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El general José María Córdova, epónimo de arrojo, valor y patriotismo (Primera parte)

La Estrella (Antioquia), 02 de diciembre de 2023

        Teniente coronel (V.F.P.) Ramiro Saldaña Amézquita
    Los nueves de diciembre, celebramos el día de muestra arma de Infantería, propicio para enaltecer a los soldados de la divisa roja. Efemérides grande, fausta y memorable; 199 años de gloria legados a Colombia, con su “Paso de vencedores”.
    Figura cimera que, encarna el sacrificio de nuestra “Reina de las Armas”, mártir y héroe, es el general José María Córdova; por eso en este breve escrito presento una semblanza de su personalidad. Hablar del general José María Córdova es hablar de la Infantería Colombiana y hablar de esta Arma, es remitirnos al general.
Podrá haber diferentes interpretaciones sobre la personalidad de este prócer. Al final, La historia la escribimos entre todos.
     Por eso al abordar el tema de la vida de cualquier héroe, una de las principales dificultades es armonizar las diferentes visiones de los historiadores quienes, en unos casos, tienden a mitificar o en otros a no reconocer los méritos del personaje según inclinaciones, (las más veces, de tipo político), que imperen en uno u otro. He procurado ser lo más fiel en cuanto lo encontrado de su bibliografía y para tal afecto he tomado apuntes de diferentes textos a fin de evitar incurrir en parcialidades y describir a este patricio de la independencia en su versión de héroe y de simple humano.
    Sin más preámbulos:
     El general José María Córdova, (dicen), nació en Concepción (Antioquia), el 8 de septiembre de 1799. Hijo de Don Crisanto Córdova, y su señora Doña Pascuala Muñoz. Eran ellos, de puro linaje español, y se habían establecido en aquella aldea antioqueña a fin de trabajar en negocios de mina. Sin embargo, Rio negro lo reclama con insistencia como hijo suyo. Lo anterior se debe a que la localidad de Concepción, pertenecía antaño a la parroquia de Rionegro y se dice que el mismo Córdova se llamaba hijo de Rionegro.

           En sana lógica, (división administrativa o eclesiástica), al ser de Rionegro, no es negar ni puede negarse, ser de Concepción.
Sus primeros estudios los realizó en Rionegro en la escuela que dirigía Don Manuel Bravo, luego en un colegio al lado del sabio Caldas, a quien la guerra civil en días de” la Patria Boba”, hizo huir de la capital, estableciéndose en Antioquia a mediados de 1813.
     Sin exagerar atributos, exaltados con frecuencia por la fantasía popular y tomados por historiadores, se presenta un breve recuento de su vida. Juventud lozana, presencia bizarra, de carácter fogoso e indómita energía, sin disimular su vanidad, a fin de cuentas, humano, hicieron que Córdova, tuviera una fugaz carrera militar y en un sino doloroso que, al tronchar sus días, abrió un hondo surco en la memoria de la posteridad.
Córdova, participó en las campañas y batallas que dieron libertad a Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia al lado de los libertadores Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. “El gran mariscal de Ayacucho” y como corona después de treinta años de acciones y de glorias heroicas, murió sacrificado.
     A la edad de 15 años tuvo la fortuna de conseguir una beca para estudiar y ser Cadete de la Academia de Ingenieros Militares, primera de su género en el país bajo el “doctísimo” Comando del coronel y sabio Francisco José de Caldas. Luego de su formación colaboró con él y con el general francés, Emmanuel Roërgas de Serviez a la instrucción de oficiales y soldados para abrir operaciones en el sur de la Nueva Granada. Se contó entre las tropas del general Serviez, las que se unieron a las fuerzas del general José María Cabal, como conscripto cuando frisaba apenas los 16 años de edad. Allí su antiguo maestro el general Serviez, lo escogió como su edecán y le reconoció el título de subteniente de la Escuela Militar de Ingenieros.
     El 5 de julio de 1815 a orillas del río Palo y al lado de su valiente coterráneo Liborio Mejía, midió sus armas contra el español Aparicio Vidaurrázaga. Se le dio por muerto porque una bala le atravesó el sombrero. Después de ese combate fue ascendido al grado de teniente.
Acompañó en 1816  los generales Francisco de paula Santander y Emmanuel Roërgas de Serviez, a los llanos, en donde empezaron las ímprobas jornadas de la independencia.
     En Guayana vieja, año de 1817, Córdova conoció a Bolívar, quien, sabiendo de su valor, lo incorporó a su Estado Mayor después de ascenderlo al grado de capitán de Caballería, pues de él tenía el más elevado concepto. El último día de 1817, Córdova embarcó hacia el Orinoco para participar en las campañas venideras y en 1819, y marchando entre los primeros se incorporó a la Campaña Libertadora.
       Una vez organizado el Ejército en los llanos asumió la Jefatura del Estado Mayor de la División de retaguardia al iniciar el ascenso escabroso de los Andes y como tal, antes de cumplir los 20 años, actuó en las batallas del Pantano de Vargas y de Boyacá.
Sellada la libertad en la batalla de Boyacá, Bolívar le encomendó la delicada misión de desalojar a los españoles de sus provincias de Antioquia que gemía bajo el puño de Carlos Tolrá.
En Chorros Blancos, entre Yarumal y Campamento el 12 de febrero de 1820 derrotó el fuerte realista asegurando la victoria contra Francisco Warleta. Éste, había sido designado por don Pablo Morillo, en 1816 para reconquistar la Provincia de Antioquia, y quien a finales de 1819 y principio de 1820, por orden del virrey Juan Sámano se apoderó de la población de Remedios.
      En donde Córdova, mostró su don natural en el arte de la Estrategia de la guerra, fue en las batallas de Pichincha y Ayacucho.
     Virtud, que Dios mediante, las veremos en la segunda parte.
      rsaldanaa@hotmail.com

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