación y la voluntad de vivir bien tienen que estar en equilibrio con el respeto por la vida y el esfuerzo de otros.
Un segundo autor, Van Rensselaer Potter (1911 – 2001), la considera como “la disciplina que estudia el mundo de los hechos de la ciencia y el mundo de los valores que rigen la ética del ser humano, frente a sus actos con los demás seres humanos, la vida animal y el medio ambiente”. Y como rama de la ética que es “la que provee los principios para la conducta más apropiada del ser humano respecto a la vida (humana y no humana, como la animal y vegetal, incluyendo el ambiente)”.
Como toda disciplina, la bioética tiene un objeto material y un objeto formal. El objeto material hace referencia a que estudia y el objeto formal bajo qué punto de vista se estudia. El objeto material estudia las acciones del hombre sobre la vida en general y el objeto formal las estudia desde la perspectiva ética. Si esas acciones son buenas y hacen al hombre mejor, o, por el contrario, le producen daño a él, a la humanidad y a las generaciones futuras.
Una de las finalidades de la bioética es encontrar criterios, normas o principios que guíen el obrar del hombre respecto a la vida y elaborar leyes adecuadas que permitan el desarrollo y progreso de la humanidad con beneficio colectivo, fundamentada en los principios de autonomía, beneficencia, maleficencia y justica. La autonomía como la capacidad para imponerse normas o reglas a uno mismo sin influencia ni presiones. La beneficencia como la obligación de actuar en beneficio de otros, promoviendo sus legítimos intereses y suprimiendo prejuicios. La no maleficencia como el abstenerse intencionadamente de realizar actos que puedan causar daño o perjudicar a otros. Y la justicia como el tratar a cada uno como corresponda con el fin de disminuir las situaciones de desigualdad.
Linares, M (2012, p. 8), expresa: “A partir de la sociedad del conocimiento se considera indispensable la integración a la vida universitaria de los temas que tocan constantemente la visión de la vida, en su espectro más completo de concepción y discusión actual. Desde el impacto tecno-científico, considerando planteamientos desde la filosofía de tipo axiológicos, epistemológicos y ontológicos para crear conocimiento nuevo a partir del devenir de la realidad y de su estudio” .
Las Instituciones de Educación Superior, como promotoras del desarrollo, la investigación e innovación, en concordancia con los avances de la ciencia, deben considerar la implementación, a través de una visión general integral, estrategias que contribuyan objetivamente a la formación integral profesional, con énfasis en el cuidado y sostenimiento de la vida, con responsabilidad ética, social y cultural. Es entonces la bioética, como disciplina académica compleja (sin ser la panacea), la que debe actuar e intervenir en la solución de problemas que impactan la vida y los procesos biológicos que la originan y sostienen, sin causar perjuicios a los otros iguales y el entorno en el cual sobreviven y al contrario deberá propender por la mejora sostenible de la calidad de vida en convivencia.
Algunas conclusiones iniciales, teniendo en cuenta todo lo anterior son:
El ser humano, como ser racional, desde la antigüedad ha sido el eje central de la sociedad sobre el cual se desarrolla y evoluciona; la familia ha sido la unidad básica de la sociedad; ambas familia y sociedad son las responsables de educar y formar los mejores seres humanos sensibles, comprensivos, reflexivos con pensamiento crítico constructivo, autónomos con libertad y responsabilidad para afrontar y salir avantes en un mundo tan complejo que se transforma a pasos agigantados por cuenta de la ciencias humanas y científicas. De ahí la gran responsabilidad.
La educación es intrinseca con el ser humano, a medida que evoluciona en su pensar, saber, hacer y actuar en comunidad, frente a los campos social, cultural, económico, político, entre otros, la educación evoluciona y se desarrolla, acorde con los avances de la ciencia, en pro del bienestar de la sociedad. Por ende, los sistemas educativos acompañados de modelos pedagógicos están obligados a desarrollarse y evolucionar, acorde con los avances de la ciencia y la tecnología, para suplir tanto las necesidades de la sociedad como del ser humano como persona, profesional, integrante de una familia, de una sociedad y por ende de una especie.
La calidad de la educación es un tema complejo de particular interés, no solo por lo que ésta representa para una sociedad, sino por las implicaciones que tiene la formación de nuevas generaciones de jóvenes, que exige de una reflexión permanente acerca de las necesidades educativas reales para un escenario con unas condiciones específicas y en un momento histórico determinado, a través de un proceso de aprendizaje – enseñanza – valoración que requiere de unas acciones concretas y efectivas, de una evaluación con acompañamiento, seguimiento y control permanente que facilite la toma de decisiones pertinentes, adecuadas y acertadas, que satisfagan las expectativas de los educandos.
A través de la historia, la ética se ha ocupado de la formación del ser humano como un ciudadano moral y responsable, formación basada en una serie de principios, valores y normas que le permiten desempeñarse de la mejor manera en sociedad, mientras que la bioética, en los últimos años, propone de una manera amplia, reflexiva y crítica atender las relaciones interpersonales y con los seres bióticos y abióticos, en diversos escenarios donde la educación tiene una gran responsabilidad para formar ciudadanos íntegros, no solo como profesionales de excelencia con visión de éxito, sino también ciudadanos comprometidos y emprendedores con responsabilidad social frente al desarrollo que exige la sociedad del conocimiento.
En la medida en que hay una mayor conciencia sobre la importancia de dar respuesta a las necesidades y expectativas de los estudiantes y de la comunidad, es prioritario tener en cuenta el entorno socioeconómico y cultural para mejorar la calidad de vida de las personas, promover la innovación para el logro de mejores procesos de aprendizaje y orientar nuevas formas de capacitación de los docentes, ampliar la cobertura como vía de mejoramiento de la calidad y de la capacidad de ampliar la oferta a quienes por una u otra razón no acceden o están fuera del sistema.

Este sitio web utiliza cookies. Puede ver aquí la política de cookies.    Más información
Privacidad