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Un vistazo al vecindario

Por Diego León Caicedo Muñoz

“La interpretación de nuestra realidad [latinoamericana] con esquemas ajenos, sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios”.

La Soledad de América Latina, Gabriel García Márquez.

La situación social actual de Latinoamérica es bastante compleja, en un nuevo informe anual, la CEPAL estima que el total de personas pobres ascendió a 209 millones de personas a finales del 2020, 22 millones más que el año anterior.  

Estimando una caída del PIB de -7,7%, la tasa de pobreza extrema se situó en 12,5% y la tasa de pobreza alcanzó el 33,7% de la población.

Estos niveles no se habían observado en los últimos 12 y 20 años, respectivamente, así como un empeoramiento de los índices de desigualdad y las tasas de ocupación y participación laboral, en parte por la pandemia del Covid-19, pero el mal ya venía en camino.

Como lo dice Francisco Luzón, no hay nada intelectualmente más peligroso que explicar un fenómeno complicado de forma sencilla.

La ONU a través del informe anual Panorama Social en América Latina 2020, señaló que la pandemia irrumpió en un escenario económico, social y político complejo, bajo crecimiento, aumento de la pobreza y crecientes tensiones sociales. De igual manera, coloca al desnudo las desigualdades estructurales que caracterizan las sociedades latinoamericanas, los niveles de informalidad y desprotección social

Se estima que en 2020 unos 491 millones de latinoamericanos vivían con ingresos hasta tres veces la línea de pobreza.

Alrededor de 59 millones de personas que en 2019 pertenecían a los estratos medios, experimentaron un proceso de movilidad económica descendiente. En contexto regresivo no existe un desarrollo social sólido a largo plazo, que transforme la estructura productiva y reoriente una política social.

Según la CEPAL, a nivel económico los rasgos estructurales comunes a este estilo son: la especialización internacional basada en recursos naturales, el dinamismo interno asentado en el consumo, los patrones de consumo imitativos, la orientación de la industrialización hacia el mercado interno junto a la desarticulación productiva, la debilidad tecnológica y la falta de competitividad internacional, la baja presencia del empresariado local en el proceso de acumulación y de progreso técnico, el protagonismo estatal y, finalmente, el dualismo agrario.

Las principales propuestas orientadas al desarrollo social a largo plazo pueden clasificarse en dos grandes tendencias: las centradas en torno a las consecuencias sociales de la transformación de la estructura productiva, promocionando la exportación y reduciendo la importación y las que sugieren una reorientación de la política social. En cuanto a la primera que genere una buena oferta de empleo progresivo, incluyendo al campo, que es el sector más marginado.

En cuanto a la orientación política, Latinoamérica es una región heterogénea, ya que los gobiernos siguen lineamientos que, en su gran mayoría nada tienen que ver con la región como tal, sino con las élites dominantes, tanto locales como extranjeras, con excepciones particulares que buscan desarrollar políticas autónomas.

Existen presiones al interior de los países, generadas por causas espurias: narcotráfico, corrupción, demandas insatisfechas, perspectivas ideológicas diferentes, que provocan una conflictividad inmanejable, (Luis Dallanegra Pedraza).

A nivel de insatisfacción de la población por el mal manejo de las instituciones estatales en el cumplimiento de la satisfacción de las necesidades, se vienen presentando protestas y manifestaciones, que han sido manipuladas por políticos que quieren implantar estructuras ideológicas diferentes.

En las protestas sociales se encontrarían actores externos que estarían conspirando contra la estabilidad política y la prosperidad que habría alcanzado la región al dejar atrás el ciclo de gobiernos progresistas anteriores.

Hay causas estructurales que son comunes al conjunto de la región, por supuesto, Colombia está incluida: altos niveles de desigualdad, con franjas de población vulnerables a las crisis económicas, como la clase media y baja, un generalizadomalestar en la democracia” que se concreta en una amplia crisis de representación política, de desafección ciudadana y de desconfianza en las instituciones y en las elites, corrupción y narcotráfico.

Como observamos, si bien es cierto hay heterogeneidad en ciertos aspectos, también es cierto la similitud en aspectos económicos, sociales y políticos, que hacen de Latinoamérica una región con bajos y medios ingresos dependiente de su economía primaria y no la tecnológica, con población en alto grado de vulnerabilidad, con patrones políticos empresariales, que se disputan la gobernanza de las naciones para imponer su ideología particular, pero con características peculiares en materia de corrupción e inercia para el manejo de las obligaciones.

Situación latinoamericana

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