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¿Qué esperamos para protestar por todos los medios?

     Coronel Homero Herrera Leal

     Es de esperar que todos los colombianos especialmente los militares y policías activos, retirados y sus familias, estemos bastante preocupados por los discursos de Petro en las ceremonias de reconocimiento de tropas en la Escuela General Santander por la Policía Nacional y en la Escuela Militar de Cadetes General José María Córdova por parte de las Fuerzas Militares, discursos que dirigió aparentemente a los colombianos pero que es claro que su objetivo principal fueron todos los miembros de menor grado de la Fuerza Pública como suboficiales, soldados y policías, a quienes Petro considera el elemento clave para dirigir sus mensajes en un evidente intento de sembrar la cizaña entre los cuerpos de tropas y personal de policías para que en un momento dado incumplan las órdenes de sus superiores y se rebelen si los oficiales intentan desobedecer las órdenes del presidente o sencillamente dar un golpe de estado.

      Es un claro intento de destruir la monolítica unión interna y espíritu de cuerpo en nuestras instituciones armadas y enfrentarlas con el pueblo, olvidando que, en Colombia, las únicas instituciones que conviven con el pueblo y lo ayudan cotidianamente par aliviar sus afugias son los soldados y policías, ni siquiera los políticos ni la iglesia católica, y mucho menos el gobierno y demás poderes del Estado.

       La estrategia de Petro es blindar su gobernabilidad y garantizar la prolongación de su régimen que tiene proyectada al menos en tres períodos más con el apoyo de lo que los comunistas llaman las bases de los cuerpos armados en caso de emergencia en una emulación de las insurrecciones ocurridas en la Rusia zarista por parte de los cuerpos armados reales como las unidades de cosacos y la icónica rebelión del personal orgánico del acorzado Potemkin cuando estaba en su máximo hervor la Revolución Bolchevique en cabeza de Lenin, personaje que Petro quiere imitar convirtiendo a Colombia en una URSS pequeña.

     Por ello el nombramiento en varios ministerios como el de Defensa, Hacienda, Educación y Agricultura entre otros, así como en la DNI y DNP de unas figuras similares a los comisarios políticos soviéticos no para que cumplan las labores propias de los organismos en los que fueron nombrados sino para que principalmente blinden el régimen comunista que Petro quiere instaurar en Colombia y repitan en coro todas sus consignas pues todos los altos funcionarios nombrados son sencillamente títeres que deben moverse al son que les toque el titiritero como ya se vio en la caótica y corrupta alcaldía de Bogotá que encabezó. Por ello nombró en los organismos de inteligencia y protección a dos cómplices suyos en el narcoterrorista M19.

       Petro en su gigantesca anormalidad mental, su megalomanía, no se ha dado cuenta que la inmensa mayoría de los miembros de las Fuerzas Militares y Policía Nacional son rotundamente opuestos a todo aquello que signifique comunismo, izquierda, socialismo, políticos corruptos y grupos narcoterroristas, pues son los militares y policías, activos y retirados, quienes han sufrido las consecuencias de la salvaje agresión para defender al pueblo colombiano de las porquerías de los políticos y los grupos narcoterroristas.

        Petro no ha visitado nunca el Hospital Militar, el Hospital de la Policía Nacional, el Batallón de Sanidad Militar, para palpar de cerca la crueldad de las Farc, Eln, el Clan del Golfo y organizaciones criminales en general, a las que Petro acudió en busca de apoyo electoral en las cárceles colombianas por intermedio de su hermano, de políticos como Piedad Córdoba, así como por parte del hoy Comisionado de Paz.

       Pero lo anterior no quita lo cochina de la jugadita de Petro, pues está dando a entender que no le importa cuánta sangre se deba derramar en Colombia para lograr su objetivo de convertir a la Fuerza Pública en un elemento armado del régimen petrista y con ello poder eternizarse en el poder como en los países vecinos que ya cayeron en ese horripilante espiral. A Petro no le importa el pueblo colombiano, solo le importan sus ambiciones personales. Ya lo demostró cuando era un narcoterrorista, cuando fue alcalde de Bogotá y recientemente con los paros violentos que dirigió entre el 2019 y 2021.

