Nuestro propósito superior: Unidos para ser más fuertes.
Artículos de opiniónPublicaciones

¿Ha conocido el mundo alguna vez la paz a escala global?

     Por Rosa Lía Medina de López

     El título de este escrito es la interesante pregunta que hace el Maestro Phillip Berg en su introducción a la edición especial para Colombia del ZOHAR – El Libro del Esplendor – de 1.800 páginas en su idioma original el arameo y 23 volúmenes de 450 páginas promedio en párrafos arameo-español, que además requiere de profundo estudio por muchos años para su comprensión total en su calidad de decodificador de la Torah, Ley o Pentateuco. No obstante, el mismo Maestro Berg a continuación da la siguiente respuesta: “Aun cuando algunas naciones o pueblos han disfrutado de períodos de tranquilidad y alegría, el mundo en su conjunto nunca ha existido sin guerra, hambre o epidemias. Por lo tanto, muchos de los que anhelaban encontrar la panacea que pudiera eliminar totalmente el caos, han abandonado la esperanza de hallarla porque sus conciencias no han podido lidiar con las infinitas formas individuales en que éste se presenta.”

     Sin embargo, en la poderosa y milenaria metodología para el Alma denominada KABBALAH, (en arameo recibir la luz) que fue de transmisión oral desde la creación del universo y de la humanidad misma, hasta la entrega en el Monte Sinai de la Ley, o código para el logro de la inmortalidad, y milenios más hasta su escritura fundamental para  El Libro del Esplendor, la explicación del origen del caos es increíblemente sencilla: cada problema ya sea de un ser humano o de una agrupación social, es el resultado directo de la ausencia de la Luz del Creador del Universo y por tanto la solución es restaurar esa energía en tales espacios.

     Entonces en ese proceso reside el remedio, pero también el gran problema; una vez restablecida la energía de la luz, la  oscuridad  desaparece inevitablemente, así de simple; ¿es esto demasiado bueno para ser cierto? Cuando las soluciones son demasiado simples o demasiado fáciles de comprender, la mayoría de los seres humanos se resisten con muy extraña fuerza a una diferente forma de pensamiento.

    Simplemente debemos aprender a reemplazar la palabra “caos” por el concepto de “oscuridad”, aceptar sin duda posible que ésta palabra significa simplemente la ausencia de luz y comprenderlo a través del más fácil ejemplo, iluminar una habitación oscura con solo el movimiento de un interruptor que permite conexión a la energía eléctrica que siempre está ahí aun cuando no la veamos con los ojos físicos; así de simple es también la obtención de la LUZ DE DIOS, si la solicitamos con certeza en la mente y en el corazón y conociendo por supuesto, que se trata del más alto y poderoso nivel de energía, que está en todo y en todas partes y que siempre está dispuesta para nuestras mejores intenciones y propósitos.

     Cuánto tiempo más vamos a necesitar para entender que las soluciones convencionales no funcionan para lograr el bienestar y la paz individual o global ?  Los problemas, el caos, no han dejado de existir a través de la historia conocida y probablemente no dejarán de existir bajo las condiciones actuales; las propuestas de solución no se han orientado hacia el tratamiento de las “causas”, porque solo se examinan y manejan los síntomas, los “efectos” personales o colectivos.

     En lugar de tratar cada uno de ese infinito número de problemas que demandan también infinito número de soluciones y generalmente también infinita cantidad de dinero y de otros recursos, debemos crear en nuestra mente una gran pantalla de oscuridad, lo que  es relativamente fácil,  donde proyectemos toda la problemática que conocemos y que nos afecta personal o colectivamente; sin embargo lo difícil empieza cuando pretendamos enfocar sobre esa oscura pantalla, un rayo de Luz que vaya desapareciendo la oscuridad evidente, y no obstante, ese es el principio a través del cual podremos eliminar para siempre todas las formas de caos sin tener que extralimitarnos en valiosos recursos de todo tipo.

      Solo debemos limpiar nuestras mentes de fanáticas creencias, llenar nuestro corazón de virginal amor incondicional, hacernos portadores y ejemplos de pureza y de orden, no rechazar soluciones sencillas y claras porque no vienen en empaques sofisticados y complejos, ni despreciar disciplinas y enseñanzas con historial de ya casi seis milenios;  ¿por qué nos preocupa tanto un “posible engaño” con la afirmación de que podemos lograr algo así como “la muerte de la muerte” y entonces ensayar a co-crear un universo sin fallas? Ciertamente no tenemos nada que perder y si muchísimo por ganar finalmente.

     “La misericordia y la Verdad se han reunido, la Justicia y la Paz se han besado, la verdad brota de la tierra, y la Justicia observa desde el cielo, también el Creador dará lo bueno, y nuestra tierra rendirá sus cosechas. (Salmos 85:11-13)”

      En su libro “Sobre la Paz Mundial” ( The Kabbalah Center 1062 Robertson Blvd Los Angeles CA 90003) el sabio y venerable Rav. Yehuda Ashlag dice: “Todo lo que existe en realidad sea bueno o malo – incluyendo lo más maligno y destructor del mundo – tiene derecho a existir, al grado que el destruirlo o eliminarlo completamente, está prohibido. Nuestro deber es solamente arreglarlo y guiarlo hacia la bondad porque aún una observación fortuita de cualquier clase sobre la Creación que está delante de nosotros, es bastante para inferir el elevado grado de perfección de Aquel que la creó.”

    Para complementar la lectura de este interesante artículo de la ingeniera Rosa Lía Medina, los invitamos a leer el seriado “El por qué de las situaciones caóticas individuales y colectivas (I), (II), y (III)

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies. Puede ver aquí la política de cookies.    Más información
Privacidad