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Dos referentes de liderazgo para construir un proyecto político transformador en Colombia

Lunes 18 de diciembre de 2023

    Editorial N° 20

    Colombianos, les habla Luis Alberto Villamarín Pulido

    Inquinas, rencores, envidias, pasiones por incapacidad, bajezas morales, componendas, intrigas y muchas otras pandemias, asedian desde siempre la dinámica política colombiana. Debemos superar ese escollo.

    Dos sucesos históricos, podrían ayudarnos a encontrar la senda de la corrección

    Agobiado por enfermedades, odio de inferiores a él, como suele suceder con envidiosos e incapaces, hace 193 años, el 17 de diciembre de 1830, el Libertador Simón Bolívar expiró el último aliento en Santa Marta. Siete días antes del fallecimiento dictó su última proclama.

    Víctima de perseguidores, su alma grande perdonó a quienes hollaron su reputación y amor a la libertad, llevándolo al sepulcro.

     Dijo:

    No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia; todos deben trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos, obedeciendo al actual gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando sus espadas en defensa de las garantías sociales.

   Dos siglos después Colombia y el continente continuamos enfrascados en disputas similares. No obstante, los pueblos carentes del poder de ególatras dirigentes políticos, expresan en las urnas su anhelo de integración y soluciones de conjunto, pero lo impiden, la carencia de proyectos político-estratégicos serios de gobernantes y legisladores.

    Ayer Chile dijo no a la reforma constitucional impulsada con la destrucción del país por comunistas acomplejados, dos costosos plebiscitos, polarizaciones interminables, peligroso populismo izquierdista, tensiones en todo el hemisferio y mucho más.

    Infortunadamente, Colombia transita el mismo camino.

   Contradictorio: Ni en Colombia ni en Chile, intelectuales llenos de títulos, diplomas y pergaminos, han demostrado capacidades para liderar un proyecto político estructural. Solo quejas, críticas insulsas y hasta connivencias con gestores del caos por abyectos intereses contractuales.

     Colombia necesita líderes que lean estratégicamente el entorno integral, visualicen las soluciones y hagan que estas sucedan. Críticos e intrigantes, son parte del problema no de la solución.

    La despedida de Simón Bolívar y el rechazo chileno a otro experimento populista, indican que el camino de solución es un partido político transformador.

Manos a la obra

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