       Los colombianos debemos reaccionar organizándonos en Comités de Defensa de la Democracia por cuadrantes, barrios, zonales, en las ciudades, departamentos y en todo el país para estar revisando las leyes y demás actos con que Petro y su banda nos están amenazando y las que muy seguramente van a tratar de sacar a toda velocidad con la herramienta ilegal del fast track que nos dejó el hampón de Santos y que Roy Barreras sabe manejar perfectamente pues recordemos que fue uno de los escuderos de Santos en el miserable y espurio negocio con los narcoterroristas de las Farc con el que agredieron a todos los colombianos.

       Debemos arreciar la campaña mediática de oposición a todas las arbitrariedades que va a cometer Petro en contra de todos los colombianos, incluyendo a los descerebrados que votaron por él.

         La oposición debe ser no solamente mediática y en las redes sociales, también debe ser presencial mediante marchas, plantones, paros y todas las demás herramientas permitidas por la ley, pues no podemos aparejarnos a los terroristas que destruyeron a Colombia dirigidos por Petro en los años 2019, 2020 y 2021, rechazando medidas que intentó tomar el gobierno de Duque y que paradójicamente hoy vemos con preocupación y con ira, que Petro las va a imponer, pero incrementadas.

       Nos están anunciando reforma del Esmad, cambiándole los colores de las tanquetas y uniformes y armándolos seguramente con ejemplares del programa de gobierno de Petro para convencer a los terroristas que las cosas son mejor dialogadas. El director de la Policía Nacional ya anunció junto con el ministro de Justicia, la suspensión de las fumigaciones y erradicación forzada mientras que ya se anuncia la legalización del narcotráfico.

      Van a desarmar a la población civil que va a quedar indefensa ante los embates del crimen organizado y de las innumerables bandas de atracadores venezolanos que asolan nuestras ciudades mientras que el pintoresco ministro de Justicia anuncia que hay que consensuar con los atracadores y pedirles amablemente que nos devuelvan los celulares u otras pertenencias hurtadas, para evitar que vayan a las cárceles.

       Y esperemos con que va a salir el ministro de Defensa respecto a las Fuerzas Militares, aunque ya se le están viendo las orejas al burro pues aparentemente en la Policía Nacional y Fuerzas Militares el ministro de Defensa suspendió los ascensos de oficiales y suboficiales, el pago de las primas de especialista y la de orden público pues para el gobierno ya no hay zonas en conflicto.

        La apatía de los pueblos es la herramienta con que los tiranos los azotan. Los colombianos somos diferentes a otros pueblos latinoamericanos, pero padecemos de una indiferencia genética que no hemos podido superar sino en contadas ocasiones como con la marcha en contra de los narcoterroristas de las FARC y el plebiscito rechazando el negocio Santos-Farc, aunque de poco sirvieron estos estallidos sociales, por lo que la próxima protesta verdaderamente popular, debe ser más contundente, con medidas que le peguen directamente a los intentos de Petro y sus acólitos de subyugar a Colombia y convertirla por obra y gracia de la obsecuencia del Congreso, las Altas Cortes y del Constituyente Primario, en otra Venezuela, Cuba o Ecuador a pasos agigantados.

        Es el momento que las asociaciones de retirados de las Fuerzas Militares y Policía Nacional comiencen a expresar su descontento y rechazo de las abusivas medidas con que el régimen nos quiere violentar. Así también el pueblo colombiano debe unirse solidariamente con activos y reservistas para cumplir con el mandato de la Carta Magna en defensa de la Constitución, la Democracia, la soberanía, las leyes y la estabilidad nacional ante los ataques de enemigos internos o externos, que, aunque los comunistas lo nieguen, en Colombia tenemos un enorme enemigo interno que propende por la destrucción del Estado colombiano.

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