Sin programa de gobierno claro, campaña electoral es demagogia, populismo, corrupción y politiquería
Martes 9 de enero de 2024
Editorial N° 29
Colombianos, les habla Luis Alberto Villamarín Pulido
Programa de gobierno es el instrumento técnico-político que recoge propuestas planteadas por candidatos a ciudadanos, en pos del desarrollo territorial durante ejercicio del cargo, fundamentado en tres principios básicos: articulación, viabilidad y coherencia.
Es realista, con análisis objetivos de problemas, conflictos y potencialidades de cada región, siempre ajustado a competencias y funciones que corresponden a cada nivel de gobierno
Vincula participación ciudadana en formulación y discusión durante el proceso electoral. Su estructura lógica, ordenada y estratégica gravita sobre acciones y metas por alcanzar durante cuatro años de gobierno.
Plantea soluciones transformadoras para poblaciones y territorios, atadas integralmente y en relación funcional con regiones vecinas, la Nación y el ámbito internacional. Es viable técnica y financieramente. Su visión incluyente, respeta derechos.
Por ninguna razón, sus propuestas discriminan personas. Es éticamente responsable con propuestas de cambio y promesas presentadas a consideración de los electores durante la campaña política. Aunque esas y otras normas legales, sociales, éticas y morales están escritas, la verdad, casi ningún candidato a cargos ejecutivos, las cumple en Colombia.
Usualmente, los planes de gobierno son elaborados por terceros ajenos a la campaña. No se socializan, pues a menudo ni el mismo candidato ni los electores conocen las normas que establecen tal obligación, ni hay entidades oficiales que lo hagan cumplir.
De remate, los candidatos son avalados, sin apego a la ideología, la identidad, la estrategia o la organización de un partido, porque simplemente, las colectividades carecen de ellas.
Durante periodos preelectorales, se habla hasta la saciedad de candidatos, de quien los avala sin importar antecedentes del grupo legitimador o del avalado, ni los programas que supuestamente tiene esa colectividad.
La mayor preocupación es la campaña electoral para ganar como sea. No el programa y por extensión, menos el beneficio comunitario, sino las ganancias particulares de candidatos y avaladores.
Maquiavélicamente, todo se vale en este esquema.
Sin programa de gobierno concreto, pululan demagogia, populismo, corrupción y politiquería.
La tarea inmediata construir un partido que erradique tan dañina práctica.
Manos a la obra,
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