¿Cambio de identidad nacional?
General (RA) Jaime Alfonso Lasprilla Villamizar
Excomandante del Ejercito Nacional
La identidad de un país se construye a través de elementos fundamentales que definen sus orígenes, historia, cultura, costumbres y aspiraciones entre otros, de donde se desprenden los conceptos de patria, Estado, nación, ciudadanía, libertad, soberanía, independencia, constitución.
Universalmente agrupados en sus relaciones de poder, su gobernabilidad y su fisonomía colectiva, pero también de manera figurada en la manifestación de sus efemérides, en sus símbolos y sobre todo en su legado a la posteridad.
Definir la celebración del día Nacional de la independencia en Colombia, como el 20 de Julio de 1810, en remembranza de la gestación de un proceso que se consolidó en la célebre Batalla de Boyacá del 7 de Agosto de 1819, con el tiempo ha tenido diferentes enfoques, concurrentes o contradictorios, vistos desde una esfera política, jurídica, histórica, cultural y hasta literaria que incluye la exaltación de grandes epopeyas de próceres y mártires, otros procesos de singular relevancia, la presencia y prevalencia de lucha de clases y en épocas recientes, intentar suplantar de manera abrupta esa dimensión ineludible de coincidencias y por supuesto de diversidades y diferencias de rasgos distintivos de la sociedad.
Deconstruir es el concepto estructural en el que, desde sectores ideológicos, políticos, jurídicos, sociales y de información radicales, apoyados en elementos armados, han pretendido en las últimas décadas generar un daño irreparable a nuestra identidad colectiva.
Los ámbitos familiares educativos, culturales, económicos, gubernamentales, de seguridad y defensa han sido vulnerados, intentando trastocar su pasado y su presente para proyectar un escenario futuro de inestabilidad en el que se manipulen las sensibilidades y estas sean instrumento para subvertir el orden.
Bolívar, Córdova, Nariño, Policarpa Salavarrieta, Sucre, figuras de la emancipación americana, entronizadas en el tiempo, fueron usurpadas para abanderar grupos en procesos de narco insurgencia, referentes modernos de socialismo, estrategias para la toma del poder por las armas, entre otros el Movimiento Bolivariano por una Nueva Colombia de las FARC, la Asamblea Nacional Popular del ELN y su influencia en la llamada “Primera Línea” a través del Frente Urbano Nacional, y otros conceptos como la retoma de Cundinamarca o la autodenominada Nueva Marquetalia que sin lugar a equivocaciones han sido el preambulo de la desmitificación de la historia, de los valores culturales y de la identidad nacional.
La glorificación tradicional de una fecha memorable para Colombia, como el 20 de Julio de 1810, el grito de independencia, sucedido en un contexto infinitamente diferente al actual, quienes amparados en el eufemismo de estallido social, que nada tiene que ver con las demandas legitimas de una sociedad, producto de determinadas condiciones sistémicas, no pueden pretender arrebatarla a la historia y acomodarla a intereses mezquinos desconociendo el valor y sacrificio de ciudadanos y soldados de ayer, de hoy y de siempre en cuyas espadas y fusiles ha estado y estará siempre la legitima defensa de la democracia y la vida de sus compatriotas, como su deber ineludible ante la posteridad.
La llamada protesta social pacífica no obstante tener carácter legítimo y estar protegida por el Estado a través sus Fuerzas Militares y Policía Nacional, no puede gozar de mayor relevancia y espacio que la celebración de un hecho que marcó el derrotero histórico de la nación, fue la antesala a la causa de independencia y contribuyó enormemente a moldear el futuro de la patria, entendiéndose esto para las generaciones actuales como un compromiso con el futuro y las sociedades venideras.
Que por sobre todas las amenazas y riesgos que se ciernen sobre Colombia hoy resuenen los tambores y el sonido de los clarines acompañen los recuerdos de aquellos pasajes de la historia y sus protagonistas que por más de dos siglos han congregado a un pueblo en cuyo pasado reposan los más caros ideales.
