El legado de Castro a Chávez se va imponer en Colombia
Por Diego León Caicedo Muñoz
“La gente de las Américas tiene derecho a la democracia y sus gobiernos tienen la obligación de promoverlo y defenderlo”, Barack Obama.
Para hablar de este tema es ineludible mencionar el Foro de Sao Paulo, organismo que rescató una ideología anacrónica y la reencauchó en Latinoamérica. Este foro fue constituido por iniciativa del presidente del Partido de los Trabajadores del Brasil, Lula Da Silva, y por recomendación de Fidel Castro en el año 1990, ante la caída del Muro de Berlín, la crisis ideológica y económica en la que se encontraban esas organizaciones políticas, los grupos guerrilleros y el restablecimiento del sistema capitalista luego de la Guerra Fría.
Más de 120 organizaciones políticas de Latinoamérica, Asia, Europa y África hacen parte de este foro, incluyendo en su momento bandas terroristas, como las Farc y el Eln. El 80% de los países latinoamericanos están siendo gobernados por miembros de este organismo. En estas naciones la democracia ha sido lacerada visiblemente, con indicadores como: el narcotráfico, el crimen organizado, la represión desmedida, la politización de la fuerza pública, la concentración del poder y el control del proceso electoral para perpetuarse en el trono.
Los movimientos de izquierda que hacen parte del Foro de Sao Paulo, sustentan su ideología en el marxismo, en la doctrina comunista y socialista, apoyados por el pensamiento y la palabra de Fidel Castro, quien después de estar moribundo políticamente, resurgió como el ave Fénix, gracias a la aparición en escena de Hugo Chávez, que no solamente apoyó a la isla económicamente, sino que ayudó a impulsar su ideología en Latinoamérica a través del mencionado organismo. Para darle un barniz más moderno a la corriente marxista, el dictador Chávez se apropió del pensamiento del Socialismo del Siglo XXI.
Según Antonio Gramcsi, “la mejor forma de construir un orden socialista no es por la vía revolucionaria violenta que promovían los marxistas leninistas, sino mediante una gradual y persistente transformación de las instituciones, ideas y valores que predominan una sociedad”.
¿Por qué hago alusión a toda esta perorata idealista? Porque le llegó el turno a Colombia. Bien es sabido la afinidad del presidente Gustavo Petro con el aludido Foro y su manual concebido de socialismo para Latinoamérica. A penas iniciando su gobierno, ya proclamó lo que los expertos esperaban, pero mucho más adelante, la conformación de un ejército de 100 mil integrantes de las bandas criminales, a los que denomina “jóvenes en paz”, para no llamarlos colectivos petristas.
El objetivo, para el público, es sacarlos de la delincuencia y darles estudio con presupuesto estatal. Parte del erario se destinará a subsidiar la guardia pretoriana del presidente con millonarias inversiones, que aumentarán el gasto fiscal. Este es el afán de aprobar tremenda reforma tributaria, que golpeará a los trabajadores en beneficio de los holgazanes.
Esta primera línea es la que va a defender a capa y espada al presidente cuando empiece a imponer el socialismo en nuestro país. Ante cualquier situación adversa a sus políticas que implique manifestaciones o movilizaciones, estos saldrán a neutralizar a los manifestantes con violencia, no olvidemos que son el producto de la desarticulación de organizaciones criminales. Este vademécum ya es conocido en otros países.
Me alineo con el maestro Facundo Cabrales: “si ya conozco el camino, por qué voy a andar acostado, si la libertad me gusta, para que voy a vivir de esclavo, no soy de aquí, ni soy de allá”. No he pertenecido, ni pertenezco a partido alguno, no soy de derecha, ni de izquierda, los extremos son nocivos para la democracia. Lo único que percibo es una sociedad con calidad de vida y unas instituciones democráticas sólidas conformadas por servidores públicos con vocación del servicio.
Así como realice en su debido momento críticas a los gobiernos considerados de derecha por el capitalismo a ultranza, hoy me corresponde reprochar y actuar para que un gobierno socialista no se desborde en totalitarismo y nos quite los derechos y libertades, que tanto valoramos.
Por otro lado, se esta haciendo efectivo lo que el presidente prometió en campaña y que después, ante las críticas se fue por entre las ramas. Ya hizo publicó que las cotizaciones de ahorro individual de los trabajadores pasarán a Colpensiones y con este dinero se financiará parte de los 500 mil pesos mensuales que les entregará a tres millones de adultos mayores, el resto de plata saldrá de las arcas del Estado. Estamos hablando de 1,5 billones al mes y 18 billones al año. Los problemas fiscales que traerá este sistema asistencialista y socialista en el futuro son enormes. Según los versados traería un déficit fiscal en los próximos 50 años de aproximadamente 407 billones de pesos. Así ninguna reforma tributaria por más fuerte que sea, soportará este gasto desmedido.
