Si quieres la paz y el desarrollo de Colombia, prepárate para la conducción política con estrategias análogas de guerra
Miércoles 29 de noviembre de 2021
Comentario editorial N° 9
Colombianos: Les habla Luis Alberto Villamarín Pulido
Era norma y referente para la seguridad del imperio romano, el concepto estratégico “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”.
También es sabido que en los momentos de suprema tribulación, los pueblos recurren a dios y a los Ejércitos.
Y en tercera medida, que como lo dijo Sun Tzu “la guerra es de vital importancia para el Estado; es el dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la pérdida del Imperio.
Son estas, tres consideraciones teóricas que clarifican pensamientos alrededor de las complejas soluciones a los problemas integrales de la interacción social, política, económica y cultural de los colombianos.
En el centro de la problemática y sus adecuadas respuestas, está la política interna y externa del Estado, la cual gravita sobre los programas ideológicos, organizativos, estratégicos e identitarios que tengan los partidos políticos para robustecer y encauzar la institucionalidad.
Cuando fallan los partidos, se afectan la democracia, el sistema republicano y sus instituciones.
Para no caer en abismos que retardan el progreso de los pueblos, los partidos políticos requieren estrategas-estadistas en todos los niveles de la praxis de administración pública, no candidatos egocéntricos y caudillistas, pues la tarea es construir, desarrollar y llevar a feliz término, estrategias y tácticas atadas a programas de gobierno, que como en la guerra apunten todo o casi todo a los objetivos principales, que construyan la mística indoblegable de sus soldados que sería la cultura organizacional de su militancia, y la claridad anticipativa de sus generales, que serían las operaciones con base en profundos análisis de inteligencia.
En síntesis, solamente un partido político serio, estructurado, con objetivos, con estrategias y estrategas y con visión prospectiva de país, puede llevarnos a la paz con seguridad, aplicando analogías de la conducción de la guerra en la dirección estructural de la política del Estado.
Conclusión: Todo o casi todo al objetivo principal. Nada o casi nada a los objetivos secundarios que distraen el esfuerzo principal de construir un proyecto político transformador.
Manos a la obra
Les habló Luis Alberto Villamarín Pulido.
