Nuestro propósito superior: Unidos para ser más fuertes.
Artículos científicosPublicaciones

Economía Resiliente y de Bajo Carbono: El Eje Orientador de la Recuperación Económica

Además de una gigantesca crisis de salud pública, la pandemia del COVID-19 ha generado una profunda crisis económica y social.

El proceso de reactivación económica post pandemia presenta riesgos y potencialidades que deben ser considerados. Hay una necesidad de generación de empleos y crecimiento económico en niveles más acelerados para recuperar las pérdidas y reducir el sufrimiento social.
Cabe entonces preguntar cuáles son los sectores que deben ser priorizados en función de esos objetivos.

Por otro lado, una recuperación económica con los mismos efectos ambientales que teníamos antes de la pandemia nos conducirá a una profundización de la crisis climática e hídrica, con reflejos de largo plazo en nuestra capacidad de mantener el proceso económico saludable y productivo.
En otras palabras, estaríamos saliendo de una crisis para entrar en otra de carácter aún más global, de muchísimo más largo plazo y de impactos mucho más duraderos y perjudiciales. Luego, la recuperación económica debe centrarse en los sectores de
bajo carbono y que generen al mismo tiempo empleos y resiliencia ambiental, fortaleciendo la capacidad humana de generar prosperidad.
¿Cómo respondemos regionalmente a eses desafíos?
América Latina y el Caribe posee una parte significativa de la riqueza natural del planeta, siendo que su economía y sus exportaciones son ampliamente dependientes de esa base de recursos naturales.
Al mismo tiempo, el futuro de la economía regional y la capacidad de la región en lidiar con las desigualdades y con el crecimiento económico, dependerán no solo de la mantención de su conjunto de recursos naturales y servicios ambientales, sino también de la recuperación de la capacidad productiva de los recursos ya degradados, o sea, aumento de la resiliencia.
Políticas públicas efectivas de manejo de sectores económicos de bajo carbono serán, por lo tanto, clave para garantizar un nuevo ciclo de desarrollo, crecimiento y empleo en la región para la recuperación post pandemia.
Posiblemente, una de las principales conclusiones que podemos llegar para la adopción de un rumbo sostenible para el futuro de la economía es que la combinación y coordinación de instrumentos fiscales
es vital, en línea con la propuesta de un Gran Impulso por la Sostenibilidad defendido por la CEPAL.
Un conjunto de instrumentos ficales (desgravaciones fiscales, líneas de crédito alternativas para inversiones en cadenas productivas sostenibles, eliminación de subsidios perjudiciales, aplicación de tasas a procesos contaminantes y otros) que sea coordinado, sinérgico y coherente con un desarrollo sostenible, resultará, inevitablemente, en un ambiente de negocios en el cual las inversiones sostenibles prosperarán, generando un círculo virtuoso de crecimiento económico, ampliación de los empleos y transición hacia una matriz productiva de bajo carbono.
De esa manera, la generación de nuevos empleos e ingresos debe considerar procesos de producción y consumo más sostenibles, facilitando innovaciones en el ambiente urbano, promoviendo el mantenimiento de la capacidad productiva de sistemas agro/silvo/pastoriles y una fuerte transición hacia las energías renovables.
La estrategia de acción debe priorizar sectores que tienen posibilidad dediseminar impactos en la economía de manera sinérgica y que, por lo tanto, constituyen condiciones iniciales de avanzar/producir un gran impulso ambiental. La transición debe considerar una estrategia inicial con innovaciones en al menos tres grandes ejes de trabajo:
1 – Producción de energías limpias: transición energética
El aumento de la oferta de energías renovables no convencionales en la matriz energética es un fuerte inductor de cambios favorables a innovaciones y nuevos paquetes articulados de inversiones, contribuyendo a superar problemas de coordinación que frenan la absorción de tecnologías que transiten por sendas de bajo carbono.
Las energías renovables son fundamentales en el proceso de innovación tecnológica, en la generación de empleos, en el cambio de patrones de producción y consumo, reducción de emisiones y de la intensidad energética, conduciendo a un desacople entre el crecimiento económico y el uso de los recursos naturales.
2 – Desarrollo de los nexos entre agua/suelos/biodiversidad
La gestión eficiente de los nexos entre agua, suelos y biodiversidad deben encontrar expresión en una nueva ruralidad donde sistemas integrados agrosilvopastoriles promuevan nuevas formas de organización de las cadenas de valor asociadas a los recursos naturales (bio-cadenas) y la generación de flujos de economía circular.
La identificación/selección de las mejores estrategias de manejo de los paisajes permite el aumento de la productividad (animal y por área), menores huellas ambientales y la recuperación de áreas degradadas con emisiones negativas.
La conversión ambiental de la producción agropecuaria, por lo tanto, permite crear riqueza y empleo con una amplia distribución de beneficios económicos y sociales. La inversión en programas de empleo sinérgicos con la adaptación al cambio climático, como reforestación en zonas altas de cuencas y recuperación de manglares, por ejemplo, deben ser considerados.
3 – Sistemas de movilidad sostenibles
