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La Escuela de suboficiales combatió incursión terrorista del M-19 por el Putumayo en 1981

        En marzo de 1981, el grupo narcoterrorista M-19, intentó ingresar dos columnas armadas a Colombia. Una por el departamento de El Chocó y otra por el departamento de Putumayo.

Los dos grupos criminales venían de ser entrenados por la dictadura cubana, en técnicas de guerra revolucionaria, terrorismo urbano, secuestros, emboscadas y finanzas por medio del secuestro, la extorsión y el narcotráfico.

     La preparación de las dos cuadrillas de forajidos, fue financiada con los dólares que pagado a los capos del M-19, por la liberación de los diplomáticos que fueron secuestrados por una pandilla encabezada por Rosemberg Pabón en la sede de la embajada de la República Dominicana en Bogotá.

Producto de un pacto con el gobierno Turbay, los terroristas recibieron el dinero aportado por ONG´s internacionales y fueron enviados a la isla.

      La columna que intentó ingresar por el Putumayo fue detectada luego de que una patrulla descubriera en un retén en el departamento de Nariño, un cargamento de armas para los terroristas, que provenientes de Cuba se habían unido a unas estructuras rurales, organizadas previamente en los departamentos de Cauca, Nariño, Caquetá y Putumayo.

      De inmediato la Tercera Brigada, desplegó un amplio dispositivo táctico en la región indicada. Uno de los grupos del M-19 fue perseguido por el Grupo Cabal y el Batallón Boyacá, y el otro por compañías de alumnos de los cursos 26 y 27 de la Escuela de Suboficiales, que para esa época tenía su sede académica en la ciudad de Popayán, y era orgánica de la Unidad Operativa Mayor con sede en Cali.

     Fue una experiencia de estructuración militar, para los alumnos que se estaban formando como cabos segundos del Ejército. De la instrucción de patio y los ejercicios tácticos dentro de las extensas instalaciones de la Escuela Inocencio Chincá en la margen oriental del río Cauca, los próximos suboficiales, experimentaron por primera vez en sus carreras profesionales, situaciones reales de desorden público y violencia comunista, en zonas afectadas por la presencia de terroristas armados.

      Pese a la presión militar y a que varios de los cabecillas del M-19 entrenados en Cuba fueron capturados en territorio ecuatoriano, como consecuencia de una operación binacional, el 11 de marzo de 1981 al amanecer 60 terroristas encabezados por Jaime Bateman Cayón, atacaron la desguarnecida ciudad de Mocoa, hostigaron el cuartel de policía, profirieron arengas a los pobladores y se robaron el dinero de los campesinos en la Caja Agraria.

     De inmediato las compañías Santander y Córdoba del curso 26 fueron aerotransportadas a Puerto Asís-Putumayo y distribuidas en el área de operaciones, para realizar patrullaje ofensivo, inteligencia de combate y maniobras de presión y bloqueo en la región.

     Durante los tres meses que duró la participación de los alumnos del curso 26 en el área de combate, se presentaron tres situaciones resaltantes:

      A comienzos de abril de 1981, una contraguerrilla de la compañía Córdoba entró por asalto al campamento donde se refugiaba Jaime Bateman Cayón, quien escapó de la guarida descalzo y con ayuda de campesinos de la región huyó en una canoa hacia Ecuador.

     Luego de una paciente labor de inteligencia táctica con fuentes humanas, una semana después tropas de la compañía Santander, capturaron en el área rural de Villagarzón-Putumayo, a Nury Tique, una menor de edad, quien a sus escasos 15 años de edad era abusada sexualmente y usada como concubina del cabecilla Jaime Bateman. La captura de Nury se produjo en la finca de un concejal por el Partido Comunista, cómplice de los delincuentes.

      Los dos importantes golpes propiciados al M-19 por las tropas de la Escuela de Suboficiales Inocencio Chincá, aportaron valiosa información de interés para la inteligencia militar, y ayudaron al comando de la Tercera Brigada a planear y ejecutar operaciones exitosas en los meses venideros.

     El trágico lunar de la participación de los alumnos de la Escuela de Suboficiales en las operaciones contra el M-19 en el Putumayo, lo marcó el naufragio de una embarcación artesanal, en la que se movilizaban alumnos del cuarto pelotón de la compañía Santander, cuando efectuaban una incursión táctica nocturna para golpear un campamento del Eln.

   En el fatídico naufragio perecieron cuatro alumnos y dos suboficiales. Fue una jornada luctuosa y muy triste, para quienes estaban muy motivados para combatir contra los terroristas.

      La historia de la guerra que han librado las Fuerzas Militares y de Policía colombianas contra los terroristas de filiación comunista durante las últimas siete décadas, es una larga cadena de éxitos y fracasos operacionales, con muchas pérdidas de valiosas vidas en cumplimiento de misiones, siempre de vida o muerte.

      Esa es la verdadera historia del conflicto que algunos “intelectuales” ocultan, niegan, o tergiversan, con la circunstancia agravante que los medios de comunicación les sirven de micrófono.

     Por eso criminales con oscuros prontuarios son “doctores” y moralistas candidatos a la presidencia, el hampa fariana tiene congresistas, brazo armado y fuente financiera del narcotráfico, y los gestores de la teología de la liberación tienen su propio “ejército de liberación” dedicado a pedir el oro y el moro, en conversaciones manipuladas con impreparados delegados del gobierno nacional.

       La verdadera historia de la agresión comunista contra Colombia está por escribirse.

Ejército Nacional de Colombia

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