Las ciudades en América Latina y el Caribe, donde están aproximadamente 80% de la población, han promovido un gran impulso del automóvil, y, sin embargo, el sesgo hacia el transporte privado se ha vuelto crecientemente ineficiente desde todos los puntos de vista.
El continuo aumento del parque vehicular ha provocado la creciente congestión en las ciudades, aumentando el tiempo de traslado, el consumo energético, la contaminación atmosférica con consecuencias sobre mortalidad y morbilidad, reduciendo asimismo productividad y bienestar. Es fundamental percibir que un círculo vicioso de ineficiencias
económicas se ha creado por una movilidad ineficiente y avanzar hacia una movilidad sostenible es una avenida de oportunidades de innovación tecnológica, rediseño urbano y eficiencia productiva.
La experiencia internacional corriente en proyectos y estrategias de reactivación económica de bajo carbono, como respuesta a la necesidad de crecimiento económico post pandemia, debe ser analizada para efectos comparativos y utilización de posibles sinergias.
En ese sentido, algunas estrategias ya delineadas tienen fuerte relevancia por sus potencialidades de generar impactos positivos globales, entre ellas la de la Unión Europea – The European Green Deal, la de China – Civilización Ecológica China y la proposición de Corea del Sur – Green New Deal para Corea del Sur.
Esas propuestas, y aún otras en variados países, han sido mencionadas como el eje reorganizador de la economía post pandemia, la hoja de ruta para hacer que la economía sea sostenible. La estrategia fundamental es convertir los desafíos climáticos y ambientales en oportunidades de desarrollo, crecimiento y generación de empleos, promoviendo una transición justa e inclusiva. Las estrategias definen un conjunto de acciones para impulsar el uso eficiente de los recursos por medio de incentivos a una economía circular, detener el cambio climático, revertir la pérdida de biodiversidad y reducir la contaminación.
Describen las inversiones necesarias y los instrumentos de financiación disponibles, y explica cómo garantizar una transición justa e inclusiva. De la misma manera, América Latina y el Caribe tiene que apuntar hacia sus sectores prioritarios para fomentar una economía resiliente y de bajo carbono, reorientando en esa dirección sus inversiones, reglamentaciones presupuestos públicos y recursos privados.
A partir de ese análisis, y tomando en cuenta la realidad inmediata de la pandemia COVID-19, se necesitará planeamiento de la transición, promoviendo cambios progresivos de manera a superar las barreras iniciales, articular los actores fundamentales y crear círculos/flujos virtuosos con beneficios crecientes.
Algunas consideraciones acerca de la realidad asociadas a la pandemia COVID-19 nos ayudan a definir las estrategias de transición hacia una economía resiliente y de bajo carbono en ALC:
1) En la medida que las actividades económicas sean restablecidas, los patrones insostenibles anteriores podrán volver con más fuerza que antes, ya que existirá una fuerte presión social por la reactivación económica. Al mismo tiempo los stocks de petróleo están altos y sus precios muy bajos. La necesidad de resultados a corto plazo puede conducir a la utilización de combustibles fósiles como palanca inicial de reactivación económica.
2) En esa fase de la pandemia – fase de reactivación – la adopción de condicionalidades ambientales a los préstamos y financiamientos que van a ser generados, es fundamental. Sin condicionalidades específicas
se corre el riego de generar diversos “lock-in” de infraestructura que se prolongarán en el tiempo, impidiendo que la sociedad se prepare para las próximas crisis y para enfrentar la crisis climática, impidiendo que se generen los empleos y crecimiento necesarios para reducir los impactos sociales.
3) En el momento de la recuperación es necesario que haya proyectos maduros “bancables” por donde se pueda canalizar inversiones transformadoras apuntando las condicionalidades hacia una descarbonización de largo plazo. La no existencia de eses proyectos sería una gran barrera a la construcción de una economía de bajo carbono post pandemia, exigiendo, además de preparación, alineamiento con los acuerdos internacionales, como la Agenda 2030 y el Acuerdo de París.
Se concluye, por lo tanto, que una transición hacia una economía resiliente y de bajo carbono dependerá
      (1) de la habilidad y capacidad de inserción de los sectores estratégicos/prioritarios en los planes gubernamentales de financiación y préstamos concebidos por los gobiernos nacionales,
      (2) en las reglamentaciones para reorientar inversiones privadas y
      (3) en el comportamiento de la banca del desarrollo nacionales y regional. Hay que definir criterios ambientales – condicionalidades – asociados a los paquetes de préstamos y financiamientos como herramienta fundamental de promover un cambio en el proceso de producción evitando el agravamiento de la crisis ambiental en el momento de la recuperación económica post pandemia. La estrategia inicial debe contar con innovaciones en los tres grandes ejes de trabajo apuntados.

Cepal y economía en la pandemia

One thought on “Economía Resiliente y de Bajo Carbono: El Eje Orientador de la Recuperación Económica

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies. Puede ver aquí la política de cookies.    Más información
Privacidad